miércoles, 26 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 14: EN BUSCA DE LA ISLA OFÍDIO

-->CAPÍTULO 14: En busca de isla Ofidio

Ha pasado ya una semana y media desde que estamos en isla Petrea, la verdad, nunca pensamos que íbamos a estar durante tanto tiempo aquí. Durante nuestra estancia en ésta isla han ido ocurriendo cosas que jamás pensé que iban a suceder. El que todo el mundo le sonara mi rostro de haberlo visto en algún lugar, el que yo sea el hijo del mar, que a Dafne la odien tanto y todos digan que tenga cuidado con ella ya que no es de fiar.
Estuvimos también en el palacio de Bianca y haciendo turismo por todos los rincones de ésta hermosa isla, la isla del amor. También he podido ver en la fuente del oráculo cosas que jamás pensé que vería, como fue el caso de Edgar o la muerte de aquel hombre. ¿Quién sería aquel hombre? No le pude ver bien la cara, pero juraría que he escuchado algo de ésto antes.

Estamos a día 5 de Diciembre y acaba de amanecer en isla Petrea, hoy por fin vamos a poner rumbo para buscar la isla Ofidio. Tengo miedo la verdad, pero quiero encontrar la Orquídea para salvar a Uriel. Salimos todos juntos del hotel y pusimos rumbo hacia el palacio de Bianca con nuestros coches.

Una vez en el palacio aparcamos los coches y ahí nos estaba esperando ella tan hermosa como siempre.

-Buenos días chicos, ¿Preparados para la gran aventura? Nos decía asustada.
-¡Sí!, le respondí con toda seguridad.

Nos fuimos para el palacio y nos vestimos con el traje de buzo partimos hacia la cueva de las penas y nos adentramos en ella. Ahí nos estaban esperando las damas de la noche. Tía Dorothy, Emily y Dafne no estaban seguras si era lo correcto entrar en ese agua y sobre todo con aquellas criaturas. Las damas de la noche, se sintieron un poco ofendidas por el acto de las tres pero lo comprendieron, eran muchas las leyendas que había sobre ellas. Por otra parte a Dafne no la dejaban de mirar mal, ¿Qué es lo que tendría Dafne para que no la dejaran de mirar así? Me decía interiormente. Comenzamos a entrar en el agua y nos sumergimos. Las damas de la noche nos ofrecieron su ayuda junto con sus amigos los delfines. Aquel lugar era hermoso, una vez que salimos del interior de la cueva subterránea salimos a pleno mar, y aquel lugar era hermoso. Había un palacio hundido y en él, había gente que nos miraban con desconfianza, intentaron atacarnos aquellos guardias pero las damas de la noche se lo impidieron. Estuvieron hablando con ellos y le dijeron que era yo el hijo del mar y se calmaron. Nunca entenderé por qué dicen tal cosa. Nos estuvieron acompañando hasta llegar al interior de Ofidio, yo no estaba pendiente del recorrido en sí, si no que estaba pendiente de lo maravilloso que era aquel lugar. Los rayos del sol se filtraban desde la superficie y jugaba un buen papel en el fondo marino, los corales, las anémonas daban vida a aquel lugar con sus hermosos colores, había cientos de tipos de peces de todo tipo de color. Incluso había música una joven de aquel palacio estaba tocando sentada en una roca tocando una antigua lira. No quería salir de aquel lugar, me sentía en el paraíso.

Finalmente llegamos hacia el interior de la cueva que nos llevaba a isla Ofidio. Había algo extraño, ¿por qué si la isla está sumergida en el fondo del mar, se puede respirar aire fresco? Una de los guardias de aquel palacio me respondió a esa pregunta:

-Pequeño, la isla Ofidio es invisible en la superficie del mar, para acceder a ella tienes que acceder por éste único camino. Es como un cuerpo invisible que la protege, por la zona donde se encuentra ésta isla siempre hay mucha niebla en la superficie. Los marineros ya no pasan por éstas zonas, debido al miedo a naufragar. Suele haber muchos torbellinos y muchas tormentas. Hay una pequeña leyenda que dice así: La isla Ofidio fue devorada por una enorme serpiente marina y cuando ésta serpiente tuvo que mudar de piel su piel fue la que cubrió el lugar. Suena un poco extraño pero son sólo leyendas del mar. Lo que es cierto es que hay miles de serpientes en esa isla y a cual más grande. Tened mucho cuidado ahí arriba, nosotros nos debemos de marchar ya.

Nos despedimos de los guardias y de las damas de la noche, nos quitamos los trajes de buzo y los pusimos dentro de la mochila. Salimos de la cueva y un enorme rayo de luz nos cegó, nos tapamos los ojos y al abrirlos de nuevo nos enamoramos del lugar.

Todo estaba coloreado de verde, enormes árboles se alzaban ante nosotros. Un enorme suelo verde cubría toda la isla, con hermosas flores de todos los colores. Las aves cantaban y sobrevolaban por el cielo. Parece brujería, ¿Cómo es posible que habiendo niebla se pueda ver éste cielo tan azul? Decía en voz alta.

Todos estábamos boquiabiertos al ver aquel lugar tan maravilloso, desde luego parece un oasis el nombre de las islas, le venía como anillo al dedo. Pero no es posible que algo tan hermoso sea tan peligroso. Tardaron poco en responderme.

-Todo ésto es precioso como se nota que es la boca del lobo, un lugar precioso, maravilloso, lleno de luz y vida oculta en su corazón el peligro. Es como las plantas carnívoras, atraen a su presa con su belleza y se las devoran. Respondió Emily.

-Yo creo que no hemos hecho bien en venir. Respondió tía Dorothy.

-¡Por los bigotes de un barbo! ¡éste lugar es el paraíso! Respondía el capitán.

-Emily estoy contigo, es hermoso pero es sólo una ilusión para caer en la boca de las víboras. Respondía Balthor.

-Bueno chicos dejémonos de babear y comencemos a buscar la orquídea esa porque no me gusta para nada éste lugar. Respondía Dafne.

Todos nos quedamos mirándola un rato y comenzamos a andar hacia el corazón de la isla. Era hermoso todo aquello, se oían las olas del mar romperse contra las rocas y en la orilla. Nos pusimos a mirar el mapa y nos indicaba que teníamos que pasar por las cataratas caimán. Entre los árboles se movían pequeñas serpientes de todo tipo de colores y tamaños pero no parecían ser tan peligrosas hasta que ante nosotros nos encontramos una enorme piel de serpiente. El capitán se quedó boquiabierto al ver las dimensiones de aquella piel.

-¡Nunca he visto tal serpiente! ¡Ésta es sin duda la reina madre! Medirá al menos unos 20 metros. Respondía aterrado.

-Es la piel de una cría de serpiente. Le respondía Balthor.

-¿Una cría? Respondía tía Dorothy asustada.

-Sí, aquí las serpientes mudan muy rápido de piel debido a la calor que hace y a la alimentación.

Yo al verla me asusté bastante, las serpientes eran mi mayor miedo, y al ver aquella enorme piel me asusté bastante. Balthor decía que esa piel tenía ya bastante tiempo y que el tamaño habrá aumentado con el tiempo. Todos allí reíamos por no llorar. Comenzamos a andar por las cataratas, el camino era muy estrecho y caminábamos con cuidado de no caernos, el capitán se resbaló y casi se cae al vacío. Desde aquel lugar podíamos ver toda la isla y era hermosa. No parecía tan grande, pero es como yo digo, lo mejor son las cosas pequeñas porque se aprecia más. Todo estaba verde, se podía ver a lo lejos el mar azul, hacía un hermoso juego de colores. Las aves del paraíso sobrevolaban toda la isla. Salimos de las cataratas y decidimos acampar para poder descansar un poco. Balthor nos dijo que no teníamos que pasar mucho rato en un mismo sitio, porque había nidos por todos lados. Nos dijo que un campo de minas era más seguro que ésta isla. La verdad, me aterró bastante lo que dijo. Saqué mi comida y me alejé un poco del grupo para descansar y pensar en mis cosas.

