-->
CAPÍTULO
29: ALGO VIENE DE CAMINO.
Querido diario hoy hace
ya dos semanas desde que ocurrió aquel horrible suceso. Aún no
puedo hacerme una idea de cómo fue posible que ocurriera. ¿Por qué
se las llevó a ellas y no a mí? ¿Por qué hizo lo que hizo? ¿Quién
es esa mujer? ¿tengo tantas dudas sobrevolando mi cabeza, que no soy
capaz de razonar bien. Aquí me encuentro, escribiendo en mi diario
como antaño. Pero hoy voy a escribir otro gran acontecimiento, hoy
por fin me quito las cadenas que me unen a Mery. Por fin ha llegado
el gran día, el día del divorcio. Tengo que reconocer, que bueno,
la pobre parece haber entrado en razón y sobretodo parece haber
aprendido la lección. Se comporta diferente, incluso se lleva mejor
con Dafne cosa que tanto la una como la otra nunca ha sido posible
esa relación y ahora se las ve muy unidas. ¿Me pregunto qué habrá
ocurrido para que haya ocurrido ese milagro? Cuando le conté lo
ocurrido con nuestras hijas, se hundió más aún y se tiró tres
días encerrada en el dormitorio de nuestras hijas. No quiso comer,
ni quiso salir a que le diera el sol. Sólo se escondió bajo la
sombra que se ocultaba en aquella tétrica habitación. Durante los
tres días en los que Mery se tiró escondida y sin dar apenas
señales, nos pusimos a reformar un poco la casa. Yo no me podía
hacer la idea de tener un gran caserón como éste. Así que decidí
hacer obras, reformar la casa, cambiarla, pintarla. Tenía que
mantener la mente ocupada para que no me vinieran los malos
recuerdos. Empapelamos las habitaciones, pusimos moquetas, madera,
recolocamos los muebles de formas diferentes. No digo que no me
gustara el cambio que hizo Mery, pero la verdad había sido muy
radical en cuanto a la decoración. Yo estaba acostumbrado a mi
antigua casa. Una casa empapelada en madera, con tonalidades malva,
azul obscuro, marrones, verdes obscuros y plateados. Con sus moquetas
y sus alfombras. Aún mantenía mis gustos por la moda clásica. Nos
pusimos al día en cuanto a todo lo ocurrido en los días que no
vivieron aquí. Yo les comenté mi gran recuperación, y mis pequeños
enfrentamientos entre tía Dorothy, Emily y Uriel. Uriel no quiso
hablar mucho sobre lo que estaba haciendo arriba. La verdad es que
dan ganas de subir y entrar, pero por respeto, no lo hice. Edgar nos
enseñó sus cicatrices y todo lo que había sufrido, la verdad es
que me duele ver que todo fue ocasionado por mi culpa. Nunca quise
que sufriera de esa manera, pero debía entender que no estaba
preparado para ver lo que vi aquella horrible noche. Y bueno qué
decir de lo que nos contó después... Parecía haber vivido una
macroogía homosexual en aquel extraño lugar. Creo que eran los
alienígenas, ya que su descripción se parecía mucho a la que vi
aquella noche en la playa. Pero bueno.. la ropa me dejó un poco...
confuso. Nunca imaginé que tras esas ceñidas vestimentas y tras
aquella apariencia escondieran esos esculturales cuerpos de dioses.
Hay que reconocer que saben cuidarse bien ahí arriba. Me
pregunto.. ¿Qué harán y sobre todo cómo será aquello? Algún día
supongo que lo descubriré, soy una persona que le encanta saber cada
día más y conocer nuevas cosas. Así que me pondré más adelante a
investigar y estudiar sobre esa civilización. Dafne nos contó lo
que ocurrió en su regreso a Atledia y bueno... no puedo sorprenderme
más de lo que vi en aquella noche. Tras lo que vi ésto me pareció
poco. Pero la madre daba susto, cómo podía ser posible que hubiera
tenido que soportar eso. Era una malvada mujer, que se escondía bajo
una piel de cordero hermoso. Sin lugar a duda es toda una bruja,
nunca mejor dicho. Matar a su propio padre por no tener poder ni
dinero. Y luego importarle lo más mínimo que su hija en antaño
matara a su propio marido. Ahora ella se hizo con todo el poder y
quería más y más. Me parecía excesivo la forma de atacar a su
propia hija. Pero no me sorprende que la tratara así, teniendo ese
corazón tan obscuro. Lo que sí me ha llamado la atención, ha sido
la conexión que tuvo con lo que ocurrió aquí. Algo me dice que las
maldiciones que lanzó tuvieron algo que ver... Algo me lo dice, esa
intuición nunca me falla y sé calar algo cuando se me pone delante.
A Uriel no parecía gustarle mucho la idea de que Dafne se me
acercara ahora mucho. Parece como entrarle celos ya que paso menos
tiempo con él, y no es porque yo quiera. Si no porque en parte, él
se aleja de mí. No quiero volver a perderle, cuando estoy con él me
siento lleno y el vacío que vivía en mi pecho se sentía lleno con
tenerle a mi lado. Ahora que Dafne y Edgar han vuelto todo ha
cambiado, y por ahora parece que va bien. Después de pasar los tres
días, Mery salió de la habitación de las pequeñas y continuamos
las reformas en esa habitación. La pintamos con tonalidades claras y
abrimos una gran ventana y colocamos unas grandes cortinas. Algunas
veces solía ir a la habitación para sentirme cerca de ellas. Su
perfume, su voz, su aroma, sus latidos, sus risas. Parecían aún
vivir en la habitación, y caía al suelo intentando recordarlas
jugar. Hice que tiraran las muñecas de porcelana y los payasos,
nunca me gustaron y me daban fobia. Los hice que los tiraran bien
lejos para que nunca volviera a verlos. El juego de té lo reconstruí
y lo coloqué en un mueble para no olvidarme de ellas. Era su juego
favorito y el que las llevó a la muerte. La relación de Mery y
Dafne empezó a funcionar como por arte de magia. Se me hacía raro
verlas a las dos reír y comentar las cosas. Mery nos contó que la
echaron de la empresa a patadas, y que se quedó en la calle
viviendo, comiendo lo que encontraba por los cubos de basura. Que la
golpeaban y la trataban como una cualquiera. Me dio pena, pero en
verdad, algo me decía que era algo merecido por todo lo que hizo.
Muchas personas reciben el daño de diferentes formas y ésta recibió su escarmiento así. Bueno, será mejor que me termine de arreglar
porque me debo marchar ya a firmar los papeles del divorcio.
-¿Nos vamos? Le dije a
Mery mientras cogía mi chaqueta del perchero.
