CAPÍTULO
7: ¿Se puede?
Una
vez subidos en el barco, la marea comenzó a subir y el mar se
enfureció, las luces de aquel polvo espejo cubrieron toda la isla,
el capitán Mondragón puso rumbo hacia la siguiente isla espejismo.
Las Damas de la noche comenzaron a lanzar chorros de agua para apagar
las luces del polvo. La mar se encuentra enrabiada con la ira de las
damas nocturnas.
Dafne
se fue corriendo hacia su camarote y Uriel a la suya, yo me quedé en
proa viendo como se enfrentaban las damas de la noche con la isla.
Los caníbales comenzaron a hacer sus sacrificios a sus dioses
aquellas escenas en la orilla eran terribles. Veía como a una joven
la empalaban en aquella enorme estaca. La joven gritaba, i derramaba
lágrimas de dolor, sus gritos penetraban en mis oídos recorriendo
todo mi cuerpo. Aquellas imágenes eran terribles. Luego le abrían
el pecho para recoger su corazón i entregárselo a los dioses.
-Capitán..¿Cómo
es posible que la gente haga éste tipo de cosas?
-Mi
pequeño calamar eso no es nada para lo que he visto. Vente, túmbate
en la hamaca y contempla la luna, ésta noche es maravillosa y deja
de ver lo que esos caníbales hacen.
Le
hice caso, me alejé de las barandas del barco y me dirigí hacia el
interior, fui a visitar a Dafne y a Uriel.
Primero
fui al camarote de Uriel, y ahí estaba desnudo mirando por la
ventana, tumbado en su cama.
-Disculpa,
¿Se puede?
Uriel
se tapó corriendo pensando que era Dafne y dijo seguido un..
-Sí,
claro, pasa..
-Perdona,
por entrar así, ¿Qué hacías? Necesito hablar contigo..
-¡Ah!
Eres tú.. pasa, pasa.. ¿De qué quieres que hablemos?
-¿¡Estabas
desnudo!? Me ruboricé.
-Sí,
quería tomar la fresca desnudo. Me contestó sonrojado.
-Ok,
bueno, quería hablar contigo respecto a lo que ocurrió en la tarde.
-Lo
siento, no me apetece hablar de eso. Son cosas que pasan y ya.. no le
des más vueltas, cuando algo no tiene solución lo mejor es dejarlo
pasar..
-De
acuerdo, perdona, no era mi intención molestarte..
-¿No
te habrás molestado no?
-No..
tranquilo, será mejor que me vaya y así puedes estar tranquilo
haciendo lo que estabas haciendo. Perdona por molestarte..
-¡Anda
ya! Vente, túmbate a mi lado, disfrutemos los dos juntos de ésta
maravillosa noche. Me has despertado ahora no puedo dormir.
-¿Tumbarme
contigo?
-¿Qué
hay de malo? Te has bañado con Edgar.. te has acostado desnudo con
Edgar.. te has bañado desnudo y dormido con Dafne.. conmigo ¿no
creo que vaya a pasar nada no?
-No
es lo mismo Uriel..
-¿Por
qué no?
Me
agarró de la mano y caí encima de su pecho nuestros ojos quedaron
durante un rato mirándose, su mano rozó mi cara y mis labios.
-Creo
que será mejor que me marche no creo que esté bien ésto. No ahora
mismo.
-¡Víctor!
¡Vuelve aquí ahora mismo!
Salí
corriendo de su camarote, me sentía fatal conmigo mismo, no podía
creerme lo que había pasado. ¡Había intentado besarme! ¿Pero
quién se cree que soy?
-Desde
luego no entenderé nunca a éste hombre, aunque en verdad ha tenido
razón me he bañado y acostado desnudo con un hombre antes, con
Edgar.. pero no es lo mismo él es especial para mí. Pero lo de
acostarnos fue sin darnos cuenta no recuerdo qué ocurrió aquella
noche. Ahora lo extraño cómo estará mi pequeño ángel de luz.
Espero que se esté mejorando. Y Mery ¿dónde estará? Espero que te
encontremos pronto mi pequeña.
Comencé
a caminar por el pasillo del barco y me vi la puerta entreabierta del
camarote de Dafne y ahí estaba ella mirándose en el espejo con un
libro abierto, ¿Qué es lo que pondrá en ese libro y qué será lo
que tiene en las manos? Me pregunté. De pronto ella se giró y vino
corriendo hacia la puerta, yo salí corriendo para evitar que me
viera. Se asomó y no vio a nadie en el pasillo, cerró la puerta y
continuó haciendo lo que estaba haciendo.
-¿Qué
estaba haciendo? Ésta mujer no es normal, no está bien, o la tengo
todo el día encima o se esconde y no hay quien sepa nada de ella.
