miércoles, 26 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 11: NADA ES LO QUE PARECE.

-->CAPÍTULO 11: NADA ES LO QUE PARECE

Durante el trayecto sentía la brisa en mi rostro, por primera vez en mi vida pude sentir los olores de la naturaleza jugar con el viento. Luces y sombras mezcladas con los colores de la naturaleza, los cánticos de las aves del paraíso ponían compás a éste hermoso momento. Sentía como si mi alma se purificase era todo maravilloso. Por fin llegamos al puerto, metimos el coche en la casa del capitán y subimos al barco. Los amigos del capitán fueron a despedirse de él, se enteraron de que iba a volver a navegar en busca de nuevas aventuras y así fue. Todos desde el barco comenzamos a despedirnos, en especial yo que no dejaba de mirar al más allá desde el interior de mi alma. Dafne por el contrario reflejaba tristeza en su rostro.

El barco se fue mar adentro y ya perdimos de vista el puerto.

-Es maravilloso el mar Aden, respondía tía Dorothy es tan mágico nunca lo había visto brillar tanto como hoy. Si te soy sincera nunca he viajado en un barco siempre lo hice en avión, pero si digo de saber que es tan mágico me hubiera montado en uno como éste.

-Jajajaja me alegra saber ésto mi querida Dorothy. No sabes cuanto bien me hace poder verte de nuevo. Respondía el capitán entusiasmado.

Emily se acercó a Dafne y a mí con unos trozos de madera y unos pañuelos, ¿Qué intención tenía con eso? Me preguntaba. Pero en poco rato lo intuimos, Emily se vistió de pirata y quería hacernos vivir una historia de piratas en pleno barco. Ella a pesar de su avanzada edad se sentía como una adolescente, quería disfrutar al máximo de todo. Esa era la Emily que tanto recordaba y así es como ella quiere que la recordemos siempre como un alma libre y joven. Comenzamos a jugar a duelos de piratas, Dafne comenzó a sonreír y a desprender esa magia que tenía en su mirada y sonrisa. Estuvimos jugando durante varias horas. Tía Dorothy junto con el capitán se apuntaron al juego y juntos disfrutábamos como niños pequeños. La verdad echaba de menos éstos juegos, me recordaban a los únicos buenos momentos que tenía de pequeño en el orfanato cuando Emily se venía en los recreos conmigo y mis compañeros de clase para jugar. A parte también nos contaba historias y nos tocaba un poco el violín o el piano ya que a parte de ser maestra de todas las materias era profesora de música. Era una mujer con muchos dones. Llegó la hora de comer, tía Dorothy junto con Emily se fueron a la cocina para prepararnos algo de comer. Dafne se acercó a ellas con la intención de ayudarles, tía Dorothy la miraba con ojos de no querer pero la dulce Emily le dijo que por supuesto que se uniera a la cocina.

Durante la comida estuvimos hablando de todo lo que teníamos pensado hacer, aproveché el momento entre risas y alegrías para contar lo de mi querida amiga la dama de la noche pues necesitábamos su ayuda para ir a aquel lugar. Dafne no le hizo mucha gracia que una sirena nos ayudara, debido a que ella no las tragaba muy bien por lo que nos dio a entender. A parte, yo me lo imaginé y pude notarlo con las miradas que hubo en aquella noche. Recogimos la mesa y nos pusimos a preparar los maletines y las bolsas de acampada que nos llevaríamos. Dafne estuvo todo el rato insistiendo en que teníamos que llevar más protección y menos ropa, meter más armas y cosas para curarnos. A parte de todo eso llevarnos las cajas petri para guardar muestras y analizarlas después. Emily dijo que eso era una grandísima idea así podría hacer investigaciones para un nuevo proyecto y avanzar en la medicina. Pero a tía Dorothy todo lo que decía Dafne no le parecía bien, se lo notaba en la mirada. La noche llegó y nosotros aún seguíamos navegando en dirección hacia la tercera isla espejo pues era la más lejana de las tres. Los rayos de luna comenzaban a filtrarse por las ventanas del barco. Dafne se fue a leer un rato a la popa del barco, Emily a relajarse un poco en la bañera y yo a tumbarme un rato a ver la luna. Tía Dorothy y el capitán estuvieron toda la noche en la parte de arriba del barco en el puente de mando. Desde ahí el capitán y tía Dorothy estuvieron viendo todo el mar y él aprovechaba mientras llevaba el barco hacia la isla para enseñarle a manejar un poco el timón. Algo me decía que había un poco de TSNR o lo que viene siendo “tensión sexual no resuelta”, tantos años separados sin saber el uno del otro. Separados por sus familias y el amor tuvo que acabar, sus cuerpos se llamaban pero tía Dorothy aún sentía amor por su difunto marido el señor Edward Miller. Yo estaba echando una cabezada debido al gran cansancio que tenía en el cuerpo de haber dormido poco hasta que escuché las voces del capitán llamándome.