-¿cómo se encontrará Edgar? Espero que no ocurriera aquello que vi en la fuente. Tengo miedo de que le pase algo.

-¡Quieto, no te muevas! Decía Balthor.

-¿¡Qué pasa!? Respondí asustado.

-Tienes una armadeira bajando por tu camiseta. No te muevas o de lo contrario te picará y puedes morir en el acto.

-¡Cómo que una armadeira!, ¡¿Qué clase de bicho es ese?!

-Es una araña venenosa, su veneno es tan poderoso que podría matarte en décimas de segundo.

En ese momento me quedé de piedra y estaba asustado, Balthor me la quitó y la metió en un bote de cristal. Me levanté asustado y con el vello de punta.

-Balthor tengo mucho miedo y ésta isla me está poniendo enfermo. ¿Dónde se encuentra el lugar de la flor?

-Tranquilo pequeño, el lugar está arriba de la montaña, pero hasta la noche no se pueden recolectar las flores. Será mejor que nos vayamos de aquí pronto, no me hace mucha gracia el silencio tan escalofriante que hay desde hace rato.

Nos fuimos con los demás, Balthor le entregó la araña a Emily y la guardó junto con las demás muestras que había ido cogiendo. Y continuamos el camino, para poder llegar a la montaña teníamos que cruzar el río Conda. El único inconveniente no era que el agua fuera rápida, si no que en él había sanguijuelas, caimanes, pirañas y serpientes. Las pirañas no les tenía miedo, eran unos peces tranquilos como los demás, son herbívoros no son como en las películas que solían hacer para aterrar al público. Lo que más miedo me daba eran los caimanes y las serpientes. A parte, las sanguijuelas me daban mucho asco. Balthor sacó una cuerda de su mochila y la lanzó al otro lado del río. Emily y tía Dorothy estaban aterradas por lo que pudiera pasar en el camino hacia el otro lado.

Una vez bien sujeta la cuerda Balthor comenzó a caminar por el agua, la corriente iba bastante rápida, nos advirtió que tuviéramos bastante cuidado. Le siguió Emily, después tía Dorothy, luego yo, tras de mí Dafne y por último el capitán Mondragón. Cuando íbamos por mitad del río notamos una sensación extraña nadar por debajo del agua, Balthor nos dijo que nos aligerásemos, había serpientes bajo nuestros pies. A lo lejos se podían ver nadar caimanes. Comenzamos a ir más deprisa y asustados. Dafne se le encajó el pie en una de las rocas y no podía continuar, el capitán intentó ayudarla pero la piedra pesaba tanto que una persona sola no podía moverla. Balthor llegó al otro lado y Emily junto con tía Dorothy se quedaron en la orilla. Balthor volvió a entrar y entre los tres intentamos moverla. Finalmente conseguimos apartar la roca y Dafne se quedó libre, pero la sangre atrajo a más caimanes, salió a la orilla y al capitán le mordió un caimán en la pierna, dejándolo herido.

-Perdóname capitán por mi culpa te han atacado. Dijo llorando de la impotencia. Tenía que haberme quedado ahí y morir yo en vez de que le atacasen.

-¡No digas bobadas jovencita!

-Es la verdad, aquí soy un estorbo.

-¡Basta ya! Dije cabreado. Ya hemos llegado muy lejos, no nos vamos a detener y mucho menos a dramatizar tanto. Dafne haz el favor de no ponerte así, ¡vamos!

Continuamos nuestro camino y la noche estaba cayendo, la luna llena se podía ver nacer de entre los árboles. Aquella hermosa luna de sangre era hermosa. Pero mientras caminábamos veíamos unos enormes ojos rojos moverse entre los árboles. Teníamos miedo, Balthor nos dijo que las serpientes nos habían visto ya. Cada vez estábamos más cerca del lugar, y ahora teníamos que mantener los ojos bien abiertos.

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