-Sí, vamos. Decía desde
el salón.
-Tened cuidado. Nos decía
Dorothy mientras nos besaba en la frente.
Nos marchamos al juzgado
y allí nos esperaba el abogado para firmar los papeles del divorcio.
Tras firmarlos nos dijo:
-Bueno, está todo listo.
Ahora ya sois libres de nuevo. Disfruten ésta nueva vida y ésta
nueva oportunidad que os da la vida.
¿Nueva oportunidad?
Interesante palabra.. La gente muere de sentido común con una
oportunidad perdida tras otra. La vida es el presente y el futuro no
existe. Debemos hacer que la vida arda siempre con la llama más intensa.
-Recordar, las
oportunidades sólo salen una vez en la vida. Disfruten del momento y
es el momento de cometer errores. Pero no tropiecen con piedras de
antaño.
-Gracias señor Steel. Le
decía mientras le estrechaba la mano.
Nos levantamos y nos
fuimos al coche. Nos acercamos a una pastelería y compramos una
pequeña bandeja de pasteles. Mery le apetecía celebrar el comienzo
de algo nuevo. Parece que no le da mucha importancia, creo que va a
ser cierto... que ha cambiado. Ya no parece actuar con despecho.
Bueno me alegra saber que todo va a cambiar.
En el recorrido a casa
nos encontramos a Alanis en una floristería, estaba comprando unas
macetas para su nueva casa. Decidí parar a saludarla. Iba acompañada
de un señor alto, vestido muy elegante, parecía tener mucho dinero.
-Hola, cuánto tiempo.
¿Qué tal? ¿Cómo va todo? Le dije. Buenos días señor...
-Stan, Leroy Stan. Me
decía estrechándome la mano.
-Estabamos comprando
flores para la casa. Queríamos darle más vida y como a ambos nos
gusta la naturaleza quisimos darle ese tono que le faltaba. Sonreía.
-Nosotros acabamos de
salir de comprar y nos íbamos para casa. Que gusto me da el volver a
verte. Se te ve muy bien y me alegro que así sea.
-Gracias, igualmente. Veo
que ya te has recuperado del todo y eso me llena de felicidad. Se te
veía muy mal la última vez que nos vimos. Pero por suerte todo ha
pasado. Me enteré de lo ocurrido con tus hijas, siento el no haber
podido asistir al entierro. Y siento mucho lo ocurrido.
-No pasa nada, tranquila.
Lo estamos sobrellevando. Debemos marcharnos en casa nos esperan.
Espero volver a vernos. Un saludo y un placer señor Stan.
Nos fuimos al coche y
marchamos a casa. Al llegar a casa todo parecía tan normal, se me
hacía raro pensar que ya todo el mal había acabado y que todos
éramos una gran familia. Le mesa estaba preparada todos en la mesa
sentados para comer. Todos menos Akalis y Selenia, mis pequeñas. Sus
asientos han quedado vacíos para siempre.
-No estés triste Víctor.
Debes de superarlo y ya.
-No me digas lo que debo
de hacer. Nunca sabrás lo que es perder dos hijas.
-Tampoco te pongas así,
tú tampoco sabes lo que es perder una madre.
El silencio conquistó la
habitación, todos miraban a Dafne, me miraron a mí y acto seguido
me levanté y me marché.
-Dafne, te has pasado con
eso. Parece mentira que no sepas que él es huérfano y que ha
perdido a su madre y a su padre. Tú eres una asesina y has matado a
ambos padres. Delito es el que tienes tú. Decía Edgar levantándose
de la mesa.
-No cambias, ¿para qué
hacerlo? Decía Uriel mientras se levantaba y seguía a Edgar a mi
habitación.
-No eres quien para decir
eso Dafne. Yo era la madre, y me duele oír eso, yo también he
perdido una madre y no voy a restregarlo por ahí. Decía Mery.
-Lo siento, no había
sido mi intención. Me salió. Fue un impulso. Respondía Dafne con
la cabeza agachada.
Dorothy y Emily preferían
mantenerse al margen y no comentar. Edgar y Uriel entraron a la
habitación y me encontraron tirado en la cama llorando.
-Tranquilo Víctor. No le
des importancia a lo que la loca ésta te diga. Decía Edgar.
-Si le haces caso a todo
lo que te dice, te va a llevar por el mal camino. Recuerda quien es,
y todo lo que ha hecho en éstos años. Decía Uriel.
-Lo sé, pero me ha
afectado. Me encuentro sensible, una muerte no se supera así sin
más. Todo va cambiando cada día y cada día se me hace más difícil
superar la gran pérdida. Es como si te arrebataran un órgano
importante del cuerpo, y a cuál más importante. Respondí.
-Cálmate, todo va a ir a
mejor, ya has recuperado gran parte de la memoria que necesitabas.
Has recuperado tu poder, ahora debes centrarte en superar éste bache
que la vida te ha puesto en tu camino. No te detengas en ésta piedra
sin sentido. No le des importancia. Sólo quiere captar tu atención
y ¿cómo? Metiendo el dedo donde más duele. No sabe moverse por sí
misma. Sólo sabe tocar fondo y meter la mata. Decía Edgar.
-Bueno.. dejemos el tema.
No tengo ganas de pensar más en ella. Desde que ha aparecido de
nuevo, todo ha cambiado. Nada es igual, y justo apareció en el
momento más inoportuno. De no haber aparecido quizá mis hijas
hubiera sobrevivido. Dije agachando la cabeza.
-¿Se puede? Decía una
voz femenina detrás de la pared.
Un cierto aroma a mar
conquistaba la habitación, me relajaba ya que me recordaba a mi mar.
Pero me llenaba de ira el saber que ese olor pertenece a alguien que
no quiero ver cerca de mí.
-Dafne.. ¡lárgate! No
quiero hablar contigo.
-Víctor, lo siento no
debí decir eso. Perdóname. Me marcho, no voy a molestarte más.
Decía mientras cerraba la puerta.
-Mírala, se piensa que
un “lo siento” lo calma todo. Es muy simple ésta muchachita,
para ser princesa modales no tiene ninguno. Parece una vulgar pueblerina del barrio bajo. Decía Edgar.
-No la trates tampoco
así. Pero sí, tienes razón en lo del “lo siento”.
-Víctor, será mejor que
bajes y comas. No soportaría que te pusieras malo ahora. Me decía
Uriel mientras me cogía del brazo para levantarme.
-Chicos... me he acordado
cuando Dafne “murió” yo me tiré al vacío por salvarla. Y casi
muero en el acto. No lo hice por amor, lo hice por amor a la amistad.