-¿Qué
te pasa pequeño calamar? Me preguntó el capitán.
-Nada,
sólo estoy pensando.
-De
acuerdo, voy a dormir un rato pues está apunto de amanecer y tengo
que descansar un rato.
-Descansa.
Le dije con tono apagado.
Decidí
irme al baño del barco a darme una ducha fresca pues el sueño se me
había quitado con tanto ajetreo.
Mientras
me quitaba la ropa delante del espejo, noté otra vez aquella extraña
sensación, era como si fuera a pasar algo. Uriel se encontraba
detrás de la puerta mirándome, yo decidí meterme en el agua y me
puse a pensar en todo lo que estaba ocurriendo y había ocurrido.
Cerré los ojos y me sumergí en el agua durante un buen rato. Uriel
entró en el cuarto de baño y comenzó a desnudarse y se sentó en
el filo de la bañera quedándose un buen rato mirándome.
Al
abrir los ojos lo vi y salí del agua.
-¿Qué
estás haciendo aquí? ¿Qué haces desnudo?
-Perdona,
pensaba que no había nadie y decidí entrar.. pero al ver que
estabas pues decidí quedarme y mirarte un rato. ¿Te han dicho
alguna vez que tienes unos labios maravillosos?
-Gracias,
no nunca me lo han dicho. Eres el primero. Le dije sonrojado.
-Me
pareces un chico de lo más atractivo, el agua está en su punto
¿puedo meterme?
-gracias,
pero no creo que esté bien.
-Nunca
está bien, ¡mientras te lo pida yo!
Seguido
de pegar la voz se metió en la bañera y me agarró del cuello
hundiéndome en el agua.
-¡Socogroogoo!
Socofooroo! ¡Shkfo! Gritaba.
Estuvo
durante un buen rato metiéndome la cabeza bajo el agua.
-Me
las vas a pagar, para todo el mundo sí tienes buenas palabras y
buenos hechos pero ¡para mí no! Y.. ¿yo quién soy para ti? ¿Te
parece bonito que con Edgar hicieras maravillas y con Dafne fantasees
de esas maneras? Pobre Mery la pobre enamorada de ti y tú
montándotelo con todo el que se acerca a ti. Ten claro que ésto no
va acabar aquí, no pienso tolerar ni una más, acabando contigo todo
cesará.
Comencé
a sentirme debilitado, los ojos se me cerraban, había tragado mucha
agua. En ese momento Pasó Dafne por el pasillo y escuchó a Uriel
pegando voces en el cuarto de baño. Entró y lo sacó de la bañera
agarrándolo y tirándolo al suelo.
-¿Se
puede saber qué estás haciendo? ¿Estás loco?
-¡Tú
sí que estás loca maldita!
-Haz
el favor de irte del cuarto de baño ahora mismo si no quieres que
llame al capitán Mondragón.
Uriel
se marchó diciendo unas palabras amenazantes: -Juro que me las
pagaréis, ¡ya vendrás a por mí Víctor cuando te des cuenta de
todo! ¡En ese momento ya será tarde!
Dafne
me sacó de la bañera e intentó reanimarme, comenzó a hacerme el
boca a boca y empecé a escupir agua.
-¿Qué
ha pasado? ¿Qué le pasa a Uriel? ¿Por qué me atacó de esas
maneras?
-Tranquilo
Víctor no tengas miedo, siempre tengo que ser yo la que te salve, no
te puedo dejar solo, y siempre te pillo en el agua. No sé como te
las apañas. Me dijo mientras me sonreía y acariciaba la cara.
-Es
verdad, siempre estás ahí cuando más lo necesito. Gracias.
-No
las des, y bueno ve a tu camarote pues debes de estar cansado.
Se
marchó a la popa del barco y se puso a contemplar el mar.
Aprovechando
que Dafne no estaba me sequé y me puse una bata. Miré bien por el
pasillo para ver si había alguien y me fui corriendo al camarote de
Dafne, necesitaba saber qué es lo que escondía.
Una
vez ahí dentro, noté una sensación de lo más extraña. Pues me
sentía observado, cerré la puerta y me puse a mirar el camarote, en
él había un montón de fotos mías pegadas en la pared.
-¿Qué
es ésto? Me decía asombrado. ¿Qué son todas éstas fotos? ¿y
éste altar?
Me
acerqué al espejo y pude ver el libro, junto a él había sangre y
un trozo de melena blanca. ¿Qué es todo ésto? Noté en ese momento
como si alguien se acercara por el pasillo, intenté ponerlo todo en
su sitio y me escondí al ver que la puerta se abría.
-¡Mierda,
mierda, mierda mil veces mierda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario