Al
abrir la puerta, los rayos del sol accedían hacia el interior de la
casa por los dinteles de la puerta. Esa luz tan cegadora impedía que
viera con claridad quién había ahí, y una sombra pude ver
acercarse a mí y decir con tono dulce y cálido.
-Hola
Víctor he vuelto. Decía en tono bajo.
-¿Tía
Dorothy eres tú? Dije sorprendido.
-Sí,
soy yo, perdóname por haberme ido así sin más. Me ha llegado la
noticia de lo ocurrido respecto a mi sobrina y estuve intentado
contactar contigo pero me fue imposible pues me salías sin
cobertura. ¿Dónde habéis estado? Y antes que nada.. ¿Cómo os
encontráis?
No
la dejé terminar la frase cuando ya me lancé a sus brazos, la
extrañaba y la abracé con todas mis fuerzas, la extrañaba
muchísimo. Me alegró bastante que volviera pues sin ella nada era
igual. Pero no venía sola, estaba sacando las maletas del taxi, era
ella, nada más y nada menos que mi querida profesora de la infancia
Emily. Comenzó a subir las escaleras de la entrada y le dije:
-¿¡Emily
eres tú!?
-¡Hola
Víctor! Cuánto tiempo tesoro, ¿Qué tal?, ¿Cómo estás? Que
grande te veo Dios mío. Pero que cambiado estás.
-No
es posible, ¿Qué ven mis ojos? Emily ¿Eres tú de verdad? Decía
con los ojos empapados de lágrimas.
-Claro
que sí mi pequeño. Me decía mientras me abrazaba. -Estuve
intentando contactar contigo pues te cogí mucho cariño en el
orfanato. Gracias a Dorothy mi fiel amiga he podido dar contigo. La
verdad es que me alegro muchísimo de verte, no sabes cuántos años
hace que intentado buscarte.
No
me lo podía creer aún, parecía un sueño. Mi querida profesora la
cual ha sido para mí como una madre durante toda mi infancia en
aquel horrible orfanato. Había aparecido de nuevo, la eché tanto de
menos. Aún recuerdo como si fuera ayer el día en el que la echaron
del orfanato por cogerme cariño. La directora no quería que ningún
profesor tuviera el más mínimo contacto o roce con los alumnos del
orfanato. Pero ella no le hizo caso y siempre estuvo conmigo. Les
dije a tía Dorothy y a mi querida Emily que pasaran adentro, y
mientras estábamos en el salón tomando un té apareció por la
puerta Dafne junto al capitán Mondragón. En ese momento hubo un
silencio y un juego de miradas entre Tía Dorothy y el capitán que
nos llamó mucho la atención. Transcurridos unos segundos el capitán
dijo:
-¿Dorothy?
¿Eres tú? Decía con los ojos llenos de lágrimas.
-¿Aden
Mondragón? ¡No es posible! Le respondió asombrada y con los ojos
apunto de comenzar a llorar
Los
dos salieron corriendo el uno hacia el otro para abrazarse, no
entendía muy bien que era lo que estaba pasando, pues ignoraba lo
ocurrido. Emily me abrazó por detrás y sentí la misma sensación
de cuando mi madre me abrazaba. Me dijo en el oído en voz baja,
éstos fueron novios hace muchos años y comenzó a sonreír. Su
sonrisa me encantaba, era sonrisa de ángel la que siempre me
mostraba cuando estaba triste y me alegraba en mi infancia. Como vi
que al capitán ya lo conocían aproveché para presentar a Dafne.
Tía Dorothy no la miraba con buenos ojos pues tenía la misma mirada
que puso cuando apareció Uriel. ¿Qué será lo que oculta Dafne
para que tía Dorothy la mirase así? Me preguntaba en mis adentros.
- Y
bien Víctor.. ¿Cómo se encuentra Edgar?, y.. ¿Uriel dónde se
encuentra?, ¿se marchó?. Me dijo con tono de preocupación.
-
Edgar está bien, estuve ayer con él y el doctor me dijo que seguía
igual. Pero personalmente pienso que está mejorándose lentamente. Y
Uriel.. bueno.. él está enfermo, en el hospital junto con Edgar ha
pillado un virus y lo está destrozando por dentro, de hecho, íbamos
a salir ahora de vuelta al mar para ir a las islas trígonas para
buscar a tu sobrina Mery y el medicamento que sane a Uriel.
-¿Islas
trígonas? Preguntaban las dos al unísono.
-Juraría
que eran leyendas de marineros, decía Emily.
-Para
nada mi pequeña, hemos podido ir y allí pasamos unos días hasta
que el joven calamar se puso enfermo y no tuvimos más remedio que
volver. Por cierto, hay algo que no he dicho porque no he querido
romper el momento. Víctor, ¿Mery es la sobrina de Dorothy?