-Lo sé pequeño, lo
sabemos. Eres muy noble, mas primero das todo por los demás sin
dejar nada para ti. Está mal hecho, pero es una buena acción. Ella
se la ve al revés. Piensa más en ella, sólo hay que ver como te
mira. Es como si necesitara de ti para sobrevivir. Decía Uriel.
-Yo también me he dado
cuenta de ello. Y tengo miedo de que eso pueda crearte algún mal.
Todo ha ocurrido muy raro. El destino sabe jugar sus cartas, nos pone
a ciertas personas en nuestro camino por algo. Nos las quita por algo
y algunas veces nos las vuelve poner por algo. Y ésta vez... ¿Por
qué la habrá puesto aquí? Sinceramente, no me trae buena vibra..
Siempre la defendí.. aunque al principio dudé de ella.. Pero eso de
matar a sus padres... no sé... me escama mucho. Una asesina no sé
si merece la pena..
Decía Edgar en tono
pensativo.
-¿Qué quieres decir? Le
respondí.
-Pues eso, que parece
como si quisiera engatusarte y llevarte consigo. Esa maldición
tendrá algo que ver. No sé, pero mi intuición no suele fallar.
Respondía Edgar.
-Tienes razón Edgar.
Tienes mucha razón, ésta muchacha esconde algo. Y no lo deja ver.
Piensa y actúa como si te tuviera en la mano siempre. Pero cuando la
largaste de tu casa. Vio que era imposible, que se le había ido de
las manos. Su impulsividad puede con ella y es su fallo. Debería de
corregirlo, debería de ser más normal como ella dice ser.. Pero de
normal bien poco... Porque no estuvo bien nada de lo que ha hecho. Y
encima.. contar que mató a sus padres así con esa frialdad.. No
sé... eso una persona normal y cuerda no lo contaría por mucha
confianza que se tenga... ¿Sabes? Decía Uriel.
-Tienes razón, habla
muchas veces por hablar. Es como si necesitara que le hiciéramos
caso. Un caso que en su casa nunca recibió Esa atención perdida
que buscó fuera y la encontró en la magia y a través de ella la ha
ido consiguiendo en beneficio propio.. Entiendo que el estar maldita
lleve sus consecuencias pero no está bien actuar como ella lo hace.
Hace bastante daño y no se da cuenta de ello. Sólo se aferra al
mañana sin pensar en el hoy y mucho menos en el ayer. Todo tiene un
karma y el suyo cuando venga... vendrá bien cargado. Dije.
-¡Ese es mi chico! Estás
volviendo a ser mi Víctor de siempre. Aquel chico que conocí por
casualidad o por destino. Me decía Edgar dándome un gran abrazo.
Bajamos al comedor y
continuamos la comida. Dafne no habló durante la comida, se mantuvo
distante y con la cabeza agachada. Tras acabar su plato se levantó y
retiró su plato, se dirigió hacia el salón y continuó cosiendo
algo que dejó semanas atrás.
-Víctor.. hemos estado
hablando con ella y parece arrepentida de todo lo que ha dicho. La
verdad es que creo que deberías de hablar con ella. Decía Mery.
-¿Mery? Me sorprendes.
Nunca pensé que la defendieras así.
-Una que cambia. Y ahora
somos amigas. Le he dado una oportunidad.
La palabra oportunidad es
la que más suena hoy parece ser... quizá debería de darle una
tercera oportunidad. Terminé de comer y me dirigí hacia el salón.
-¿Dafne podemos hablar?
Dije sentándome en el sillón.
-Claro Víctor. Dime..
¿En qué puedo ayudarte?
Ahí estaba, sentada en
el sillón. Cosiendo, tan atenta con su trabajo. La verdad es que
parecía tener mil caras. Mis ojos no dejaban de ver la mujer que un
día vi por primera vez. Una alta mujer delgada, pelirroja, con ojos
grandes y esmeraldas, piel pálida como la nieve y labios rojo
sangre. Sus manos grandes y finas y su enorme pecho resaltando
siempre en sus ropajes.
-Siento mi comportamiento
antes.
No lo siento en verdad,
pero alguien debe de dar el paso.
-Tranquilo no lo sientas.
Mis disculpas joven Víctor. Mas jamás podré perdonarme el haberte
tratado así. Y haber dicho semejantes palabras.
Habla diferente, algo ha
cambiado en ella. La miro a los ojos y parecen vacíos.
-¿Te ocurre algo?
-No, sólo estoy centrada
en mi trabajo. Me desahoga hacer ésto.
No parece querer hablar.
Será mejor que me marche. Yo hice mi trabajo.
-Espera Víctor. Decía
dejando su trabajo en un lateral.
Se levantó y se acercó
a mí. Ese movimiento de caderas era hechizante, magnético. Sus
pechos parecían salirse del vestido cuando caminaba. Estaba hermosa,
parecía toda princesa. Ese vestido de encaje le sentaba muy bien.
-¿Qué quieres?
-Siempre he querido hacer
ésto y espero que lo entiendas. Me decía mientras se acercaba a mis
labios.
No es posible, no, otra
vez no. Su lengua fue introducida en mi boca y mi lengua estaba
paralizada no sabía como actuar. De pronto las dos comenzaron a
danzar como serpientes. Mis ojos se cerraron y los suyos igual, mis
brazos parecían tener vida, la rodearon y la acercaron a mi pecho.
Nuestros latidos parecían latir al mismo compás. ¿Qué me está
pasando? ¿Por qué me vienen éste tipo de escenas a la cabeza?
Todos los recuerdos vividos con ella en sueños y en realidades
paseaban en mi cabeza. Siento como si estuviera levitando. ¿Qué me
está pasando? El tiempo parece no correr, el sonido de fondo ha
desaparecido. Sólo estamos ella y yo, los dos juntos solos en ésta
inmensa habitación. Sus manos se metían por mi camiseta y rozaban
mi espalda con movimientos ascendentes y descendentes. Abrí los ojos
y me alejé.
-Lo siento, no sé qué
ha pasado. Decía agachando la cabeza.
-Mis disculpas Dafne. Le
dije.
Me fui a la biblioteca y
comencé a leer un libro de los cientos que completaban las
estanterías. ¿Qué ha pasado? He sentido algo extraño. No sé por
qué ahora.
Pasaron los días y los
meses, las estaciones pasaban muy deprisa y todo parecía ir
cambiando. La obscuridad no parecía dar síntoma de vida. Eso me
alegraba, yo me centré en continuar una novela que comencé a
escribir en mis ratos libres. Las tardes las pasaba con Dafne, íbamos
a pasear en barca, tomar helado, la feria llegó y fuimos juntos. Nos
subimos en la noria, contemplamos la hermosa noche bajo el mar de
estrellas. Fuimos a la playa y nos bañamos como antaño.