-¡Víctor ven por favor!

Me levanté de la hamaca y me dirigí hacia el puente donde se encontraban él y tía Dorothy. Me estuvo diciendo que me encargase de manejar el barco que iba a descansar un poco. Yo sabía que no iba a descansar solo pues su cara presentaba una cierta alegría por no decir la cara de mi querida tía. Le dije que no me importaba el controlar el barco y que descansaran. Ellos se marcharon hacia el camarote y bajo aquella luna de plata sus cuerpos se fusionaron, tantos años deseando que llegara éste momento y por fin llegó. Hicieron el amor acompañados de una cálida melodía y bajo la penumbra de la noche sólo los rayos de luna que se filtraban por aquellas ventanas iluminaban la escena.
Él muy sutilmente le acariciaba el rostro, el pecho y las piernas. Ella disfrutaba del momento dándole pequeños besos en sus manos y por todo el brazo. Tía Dorothy lo tumbó en la cama y comenzó a besarle todo el cuerpo, recorriendo cada centímetro con su lengua acabando en sus labios. Yo mientras tanto pensaba donde podrían estar Mery y esa sombra que me la secuestró. Dafne cerró su libro y subió hacia donde me encontraba yo.

-Hola, ¿Qué haces?

-Nada.. aquí manejando el barco mientras el capitán descansa un poco. ¿Cómo te encuentras? Te veo más animada ¿No es cierto? Le dije con una sonrisa en mi rostro.

-La verdad es que sí, me siento mejor. Gracias. Me respondió con un cálido beso en la mejilla. Tengo que confesarte algo, quizá me odies o me mires mal por lo que pasó la otra noche.. Sé que es un poco difícil de explicar debido a que es muy extraño que me haya recuperado tan rápido..

-Dafne, tranquila no necesito que me des explicaciones. Le dije mirándola a los ojos. No pasa nada está todo olvidado tranquila.

-¿Seguro? Es que me duele el ver con la frialdad con la que me tratas desde aquel día. Lo siento. Me respondió cabizbaja.

-Perdóname si he sido frío, no ha sido mi intención. Sólo es una mala racha, algo pasajero.

-De acuerdo, pero quiero decirte a parte otra cosa.

-¿Qué cosa?

-Atladia está aquí cerca de donde vamos, tengo miedo.

-¿Atladia?, ¿Ese no es el lugar de donde procedes?

-Sí, el mismo. He de confesarte que es una de las islas que están perdidas bajo esas aguas que tú ves ahora mismo.

-¿cómo es posible?

-Lo es, recuerda nada es lo que parece, aunque esté bajo del mar puedes respirar aire puro como el que tú ves aquí. Es como otra dimensión, es difícil de explicar. Yo ahí donde me ves soy parte del aire. Y el agua es aire por lo tanto somos parte de un todo.

-No empecemos como Uriel, por favor.

-Uriel tiene razón en eso pequeño. No estés mal con él, para algo que coincido con él, aunque bueno.. él es un chico diferente. Sé que no va a ser fácil aceptarlo cuando te enteres pero bueno. Algún día conocerás las respuestas. Y las mías está apunto de llegar momento en el que las conozcas. Ahora he de marcharme a descansar. Descansa Víctor te quiero.

Dafne se marchó y se quedó conmigo esa duda que tanto quería hacer desaparecer. A lo lejos podía ver luces de un faro. La isla Pétrea estaba justo delante nuestra y el sol ya comenzaba a nacer de entre aquellas enormes montañas nevadas. Aquella isla me gustaba, me atraía, sentía como si algo bueno se escondiera ahí. Una energía positiva comenzó a emanar de mi cuerpo. Bajé del puente de mandos y me dirigí hacia la habitación del capitán para avisarle que isla Pétrea ya había sido divisada. Emily salió de su camarote y me dijo que tenía que hablar conmigo fuimos a desayunar y hablar. El capitán volvió a su labor y tía Dorothy se fue a bañar.

