jueves, 27 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 3º UN AMOR PROHIBIDO

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CAPÍTULO 3º UN AMOR PROHIBIDO.

-¡Cómo ha pasado el tiempo!, han pasado 5 años desde que ocurrió aquel terrible accidente. Aún no me hago la idea de que Víctor y Dafne hayan fallecido.

-Yo tampoco me la hago. Me decía Emily.

-Bueno, al menos pudimos llegar a tiempo al hospital para poder salvar a Uriel. Nos costó lo nuestro, pero conseguimos las dos plantas. Decía Aden Mondragón.

-No sé por qué, pero me estoy empezando a encontrar mareada, será mejor que vaya a acostarme un rato.

Me marché a la habitación de mi sobrina para poder dormir un rato, la verdad estaba bastante cansada y me encontraba un poco mareada. Emily y el Aden se quedaron hablando durante un rato.

-Dorothy ha cambiado mucho en éstos cinco años, desde que ocurrió aquella desgracia en Ofidio no es la misma. ¿Qué piensas Aden?

-¿La verdad?, sí, ha cambiado mucho. Por las noches no para de llorar y de hablar en sueños. No se le entiende mucho lo que habla, pero no parece ella.

Suspiré y empecé a recordar mi vida como solía hacer desde que llegué a casa después de lo vivido en la busca de las plantas. Aún puedo oler el fresco aroma de la naturaleza, siento como si fuera ayer cuando corría por aquellos hermosos prados verdes y con flores. También puedo recordar el fresco y húmedo olor a mar, la brisa marina parece que puede rozar mi melancólico rostro. Aún era una niña pequeña cuando pude vivir por primera vez mi primera experiencia paranormal. Mis padres y familiares siempre me trataron como una loca, por decir que podía ver a los no vivos. Mi pobre hermana la única que me apoyó durante ésta triste etapa estuvo a mi lado siempre, pero con el tiempo se distanció influenciada por mis padres. 

No puedo negar quien soy, y mucho menos lo que soy. Soy hija de la tierra, mi plano es el terrenal y debo aceptarlo sea como sea. En aquella orilla pude ver como una sombra obscura se alzaba ante mis ojos. Era una joven dama vestida de blanco con una pamela. Recuerdo como la perdió por el aire que corría ese día. Corrí en busca de la pamela y cuando la recuperé fui a entregársela, la joven me miró con una dulce mirada pero pude ver como sus ojos iban poco a poco volviéndose rojos. La joven desapareció en la nada y yo corrí asustada. ¿Qué había sido aquello? No tuve respuesta, mis padres no me creían, mis amigas me dieron de lado menos dos Anéri Helsky y Émily Lacerau, mi hermana ya no estaba conmigo. Siempre he estado sola hasta que apareció él. Un hermoso joven con melena rojiza, ojos azules como el océano, labios carmín y cuerpo escultural. Fue mi primer amor, con el que viví fantasías y sueños que nunca viví con nadie.

Aden Mondragón, así es como se llamaba el joven. Vivimos un idilio, mas no puedo recordar algunos momentos vividos con él. Mi padre me obligó alejarme de él, siempre me maltrató física y mentalmente. Recuerdo como Anéri en el instituto me decía que no fuera tonta y que hullera con Aden a un lugar donde pudiéramos vivir nuestro idilio infinito. Así fue, a la salida del instituto él me esperaba con su moto. Nos fugamos al mar allí nos ocultamos en su vieja casa. 

Pero mi padre tardó poco en enterarse, junto a él la policía fueron en mi busca. Me sacaron de la casa arrastrándome de los pelos y al pobre de Aden lo patalearon dejándolo herido en una esquina de la habitación. A mí me llevaron a casa y me encerraron con llave durante varios días para que aprendiera que lo que hice estuvo mal. Entiendo que eso eran unos tiempos muy diferentes a los de hoy, ¿pero por qué teníamos que llegar a tanto?. Años después accedí a la facultad y conocí a Edward Miller mi difunto marido con el que viví grandes momentos también, él era un hombre de bien, venía de familia con alto nivel social. Mis padres lo aceptaron y aceptaron que nos casáramos, pero antes de que nos casáramos yo tuve un pequeño desliz con otro hombre. Resentida aún por lo ocurrido con Aden quise vivir más experiencias, y sin darme cuenta acabé liándome con el novio y futuro esposo de mi mejor amiga Anéri Helsky, Dereck Lucksim. 

Él era un hombre con un nivel social inferior al mío, su familia lo estaba pasando mal económicamente y salía con mi amiga Anéri para hacerse con su fortuna. Tengo que decir que él era muy mujeriego, nunca sintió amor por Anéri y buscaba fuera lo que no encontraba adentro. Yo me sentía mal por lo que le estaba haciendo a mi amiga, pero estaba ciega por el dolor que mi familia creó en mí, y por el resentimiento acabé acostándome con él varias veces.