Disfrutábamos como jóvenes quinceañeros. Todo parecía haber
cambiado entre los dos. Todos en la casa se dieron cuenta del gran
cambio que hubo entre ella y yo. Un gran vínculo y una gran fuerza
de energía corría por nuestras venas, todo lo hacíamos juntos. No
hacíamos nada sin que la otra lo supiera. Queríamos que todo fuera
perfecto. Hasta que un día...
-Nos casamos. Dije en voz
alta.
-¿Perdona? Decía Edgar
escupiendo la bebida.
-¿Estás de coña no?
Decía Uriel pidiendo otra ronda en aquel club.
-No, estoy enamorado de
verdad. Ha pasado casi un año y la verdad es que todo ha ido muy
bien. Y ambos estamos muy enamorados. Y vamos a casarnos.
-¿Cuándo os casáis?
Decía Edgar dándole un gran sorbo.
Parece no haberles
sentado muy bien la noticia. Me pregunto cómo les irá a ellas.
-Pues nos casamos en un
par de semanas. Todo ha sido así sin más. Rápido y directo.
-Enhorabuena hija. Todo
por vuestro bien. La verdad hacéis muy buena pareja. Decía Mery.
-Si los dos estáis
contentos y decididos a dar el paso. Adelante hija. Decía Dorothy.
-Os doy mi aprobación
pequeña. Decía Emily.
-¿Qué pasa hijos parece
como si os sentara mal? Dije.
-No es eso, sólo que nos
pilla de sorpresa. Aquí de fiesta, y tú nos vienes ahora con ésto..
parece que querías que estuviéramos borrachos para decirlo. Decía
Edgar.
-No, no era esa mi
intención. Pero bueno.. Dije mientras pedía unos chupitos.
-Tranquilo. Te doy mi
aprobación hermano. Decía Uriel mientras me pegaba en la cabeza un
leve coscorrón.
Hermano... que gran
cambio ha dado Uriel en éstos meses. Todo ha pasado rápido y la
unión se ha hecho más grande. La verdad es que ésto me empieza a
gustar, no tengo miedo a nada. Todo ha terminado ya, por fin. Soy el
hombre más feliz del mundo.
Al día siguiente
comenzamos a probarnos los trajes y a comprar las cosas para decorar
la iglesia. Queríamos que ésto fuera perfecto, y así sería.
Yo me fui con los chicos
a buscar un gran traje, era un día único y tenía que ser el mejor
traje que jamás se haya visto. Siempre quise casarme de blanco y así
fue. Me probé cientos de trajes de novio y al final me enamoré de
uno. Con corbata plateada y un bordado azul celeste. Era hermoso. Las
chicas estuvieron también buscando vestidos hasta que encontraron
unos perfectos para la ocasión. Una vez elegidos los trajes y
vestidos, tocaba la lista de invitados. Los regalos y la decoración
para la iglesia.
Los días iban pasando y
los ensayos cada vez salían mejor. Ya estaba todo casi listo. Sólo
faltaba poner la hora de entrega de las comidas. La ceremonia iba a
ser en casa, en el patio. No podía dejar de lado mi hermoso patio.
Tenía que lucirlo que para eso se gastó el dinero en construirlo
Y la verdad es que con las aves del paraíso, daba mucho glamour.
-Quiero que todo sea
perfecto chicas, la verdad es que nunca pensé que mi sueño se
hiciera realidad. Voy a casarme de verdad. Y lo mejor de todo es que
es con el hombre al que amo. Víctor por fin va a formar parte de mi
vida más a fondo.
-Todo sea por el bien. Mi
pequeña. Decía Mery.
-Lo amo, y él a mí
también. Lo supe desde aquel momento en el que nuestros corazones se
fusionaron.
-Lo sé. Mas puedo decir
que todo va a salir perfecto. Los dioses envidiarán éste gran día.
Decía Mery besándola en la mejilla izquierda.
A la noche siguiente
celebramos la despedida de solteros. Edgar y Uriel me llevaron a un
club nocturno en el cual hacían exciviciones eróticas. Las chicas y
los chicos iban casi desnudos por las salas. Parecía el paraíso del
sexo. No podía de dejar de mirar a todos lados. Era verdaderamente
hermoso aquello, y no sólo por los cuerpos esculturales de las
jóvenes y los jóvenes. Si no por el juego de música y luces que
decoraban y ambientaban la zona. Una de las bailarinas me vendó los
ojos y me sentó en la silla. Se sentó encima de mis piernas y
comenzó a cogerme las manos. Se las deslizó por su pecho y su
vientre, iban deslizándose lentamente hacia su entrepierna. Podía
sentir su humedad pedir a gritos que mi mano la penetrara. Un chico
por detrás me quitó la camisa y comenzó a deslizarme sus manos por
el pecho. Otro joven me echaba nata en la boca y una chica me metía
su lengua en mi boca para comer la nata que el chico anterior me
echó. Parecía una orgía llena de placeres ocultos. Me sentí vivo,
era una experiencia única e inigualable. Pero me parecía a poco,
quería más y más. Era como si ésta escena ya la hubiera vivido
antes en algún otro tiempo. ¿Pero cuándo? Edgar y Uriel no
dejaban de fotografiar y hablar del tema. Parecía gustarles verme en
esa situación mas podía notar que les gustaría estar aquí.
Dafne con las chicas
estuvieron en un boy's y éste se vestía y desvestía con uniformes.
Era un gordito chistoso, con pelos por todo el cuerpo. Finalmente se
quedó en tanga y se sentó encima de ella para que le hiciera una
cocktelera. En realidad le estaba masturabando más bien, pero no le
importó. Éste se giró y la besó. Ésta no se inmutó y se dejó
llevar, el alcohol había sobrepasado los límites. Cayó al suelo
mareada y su fiesta acabó con vomiteras. Al salir de la fiesta
nosotros íbamos de vuelta a casa y me pareció verla tirada en el
suelo vomitando en un callejón. Corrí hacia ella y la ayudé a
vomitar, le metí los dedos y me ensució todo el pantalón. No voy a
permitir que vuelva a beber como lo hizo ésta noche. Ésta mujer no
sabe beber, he de controlarle más éstas cosas.
-No vuelvas a beber más.
No digo de llegar yo y a saber qué hubiera pasado contigo. Vaya
susto que me has dado.
-Lo siento Víctor.
Perdóname.
Ésta pobre muchacha está
super ciega, será mejor que nos vayamos a casa. Ésto no va acabar
bien. Nos fuimos caminando a casa y una vez allí Dafne se acostó.