-Víctor he notado como una extraña energía en el ambiente. No sé, noto como si hubiera algo malo rondando por aquí cerca de nosotros.

-¿Tú también lo has notado? Veo que no soy el único. Sí, hay algo pero no sé el qué. Algo extraño está nadando bajo éstos mares, pero no sé el qué.

-Tengo miedo, no me gusta nada. Durante todos mis viajes una extraña sensación me ha estado persiguiendo. Me he acordado mucho de ti durante éstos largos años, ya que lo que tú me contabas de tus pesadillas he visto como se han ido haciendo realidad.
Puede parecer que estoy loca, pero nunca he estado segura de algo hasta ahora.

-Emily, tranquila no tengas miedo. Tú me has ayudado siempre desde que era pequeño. Y siempre me decías que si tenía miedo que cerrase los ojos y rezara pues haz lo mismo. No soy creyente ni tú tampoco pero al menos nos hace olvidarnos del tema. Y sí hay algo, lo noto. Por cierto ahora que estamos hablando. Me gustaría saber cómo ha sido que te has encontrado con tía Dorothy y tal.

-Claro que sí pequeño. Resulta que decidí volver a mis renacimientos pues necesitaba descansar un poco de la rutina. Y dio la casualidad que me topé con Dorothy en el supermercado. La verdad es que me agradó bastante volver a encontrármela después de tantos años. Y me estuvo comentando que su marido había fallecido y que su sobrina desapareció. Me contó también que iba a volver a Nimsville y aprovechó para decirme que eras tú al que iba a visitar. La verdad es que cuando me dijo que eras tú, mi rostro manó lágrimas de felicidad. No te puedes hacer una idea las ganas que tenía de volver a saber de ti tesoro. Si tu madre estuviera viva serás su misma imagen cielo. No te puedes hacer una idea de lo mucho que te pareces a ella. A tu padre también te pareces un poco, pero no tanto como a tu madre.

-¿Conociste a mi padre también?

-Sí, siento decirte que sí lo conocí por desgracia.

-¿Por desgracia? ¿Qué pasó?

-Tu padre era un mujeriego, le gustaba mucho el juego, las mujeres y el vicio en general.

-Me lo imagino. Tía Dorothy no me contó mucho la verdad e ignoro todo el pasado de mis padres y bueno de mi familia en general.

-Me lo imagino, la que mejor conoce la historia es Dorothy ella puede contarte más cosas sobre tu pasado. Pero mejor no tocar esos temas ahora, porque está un poco rallada por el tema. Yo puedo contarte lo poco que sé.

-De mi madre.. ¿Sabes algo?

-¿De Anéri? Sí, un poco. Cuando llegaste al orfanato estuve leyendo tu expediente. La familia de Anéri al fallecer ella se dispersaron, por parte de tu padre igual. Ha habido siempre en tu familia enfrentamientos de familias. El dinero siempre ha sido un grave problema, vienes de familia de dineros. Has tenido suerte de que tu madre te lo dejara todo a ti. Al morir ella sus dineros no fueron entregados a tu padre pues tus abuelos decidieron que iban para el banco hasta que cumplieras mayoría de edad. Ellos murieron hace ya un par de años. No pudieron hacerse cargo de ti debido a los graves problemas que había con el tema de las guerras y demás. Por parte de tu padre no quisieron hacerse cargo de ti. Ya sabes esa familia para mí parecer ha estado loca desde el comienzo de sus tiempos.

-Conoces muy bien a la familia de mi padre por lo que veo.

-Demasiado bien tesoro, demasiado bien.. yo fui una tonta que salió con él. Me enteré a los dos años de estar tú en el orfanato de que eras hijo de ese hombre.

-Bueno es agua pasada. Lo importante es que ahora estamos juntos de nuevo.

-La verdad es que sí cielo. No sabes el bien que me ha hecho el poder tenerte cerca de nuevo.

El barco paró en el puerto y ahí nos recibieron unas jóvenes chicas vestidas al estilo hawaiano. A su lado unos pequeños hombres nos acogieron muy bien en su isla. Decían que isla Pétrea era el paraíso romántico. Había oído hablar de ésta isla pero jamás pensé que fuera a ser tan hermosa. Y mucho menos pensaba que podría ser una de las islas espejismo, aunque ahora lo entiendo. Es el paraíso.

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