-Sí,
ella es mi más fiel amiga, la cual ha sido secuestrada por no sé
quien y llevada a esas islas según dijo Dafne.
-Aden,
¿a qué no sabes quién es Víctor? Dijo tía Dorothy entusiasmada.
-No,
la verdad es que no, sólo sé que para mí es como un hijo y de
hecho en el momento en el que los conocí a los tres, tuve una gran
conexión con todos pero en especial con él. Me recuerda a alguien
pero ahora no me acuerdo de quien. Los años ya están empezando a
pasar factura a éste viejo calamar.
-¿Te
acuerdas de mi querida Anéri?
-Claro
que me acuerdo, estudiabais juntas en el instituto. Cuantos recuerdos
me vienen de aquel pasado tan maravilloso. Cuando solía ir a
buscarte a la salida del instituto, y te llevaba a la playa a
escondidas de tus padres. Comenzó a reírse y ponerse sonrojado.
-La
verdad es que eran maravillosos los tiempos esos, pero luego mis
padres se enteraron de lo nuestro y tuvimos que separarnos, entré en
la facultad y conocí a mi difunto marido y ahí se acabó el
contacto. Decía entristecida. Bueno Aden, Víctor es nada más y
nada menos que el hijo e mi querida Anéri.
-¡No
me digas! Ya decía yo que su cara me era familiar. Ahora voy
entendiendo todo lo que me contaste el otro día. Tu madre y yo
fuimos amigos durante el noviazgo que tuvimos Dorothy y yo. No sabes
cuanto me alegra de que Dorothy haya sido junto con Emily las que te
hayan puesto donde estás ahora. Les doy las gracias pues eres un
ángel caído del cielo mi pequeño calamar.
Estuvimos
durante varias horas hablando, durante la comida estuvimos hablando
de temas del pasado, tales como el noviazgo de tía Dorothy y el
capitán. También de como le había ido la vida a Emily pues lo
estuvo pasando mal ya que al ser expulsada del orfanato, tuvo que
marcharse al extranjero a trabajar ya que aquí no encontró nada. La
directora se encargó de hundirle la vida de tal forma que no
encontraba trabajo. Se estuvo sacando un grado de auxiliar de
enfermería, más pronto fue decir eso que decirles a las dos que se
unieran con nosotros en el viaje. Ambas aceptaron encantadas pero
iban con miedo pues no sabían muy bien lo que podría haber ahí.
Les propuse pasar la noche en casa y que descansaran un poco de todo
el viaje ya que teníamos que tener un cuerpo preparado para poder
hacer el viaje. Terminamos de comer, recogimos la mesa y marchamos a
dar una vuelta por el pueblo, Emily hacia años que no venía y
quería volver a verlo para ver como había cambiado durante éstos
diecisiete años. Estuvimos cenando en el puerto en uno de los
miradores más románticos que construyeron hace unos cuantos años
atrás. Tía Dorothy y el capitán Mondragón no dejaban de recordar
viejos tiempos, Emily y yo estuvimos hablando también de nuestras
cosas, Dafne comenzó a sentirse apartada del grupo, y decidió
volver a casa. Cuando se marchó salí tras ella pues quería ver qué
le pasaba, al principio me negó la palabra, pero insistí ya que no
me gustaba que me dejaran con la palabra en la boca. Se giró, me
miró fijamente a los ojos y me dijo:
-Víctor,
son tu familia yo aquí sobro, creo que es mejor que me marche, ahora
eres feliz, mi trabajo ha terminado aquí. He de marchar, sobro aquí,
tu mirada no es la de antes, ha cambiado. Y bueno qué decir respecto
a mí.. ya no me ves como antes, tengo miedo Víctor, no quiero
volver a pasar por ésto. Acabó besándome apasionadamente bajo
aquella luna.
Mientras me besaba comencé a sentir una gran fuerza recorrer todo mi cuerpo, una energía me empezaba a invadir, el corazón comenzó a latir más rápido de lo normal. No era posible lo que estaba viviendo, ¿sería un sueño? Me decía. Me alejé de ella y la miré a los ojos.
-¿Dafne
por qué has hecho ésto?
-Perdóname,
sentí la necesidad de hacerlo. Será mejor que me vaya a casa y
prepare las cosas no está bien que esté aquí. Además Dorothy no
me mira muy bien que digamos.. No quiero crear más problemas. Desde
que he aparecido sólo te he creado problemas. Me decía acompañado
de un rostro entristecido que me rompía el alma al verlo.
-¡Deja
de decir más eso! ¿No sabes que me mata escucharte decir ésto?