No quiso bañarse. Yo me bañé y dormí desnudo, esa noche hacía
mucha calor. A la mañana siguiente, Dafne sintió la gran resaca del
siglo. Parecía no haber aprendido aún que cuando se bebe hay que
controlarse, y no sobrepasar los límites. Yo bajé de lo más
normal, parecía que no había salido a beber, me encontraba super
bien y relajado. Comenzamos el desayuno y tras acabar me marché a
correr. Iba vestido con un chándal que me marcaba mucho el culito.
Éstos pantalones caídos me sentaban divinamente, incluso me
marcaban muy bien todas mis curvas. Corrí por el parque, por el
centro, por la montaña, la playa. Y mientras corría iba recordando
todos los momentos que había vivido en éstos últimos años. Todo
parecía mágico, como sacado de un cuento de hadas. La vida cambia
en cuestión de segundos, las oportunidades, sólo llegan una vez, es
mejor luchar por ellas y no dejarlas perder. Mañana iba a ser el
gran día, el día más importante de mi vida. El día de mi boda, y
aquí estoy recordando el pasado, como si fuera ayer. Aún no me hago
la idea de lo rápido que ha pasado el tiempo.
Al llegar a casa todo
parecía estar en calma, decidí ir al patio y colocar las cosas para
la ceremonia. Edgar salió junto con Uriel y Emily y me ayudaron a
colocar los manteles y las fundas para las sillas. Dorothy sacó la
mantelería que había quedado dentro y Dafne se quedó observando
desde la ventana de arriba. Yo la miraba y le sonría. Pobre, la
resaca ha de ser brutal. Lo estará pasando fatal. Pero le está bien
empleado.
-Ángel del amor, tú que
has dado el poder que tanto ansiaba, tú que me has coronado como la
reina. Cupido yo te llamo, necesito tu ayuda. Haz que el día de
mañana sea único e inigualable. Haz que nuestro amor florezca más
que una rosa. Que tenga más vida que los grandes y ancestrales
árboles mágicos.
Dafne pronunció el
hechizo del amor, ofreciéndole rosas color rosa a cupido. Se
encontraba con miedo de que algo saliera mal. No quería que éste
día fuera mal, porque si algo salía mal la maldición podría
acabar con ella. Había pasado ya mucho tiempo y se encontraba débil
y vacía. Poco a poco la iba consumiendo lentamente y necesitaba
casarse conmigo antes de la luna de sangre. La cual se estaba
acercando cada día más.
Tras acabar de decorar el
patio fuimos a comer, Dafne bajó y disfrutamos una gran comida
familiar. Como nunca antes la habíamos celebrado, por todo lo alto.
Brindamos por todos nosotros y porque ésta relación durara
eternamente.
Tras la comida, marchamos
a pasear por el parque central y vimos a los niños corretear, me
acordé de mis pequeñas. Ahora estarían muy grandes y hermosas como
ellas eran. Las echo de menos, pero no debo de hundirme. Mi boda está
a punto de llegar y debo mantenerme firme para no darle bajadas de
ánimo a mi futura esposa. La pobre se encontraba débil, el alcohol
le sentó fatal. Decidí volver a casa, no me gustaba verla mal.
Se acostó un rato y
nosotros nos quedamos en el salón durante un rato hablando sobre el
día de mañana.
-Bueno y ahora supongo
que.. ¿tendréis hijos no? Decía Mery.
-No estoy para eso
querida... Deberías de saberlo.
Parece no importarle la
pérdida de nuestras hijas. Que cambiada está.
-Sí, lo sé. Pero
recuerda, no debes de aferrarte a ese pasado. Debes continuar.
En eso tiene razón. Pero
no me gusta como lo dijo.
-Déjalo, ellos son
jóvenes aún. Decía Dorothy.
-Ahora vamos a brindar
por la futura pareja. Y por lo bien que lo van a pasar en su luna de
miel. Decía Edgar.
-¿Dónde vais? Decía
Emily.
-Vamos a ir a...
No habíamos pensado aún
donde ir. Ésto es lo que nos faltaba. ¿Dónde iremos? Nunca lo
habíamos pensado, ni hablado antes.
-No tenemos un sitio
concreto, quizá vayamos de un lado para otro. Conociendo mundo. Hay
muchos rincones en éste planeta que desconocemos y más desde que
ocurrió aquel suceso. Dije.
-Tienes razón, debéis
de viajar y conocer mundo. Pero tenéis que tener cuidado. Ahora
están todos los mundos unidos a éste y hay que tener cuidado. Decía
Emily.
-Bueno lo importante es
que lo paséis bien. Decía Dorothy.
Me encanta lo bien que me
tratan, ambas parecen ser mi madre. Tengo ganas de volverla a ver,
quisiera que mi madre estuviera éste día conmigo. La necesito, la
echo de menos. Para mí es muy importante que esté junto a mí.
A la mañana siguiente..
Querido diario hoy es
el día más importante de mi vida, hoy me caso por fin. Tras varios
meses, semanas y días de grandes acontecimientos, hoy por fin se me
apareció el amor para unirnos en sagrado matrimonio. Hoy el día
parece ser el perfecto para éste magnífico día. El sol se filtra
por los visillos de mi ventana, el aire juega con los visillos
simulando las olas. Los pájaros cantan en la ventana, las nubes no
parecen crear nublos en el cielo. Todo parece sacado de un cuento de
hadas. Aquí estoy, escribiendo mi última parte de éste pequeño y
gran recordador. Tú escondes mis mayores secretos, tú me conoces
mejor que nadie, me escuchas y me aconsejas qué debo de hacer y cómo
actuar en cada momento. Nunca te has separado de mí. Tengo tanto que
darte y no saber hacerlo.
En ese momento mientras
escribía una luz entró por la ventana más intensa que la anterior.
De ella salieron tres luces blancas que me cegaban.
-¡Pequeño calamar!
-¡Aden! Gritaba llorando
mientras corría a sus brazos.
-¡Ay! Mi pequeño,
cuánto tiempo y que gran día es el de hoy. Tengo que darte mi
felicitación y aprobación. Hoy es el día más importante y no he
podido permitir mi falta. Así que desde arriba he hecho un pacto
para aparecer. Deseo todo lo mejor para ti pequeño.
-Gracias Aden, cuanta
falta me hacía verte, se te echaba mucho de menos.
-Hola pequeño. Decía
una voz masculina.
Esa voz me sonaba, pero
no caía en qué. Tras la luz salió Balthor.
-¿Balthor? Dije
sorprendido.
-Hola pequeño, ¿qué
tal?
-¡Dios! Pero.. ¿Cómo
es posible?