Teníamos planes de futuro, queríamos tener hijos y fugarnos bien lejos. Recuerdo también como muchas noches Anéri se venía a casa llorando por las peleas y discusiones que tenía con Dereck Lucksim. Yo la verdad, no sabía como actuar ante tal situación, no sabía como consolarla. Ya que cuando ella dormía yo lloraba arrepentida por todo lo que hacía. Mi conciencia nunca me dejó tranquila. Anéri quedó embarazada de Edward y él se vio obligado a quedarse con ella a pesar de no amarla, yo a pesar de todo lo vivido con él, no lo aceptaba y mis celos me llevaron a más. Ante ella simulaba una gran amistad pero detrás de ella deseaba que el niño muriera. ¿Por qué hacía todas éstas barbaridades? ¿No amaba lo suficiente a mi novio? Miles de preguntas rondaban mi cabeza. El día de la boda de Anéri hubo complicaciones. Sí, recuerdo bien lo que ocurrió. Ese día yo estaba allí vestida de dama de honor junto con Émily. El padre Oriol le preguntó a Dereck si aceptaba a Anéri como esposa y tardó en pensarlo. Acto seguido me miró y Anéri se dio cuenta de ello. Ese momento me destrozó por dentro, vi como manaban lágrimas de dolor en el rostro de mi mejor amiga. No tardó dos segundos cuando el ramo cayó al suelo y ella salió huyendo de la iglesia de Equinia. Él salió tras ella corriendo, la consiguió alcanzar y la metió en el coche corriendo y huyeron al acantilado de la novia.
Una vez allí los vi discutiendo a voces, ella lloraba y le echaba en cara cosas con motivo.

-¡Cómo has podido hacerme ésto Dereck!

-¡Haz el favor de dejar de comportarte así! Le abofeteó.

-Ahora lo entiendo todo, todas las excusas que me pusiste. Pero lo que más me duele es que esa que yo llamo amiga en esas noches de llantos me consolara. Jamás podré perdonarle ésto que me hecho. ¡LA ODIO!

Al escuchar decir que me odiaba mi alma rompió en lágrimas de dolor. Acto seguido él empezó a apedrearla y pegarle patadas en la barriga para que perdiera el hijo que esperaba. No podía aguantar ver todo lo que mis ojos veían, quise impedirlo y bajé corriendo para ayudar a mi amiga y apartar a aquel salvaje de ella. Aquel salvaje que amaba con toda mi alma y que me respondió con una bofetada. Me la merecía pero al menos lo separé de ella. Se acercó a mí y me agarró del cuello lanzándome al suelo de nuevo. Volvió a por Anéri y la rastreó de los pelos por el suelo, el vestido se le rompió y comenzó a llenarse de sangre. La noche estaba empezando a caer y él seguía gritándole y maltratándola. Yo ya no podía aguantar más y subí corriendo al coche para coger la pistola que ocultaba bajo el sillón trasero de su coche. Dereck Lucksim no tenía permiso de armas pero para conseguir dineros, traficaba y robaba. Una vez que encontré la pistola volví a bajar y amenacé a Dereck con matarlo como no la dejara en paz. Dereck me miró con cara de odio y resentimiento.

-¡Maldita puta del demonio, juro que me las pagarás tú y tu maldita familia!

-¡Aléjate de Anéri asesino!

-¡Dorothy, deja esa pistola! Me gritaba dolorida Anéri.

-¡NO!, tú eres mi amiga y mi deber es defenderte, bien sabes que te he traicionado como amiga por haber estado con él a escondidas. Ahora debo vengar todo lo que siento después de ésto. ¡Dereck juro que me las pagarás tú!

Anéri la vi como se iba lentamente rastreando hacia el acantilado, yo me quedé con Dereck discutiendo.

-¡Cómo puedes estar haciéndome ésto Dorothy!, ¿A caso no me amas?, ¿Qué ha sido de nuestro amor?, ¿Qué ha sido de todas esas promesas de amor eterno y nuestros planes de futuro?

-¿Qué ha sido? Fácil, acaban de morir. Te he estado utilizando, soy una mujer despechada. Yo perdí a mi amor por culpa de mi familia y no pienso aguantar perder ahora a mi mejor amiga por un resentimiento.

-¡Tú lo que eres es una putita fácil! ¡¿Cómo te va a querer alguien si no te quieres ni a ti misma?!

-Ya no me duelen tus palabras, me da igual lo que me digas. No puedo perdonarte que hayas tratado a mi mejor amiga así.

-¿Mejor amiga?, ¿Aún tienes la poca vergüenza de llamar mejor amiga a Anéri? Comenzó a reírse.