Desde que has aparecido en mi vida me la has cambiado por completo,
sabes de sobra que te aprecio mucho, y aunque no me quieras contar la
verdad te quiero. Te quiero por lo que eres ahora y no me importa lo
que fueras en tu pasado, pues eres mi presente. Te acepto tal y como
eres, tu pasado es pasado y da igual. No voy a insistir más en que
me lo cuentes ya que eres libre y me gustas por como eres ahora.
Cuando estoy contigo todo cambia, el tiempo siento que se detiene.
Eres única y tu belleza es hechizante, juraría que es magia lo que
corre por tus venas pero tengo miedo a descubrirlo. Aunque no te
niego que me gustaría tener una aventura recorriendo todo tu cuerpo.
-Víctor,
muy bonito todo lo que me dices. Eres un encanto de hombre, y no te
niego que me gustas tal y como eres. Pero tengo miedo a llegar a algo
más. He sufrido mucho y no quiero volver a caer. ¿La verdad? Creo
que va siendo hora de que conozcas algo que no conoces de mí. Veo en
tus ojos mucha luz, y muchas dudas sobre mi persona. Pero tengo que
decirte que aún no es el momento de que la sepas, perdóname por no
darte otra respuesta, sé que ansías las ganas de conocerme tal y
como soy verdaderamente. Al igual que a tu querido amiguito Uriel.
Pero creo que él tiene más peligro que yo, debido a que lo que
oculta él es más de lo que yo puedo ocultarte, tú ya has
descubierto algo de mí que jamás pensé que descubrieras, eres un
chico listo, lo sé y sé que has entrado en mi camarote y has visto
lo que no debías de ver. Pero siento decirte que no nada es lo que
parece.
Aquellas
palabras me llegaron a lo más profundo de mi corazón, pues “Nada
es lo que parece” fue lo que me dijo mi querida madre en aquella
mañana en el barco.
-¿Qué
quieres decirme con ésto?, ¿Acaso sabes lo que oculta Uriel?. ¿Por
qué dices que nada es lo que parece?
-Víctor,
cariño hay cosas que no debes de saber por el momento. Lo único que
necesitas ahora es el calor de tu familia. Míralos ellos son tu
familia yo sólo soy una más que está aquí para darte el calor que
necesitas. A parte de ellos, están tus amigos, debemos partir hacia
la isla y encontrar a tu amiga, pues la obscuridad la tiene presa.
También hay que ir a buscar las plantas que mencionó el capitán.
Por favor déjame ir a casa no me encuentro bien. Mañana tenemos que
estar en plena forma si queremos ir hacia la isla.
-De
acuerdo, tienes razón. Perdóname, ve a casa y descansa. Pero antes
una cosa ¿cómo que la obscuridad la tiene presa?, ¿Cómo lo
sabes?.
-Repito,
hay cosas que no debes de saber. Lo siento he de irme.
Dejé
marchar a Dafne, algo me decía en mis adentros que ésta chica
ocultaba algo más de lo que yo esperaba. Volví con tía Dorothy y
los demás y disfrutamos de la hermosa velada. Más tarde al acabar
de cenar y de pasar un hermoso rato juntos recordando el pasado.
Paseamos por la playa, la noche estaba hermosa y el mar en calma, tía
Dorothy se acercó a mí, mientras Emily y el capitán se
adelantaban. Me estuvo diciendo que tuviera cuidado con Dafne pues le
había dado mala impresión. Veía en ella una sombra obscura
rondando el aura, los ojos eran rojo sangre. No quiso entrar más en
detalles y me dejó con la intriga de saber qué hacia esa sombra
ahí. Volvimos a casa y nos acostamos, estuve toda la noche sin
dormir mirando desde mi ventana aquella hermosa luna que entraba por
mi ventana.
A
la mañana siguiente, teníamos las maletas en casa ya para irnos.
Ésta vez al cerrar ventanas y puertas me quedé durante un largo
rato mirando la casa. Sabía que no iba a volver en un largo tiempo.
Mientras me despedía de mi querida casa Emily se acercó y me rozó
el hombro.
-Vamos
hijo que el tiempo es oro y debemos darnos prisa, nos espera un largo
viaje.
-Sí,
tienes razón marchémonos ya pues llegamos tarde.
Ahora
sí podía decir que mi aventura comienza, nos subimos en el coche en
dirección al puerto. Durante el recorrido me quedé mirando por la
ventana, ésta vez no conducía yo, le dejé las llaves de mi coche
al capitán y yo preferí despedirme de mi querida tierra recordando
como era, con el miedo de no regresar y a la vez con la esperanza de
que si algún día volviera encontraría a las personas más
importantes de mi vida aquí de nuevo junto a mí.
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