-Contactos me hicieron
venir a éste día. No puedo faltar, has formado parte de un gran
viaje conmigo y no quise dejarte solo en éste momento.
Lo abracé y no dejaba de
llorar. Pero no todo había acabado ahí, la luz seguía brillando y
de ella salió una sombra femenina vestida con un largo vestido azul,
la piel era pálida, sus cabellos largos y ondulados, sus ojos azules
como el mar y sus labios carnosos.
-Hijo mío. Cuan feliz me
hace verte y tenerte aquí.
-¿Mamá? Decía
llorando. ¿Eres tú de verdad mamá?
No me lo puedo creer, mi
madre está aquí, conmigo. Delante de mí, puedo tocarla, puedo
sentir su corazón. Puedo olerla, es ella. Mi madre está aquí. No
pude evitar romper a llorar. Caí a sus pies y la abracé fuerte en
las piernas.
-Hijo mío. Me alegro
tanto de poder estar hoy aquí contigo. No sabes lo feliz que me hace
estar aquí. Siento tanto el no poder haber venido antes. Pero me era
imposible, has estado muy cegado por el odio que me has impedido
verte. Decía mientras me ayudaba a levantarme.
-Mamá te quiero, te amo.
Mil gracias por venir. No sé, no tengo palabras para describir lo
que siento. Sólo gracias por estar aquí. Eres lo que más deseaba y
estás aquí, junto a mí. Ahora, por fin todos unidos.
-Todos menos tu padre..
Tiene razón aquel hombre
que hizo tanto daño a mi familia. Es mejor que no aparezca.
-Bueno mamá no pasa
nada, todo ahora ha cambiado. Quiero que bajéis y veáis a todos. Se
alegrarán mucho de veros. Yo tengo que empezar a vestirme. Pero no
quiero separarme de vosotros. Me habéis dado una gran alegría que
jamás sabré como pagársela a quien os haya dado la oportunidad de
haber aparecido en éste día tan especial para mí.
-Dásela a tu corazón,
él ha sido el que nos ha dado la llave para venir. Decía Aden.
-¿Mi corazón? Dije
tocándomelo.
-Tus latidos tienen la
clave de todos los misterios. Recuerda que ésto es pura magia y tú
estás cargado de ella. Eres un ángel de persona y tienes un gran
poder. Decía apretándome fuerte el corazón.
El timbre de la puerta
sonó. Eran los invitados más allegados a la familia que empezaban a
llegar para acompañarnos a la iglesia. Todo parecía ir de mejor a
mejor. Bianca, tan hermosa como siempre, llegó con su carro de
caballos. Jefferson junto con Alicia también vinieron a casa. Conejo
también venía, pero apareció en aspecto muy humano. La verdad, es
que le sentaba muy bien el ser humano. Era muy apuesto y caballeroso.
Alto, blanco de piel, rubio ojos azules, ojos grandes, y hechizantes.
Trajeado y con su reloj de plata. Cientos de criaturas mágicas
acudieron también al patio. Todos venían vestidos para el gran
momento. Aún no me hacía la idea de que ésto fuera real, no quería
que se acabara nunca. Mas parecía el mejor sueño que jamás había
o podría soñar.
Acabé de vestirme y bajé
a saludar a todos. Dafne aún seguía en la habitación arreglándose.
Nosotros nos fuimos a la catedral donde íbamos a celebrar la unión.
La
catedral era inmensa, tiene
forma de cruz latina, con tres naves, un crucero triple y girola.
Mide 95 metros de largo, 50 metros de ancho 45 metros de altura en su
nave central. Destacan la pureza de su estilo gótico, su asombrosa
armonía, la belleza sublime de sus vidrieras y la reducida
superficie de sus muros. Toda la iglesia se encontraba en gran
penumbra, sólo tenía una iluminación tenue de velas y una luz azul
proveniente de un foco colocado en el altar. El Gran órgano comenzó
a tocar la melodía de fondo. Esa gran marcha nupcial que tanto
resonaba en mis oídos. Una banda musical también acompañaba al
órgano, violines, violas, violonchelos, gong, flautas, oboes
trompetas, saxofones, tambores, piano, arpa. Cientos de instrumentos
nos llenaban de vida en aquel mágico momento.
-Vamos
querida, o llegaremos tarde. Decía Dorothy.
Iban
vestidas Emily, Mery y Dorothy por igual. Iban a ser tres damas de
honor verdaderamente hermosas. Sus vestidos eran unas togas griegas
color rosa claro con un broche en plata en el hombro. Dejando un
escote de lo más hermoso. La toga era larga y con cola, recogida en
un anillo. Llevaban sus cabellos recogidos en un recogido de lo más
original. Parecían princesa con su tiara. Pero la verdadera princesa
acababa de salir del dormitorio y se disponía a bajar las escaleras
de la casa. El cabello lo tenía semirecogido con un tocado de plumas
de cisne. El vestido era color beige palabra de honor con un hermoso
bordado de flores, ceñido por el pecho y corsé por detrás. Con
forme iba bajando el vestido iba creando volumen gracias al cancán y
a la seda efecto arrugado que tenía, alzando varios niveles con
diferentes motivos decorativos. Por detrás sacaba una larga cola
bordada con hermosos decorativos florales. El vestido parecía sacado
de un cuento de hadas, su cuerpo era hermoso. Era digna de llevar el
cargo de princesa.
-Te
ves hermosa princesa. Le dijo Mery.
-Gracias.
Será mejor que nos marchemos. Decía Dafne mientras miraba atrás a
la casa.
Subieron
al carruaje de caballos y fueron por la calle luciendo sus hermosos
vestidos. Una banda musical los acompañó. Todo el mundo debía
saber que nos casábamos y que queríamos ser la mejor pareja del
mundo.
Al
entrar a la iglesia, la música cesó y comenzó a sonar una suave
música anunciando el paseo de la novia.
-¡oh!
Se ve hermosa. Dije desde el altar.
Dafne
comenzó a pasear por el pasillo al compás de la música. Alzó los
brazos al techo y dejó ver todo su vestido. Le sentaba
estupendamente, hacía juego con el ramo de rosas azules, blancas y
rosas que portaba en sus manos. Ese tocado plumado le sienta divino y
el maquillaje que llevaba la hacía más hermosa aún. Se la ve tan
natural, tan humana, tan ella. Que el corazón se me acelera con sólo
verla. Continuó su paseo hasta el altar y iluminada por los focos y
de sus labios salía un canto de sirena que ponía letra al hermoso
bajo musical que tenía de fondo.
Estoy
aquí, esperando a mi amor,
¿dónde
estás?, aquí estoy
disfrutando
de tu esplendor.
¿Quién
soy? ¿Qué hago aquí?
Somos
ángeles del amor.
La
magia fluye y vuela alto por ti, por mí.
Somos
dos aves que vuelan alto en el firmamento
dos
estrellas que brillan alto en el celeste azul
Somos
el amor.
Yo
soy tuya, y tú eres mío.
Déjame
ver a través de ti.
Déjame
tomarte.
Déjame
beber el agua del paraíso.
Juntos
cruzaremos el infinito.
Yo
aquí, y tú allí.
Damos vida a éste amor.
A
la flor del paraíso.
Ángeles
con un mismo destino.
Mientras
caminaba un camino de flores florecía a sus pies. Todos quedaron
boquiabiertos por la gran actuación de Dafne. La magia había
regresado y con ésta todo lo vinculado al tema. Mery se apartó del
grupo y se fue hacia la puerta. Edgar vio a Mery y decidió ir a
donde iba ella pero por el otro bando. Dafne seguía caminando por el
camino de velas que se iba iluminando con su paseo. La gente la
miraba y la fotografiaba, era digna de admirar. Las diosas del Olimpo
han de estar envidiando su belleza sin igual. Porque obras perfectas
como ésta sólo se hacen una vez y ésta sin duda jamás será
copiada.
Se
detuvo un instante en el pasillo y se giró. Observó a los invitados
y comenzó a llorar de la emoción, yo al verla no pude evitar hacer
lo mismo. Era mágico, aquel momento era el más especial. Me miraba
y yo la miraba, era un juego de miradas y sonrisas. Continuó su
camino hacia el altar y yo bajé los escalones. Me arrodillé ante
ella y la miré a los ojos.
-Princesa,
te ves hermosa. La cogí de la mano y subimos juntos al altar.
El
cura comenzó la ceremonia de unión. La música de piano y violín
pusieron base musical a las palabras del padre. Y dio comienzo la
boda.
-Queridos
hermanos, que de comienzo la ceremonia nupcial de éstas dos
personas. Estamos aquí reunidos para casar a éstas dos personas.
Víctor Lucksim y Dafne Atlantis.
Vamos
a dar comienzo a los rezos y los cánticos nupciales.
Yo
confieso ante Dios todopoderoso,
y
ante ustedes hermanos,
que
he pecado mucho de pensamiento,
palabra,
obra y omisión.
Por
mi culpa,
por
mi culpa,
por
mi gran culpa.
Por
eso ruego a Santa María
siempre
Virgen,
a
los ángeles,
a
los santos
y
a ustedes hermanos
que
intercedan por mi ante Dios
Nuestro
Señor.
Señor
ten piedad, Señor ten piedad,
Señor
ten piedad, de nosotros.
Cristo
ten piedad, Cristo ten piedad,
Cristo
ten piedad, de nosotros.
Señoor
ten piedaad, Señor ten piedad,
Señor
ten piedad, de nosotros
-Oremos.
Padre, de ti nacen el amor, la vida, la alegría. Tú has conducido
a Víctor Lucksim y Dafne Atlantis en su camino de amor y les has
acompañado hasta aquí, para celebrar hoy su unión en el
matrimonio.
Bendícelos, Padre, con tu gracia en la nueva etapa
que ahora empiezan. Y haz que su amor sea siempre entre los hombres
un reflejo fiel de tu propio amor. Por nuestro Señor Jesucristo...
Cant
2,8-10.
14. 16;8,6-7
(n. 88)
El
amor es fuerte como la muerte.
Del
libro del Cantar de los Cantares
2,
8-10. 14. 16; 8, 6-7
Aquí
viene mi amado saltando por los montes,
retozando
por las colinas.
Mi
amado es como una gacela, es como un venadito,
que
se detiene detrás de nuestra tapia,
espía
por las ventanas y mira a través del enrejado.
Mi
amado me habla así:
“Levántate,
amada mía, hermosa mía, y ven.
Paloma
mía, que anidas en las hendiduras de las rocas,
en
las grietas de las peñas escarpadas,
déjame
ver tu rostro y hazme oír tu voz,
porque
tu voz es dulce y tu rostro encantador”.
Mi
amado es para mí y yo para mi amado.
Grábame
como un sello en tu brazo,
como
un sello en tu corazón,
porque
es fuerte el amor como la muerte,
es
cruel la pasión como el abismo;
es
centella de fuego, llamarada divina;
las
aguas torrenciales no podrán apagar el amor
ni
anegarlo los ríos.
Palabra
de Dios.
Segunda
lectura.
Cor.
12, 31-13, 8a.
“Si
no tengo amor, de nada me sirve”.
Hermanos:
Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino
mejor.
Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los
ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o
unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de predicación y
conocer todos los secretos y todo el saber; podría tener una fe como
para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada.
Podría
repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si
no tengo amor, de nada me sirve.
El
amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor
no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se
irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino
que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites,
espera sin límites, aguanta sin límites. El amor no pasa nunca.
Comenzaron
a cantar el Hallelujah bajo el fondo de piano, violín y arpa.
Un
soldado a casa hoy regreso
Y un niño enfermo se curo
Y hoy no
hay trabajo en el bosque de la lluvia
Un desamparado se
salvo
Por causa de una buena acción
Y hoy nadie lo repudia,
hallelujah
Hallelujah, hallelujah, hallelujah, hallelujah
Un
ateo que consiguió creer
Y un hambriento hoy tiene de comer
Y
hoy donaron a una iglesia una fortuna
Que la guerra pronto se
acabara
Que en el mundo al fin reinara la paz
Que no habrá
miseria alguna, hallelujah
Hallelujah, hallelujah, hallelujah,
hallelujah
Por que la norma sea el amor
Y no gobierne la
corrupción
Sino lo bueno y lo mejor del alma pura
Porque
dios nos proteja de un mal final
Porque un día podamos
escarmentar
Con que acaben con tanta furia,
hallelujah
Hallelujah, hallelujah, hallelujah,
hallelujah
Hallelujah, hallelujah
Se
prosiguió con el santo evangelio.
Lectura
del santo evangelio según San Juan
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-"Este
es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he
amado.
Nadie
tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros
sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya
no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace sus señor:
a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os
lo he dado a conocer.
No
sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido
y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto
dure.
De
modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé."
Palabra
del Señor.
Prosiguió
con el siguiente acto la homilía.
Queridos
novios:
En el marco de la celebración litúrgica de vuestro
matrimonio,
permitidme unas palabras de homilía que más que una
reflexión
—hecha ya en la catequesis prematrimonial—
quieren
ser una felicitación en nombre de todos los aquí presentes.
La
Palabra de Dios nos ha hablado
del sentido que el mismo Señor da
al amor
y del pensamiento cristiano de este amor en la pareja
humana.
Y vosotros queréis vivirlo.
Os habéis encontrado
y os habéis amado.
Ahora, después de unos años de crecer y
madurar el amor,
ha llegado el momento de darle una consistencia
más plena,
de hacer un compromiso.
El momento de dar vuestro
si a la vida y al amor.
En el día de vuestro matrimonio, os
deseamos, pues,
que en vuestra vida matrimonial viváis en
cristiano
el amor que hoy os prometéis.
y que hagáis viva y
real en vosotros
la Palabra de Dios que hemos proclamado,
para
que seáis totalmente felices.
¡Que el amor vaya creciendo
más y más cada día en vosotros!
¡Que siempre sepáis compartir
la felicidad
y abrir vuestros corazones a los demás!
Esto os
hará todavía más felices.
Y ahora, delante de Dios, delante
de la Iglesia,
delante de la sociedad humana,
delante de
vuestros padres, familiares y amigos,
celebrando el sacramento de
vuestro matrimonio,
daos mutuamente el consentimiento que os
convertirá en esposo y
esposa.
FELICIDADES
Y POR MUCHOS AÑOS.
Continuó
con los votos.
-¿Han
venido aquí a contraer matrimonio por su libre y plena voluntad sin
que nada ni nadie los presione? Pregunta el padre Sam.
-Sí,
padre venimos libremente. Respondimos ambos al unísono.
-¿Están
dispuestos a amarse y honrarse mutuamente en su matrimonio durante
toda la vida? Pregunta el padre.
-Sí,
Padre, estamos dispuestos.
-¿Están
dispuestos a recibir responsablemente y con amor los hijos que Dios
les dé y a educarlos según la ley de Cristo y de su Iglesia?
-Sí,
Padre, estamos dispuestos.
-Así
pues ya que quieren establecer ente ustedes la alianza santa del
matrimonio, unan sus manos y expresen su consentimiento delante de
Dios y de su Iglesia.
-Yo
Víctor Lucksim te pido a ti Dafne Atlantis que seas mi esposa porque
te amo y prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la
salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días de mi
vida. Le dije.
No
podía dejarla de mirar a los ojos. Estaba con el corazón en la
boca. El gran día ha llegado y ya estamos a un paso de ser unidos
por y para siempre. Mírala, ahí está. La mujer de mis sueños, la
mujer con la que voy a compartir mis días y mis noches. La madre de
mis hijos. La futura reina de mi mansión y de mi reinado.
-Yo
Dafne Atlantis te acepto a ti Víctor Lucksim como mi esposo porque
te amo y también prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso
en la salud y en la enfermedad y amarte y respetarte todos los días
de mi vida.
-Que
el Señor confirme este consentimiento que han manifestado ante la
Iglesia y cumpla en ustedes su bendición. Lo que Dios acaba de unir,
no lo separe el hombre.
El
señor padre nos ató un lazo uniéndonos las manos, el lazo era
celeste, simbolizando la paz, la armonía, la fidelidad.
Mis
padrinos y las damas de honor subieron al altar con las arras los
anillos y el lazo.Nos dieron su bendición y continuamos la
ceremonia.
-Recibe
este anillo como signo de mi amor y mi fidelidad. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Le dije mirándola a los ojos.
-Recibe
este anillo, como signo de mi amor y mi fidelidad. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Me decía sonriéndome.
Continuamos
con las arras.
-Recibe
también estas arras como prenda de la bendición de Dios y del
cuidado que tendré en que no falte lo necesario en nuestro hogar. Le
dije.
-Yo
las recibo en señal del cuidado que tendré, de que todo se
aproveche en nuestro hogar. Me respondió.
Dorothy
al vernos no pudo evitar romper a llorar, Emily al verla la siguió y
a continuación mi madre. Se me rompía el alma verla llorar, pero
sabía que era de emoción. Mas yo intentaba contenerme las lágrimas.
En
ese instante un temblor de tierra hizo temblar toda la catedral, el
epicentro se ocasionó en el sótano de la mansión. La puerta había
sido abierta y algo procedente de su interior escapó.
Todos
los invitados asustados por el gran temblor se levantaron al ver como
del techo comenzaban a caer motas de polvo blanco. La catedral
parecía querer venirse abajo.
El
padre Sam quiso continuar la ceremonia, pero Mery lo impidió.
-¡Alto!
Ésta boda no se va a celebrar. ¡NO! ¡Jamás se cumplirá éste
evento! Dafne juro que morirás. ¡LO JURO! Decía apuntando con una
pistola mientras caminaba en dirección al altar.
-Pero...
¿Mery qué coño haces con esa pistola? Dije.
-Víctor,
juro que serás mío, mío, mío y de nadie más. ¡LO JURO! Gritaba
apuntando a todo el público.
-¡Ay
dios mío! Ésta muchacha se me ha vuelto loca. No es posible lo que
mis ojos está viendo. Santo cielo bendito haz que no cometa una
locura. Decía Dorothy.
Los
invitados se asustaron al ver a Mery comportarse como una psicópata.
Dafne, le dijo al padre que continuara y que la dejara.
-Padre
por favor continúe. Decía alterada.
-Pero..
Dafne..¿Cómo es posible que estés tan tranquila? Le dije.
-Tranquilo
Víctor. No voy a permitir que ésta loca desquiciada arruine nuestro
momento. Si muero quiero morir a tu lado. Y unidos con éste lazo.
Tras
aquellas palabras rompí a llorar y la ceremonia continuó.
-Dafne,
¡juro que morirás!
Mery
apretó el gatillo y la bala salió disparada. Todos los invitados
comenzaron a salir corriendo por todos lados. Un gran temblor más
grande que el anterior hizo que los focos de luz se descolgaran del
techo y cayeran al suelo. Una nube de polvo creó una niebla en toda
la catedral impidiendo la visión por todos los lados. Edgar salió
de la nada y empujó a Mery contra uno de los bancos y ésta volvió
a disparar haciendo que la lámpara de velas cayera al suelo.
-¡NO!
Gritaba una voz.
-¡AAA!
Gritaba otra voz.
Todo
me da vueltas. ¿Qué ha pasado? ¿Estáis todos bien? ¿Dafne?
¡Dafne!
Todo
se me vino encima, los segundos pasaban, sólo se escuchaban gritos
aterradores. Me encontraba solo ante tanto humo y polvo. El fin se
acerca, todo lo bueno debe de acabar. Tanta felicidad, tanto, tanto,
tanto para ahora acabar así. Mi destino volvía a jugar conmigo y
ésta vez en el momento más importante de mi vida.