-¡Sí!, a pesar de todo lo que he hecho la sigo llamando así, aunque me cueste una pelea. Pero he estado ciega y ya me he quitado la venda. Nunca es tarde si la dicha es buena. Y tú pagarás todo lo que has hecho. ¡LO JURO!

-Me marcho la gente estará a punto de llegar y no quiero que me vea en éstas formas.

-¡Lárgate cobarde! Pero que sepas que tu hijo nunca sabrás quien eres.

-¡Ese bastardo nunca será mi hijo! Gritaba mientras corría.

-¿Cómo es posible que hables así? ¡Acaso no te das cuenta que es sangre de tu sangre!

Se detuvo y se giró gritándome:

-Dudo mucho que vaya a nacer después de las patadas que le metí en su vientre, siempre intenté que abortara provocandole accidentes, pero siempre se salvaba. Pero claro está que después de todo ésto el hijo de puta que está en su vientre nacerá, claro está, pero ¡MUERTO! Gritaba riendo.

¡No es posible que hable así!, nunca imaginé que pudiera ser lo que es. El mismísimo demonio veía a través de su mirada. Aquellos ojos rojos estaban escondidos en su mirada. La obscuridad se había apoderado de su alma maldita. De la ira y la rabia que me entró al escuchar todas esas salvajadas aproveché para dispararle en venganza. No quería matarlo pero sí dejarlo gravemente herido. Y Así fue, cayó al suelo de rodillas y me miró con una mirada diabólica. Salí corriendo en busca de Anéri y allí estaba en el acantilado.

Caí ante ella y la vi llorar de dolor.

-Tranquila amiga estoy aquí, todo está bien.

-¡No puedo aguantar más! Siento que viene ya. Me decía llorando y apretándome fuerte la mano.

-Venga Anéri, ¡tú puedes!

El momento fue mágico aún lo recuerdo como si fuera ayer. La brisa marina comenzó a soplar y las nubes dejaron paso a la enorme luna llena de color azul que había en aquella hermosa noche del 02 de Julio de 1991. Los rayos de luna alumbraron el momento y las olas del mar rompían con más fuerza que nunca contra las rocas del acantilado. Una bandada de palomas blancas y cisnes volaron hacia el cielo. No estábamos solas en ese momento, un montón de gente se escuchaba gritar contenta de alegría. Me asomé al acantilado y así era. En el mar los delfines saltaban, las ballenas soltaban chorros de agua y las sirenas cantaban cantos celestiales. Poseidón estaba al tanto del nacimiento. Cuenta la leyenda que el nacido bajo el influjo de la luna llena azul será el salvador de la luz. Y Así fue, el momento que las dos esperábamos ocurrió. Anéri apretaba con sus fuerzas y con lágrimas de dolor por todo lo vivido en ese momento el pequeño nació. Anéri rompió su vestido y envolvió al pequeño en él. Acto seguido lo miró le sonrió y lo besó. Se levantó abrazándole y se dirigió con él al acantilado, alzó al pequeño a la luna y ella lo iluminó. Del cielo una corona de pétalos de rosa azul cayó ante los dos y ella en agradecimiento a los dioses del mar y de la luna se la colocó en su pequeña cabeza.

-Dorothy, perdóname, aquí te dejo a mi hijo. Mi pequeño Víctor.

-¿Cómo que aquí me dejas a tu hijo? ¿A dónde vas?

-Voy a acabar con mi vida. No tiene sentido. He sufrido bastante y creo que lo vivido hoy me ha abierto demasiado los ojos. Por favor, cuida de mi hijo como si fuera tuyo.

-Pero..¿Anéri?, ¡no puedes acabar con tu vida así!, ¿Qué va a ser de tu hijo?. Le respondí llorando.

-Mi hijo estará contigo siempre. Confío en que cuidarás de él como si de tu propia sangre fuera.
-¡No puedes acabar así! ¡Tu hijo te necesita!.

-Escuché lo que dijo su padre, es un “bastardo hijo de puta”. Así es como me ha tratado siempre. No digo que mi hijo sea un bastardo, pero hijo de puta será.

-¿Qué quieres decir con eso?. Por el amor que sentía por Dereck tuve que aceptar muchas veces el acostarme con otros. Él me obligaba, y luego me decía “buena chica”.

-¡Qué!, ¡ese hijo de..!

-Lo siento, Dorothy, amiga.

Émily agarró la pistola, se descalzó y dejó a Víctor en el suelo comenzó a andar hacia el acantilado y se dio la espalda para mirarme. La pistola se la metió en la boca y cuando estaba dispuesta a disparar el gatillo salí corriendo hacia ella y por querer cogerla para alejarla de ahí la empujé sin querer y la pistola disparó, sí, pero hacia el cielo. La joven Anéri cayó al vacío desapareciendo entre la espuma del mar. Yo caí de rodillas al suelo y la vi perderse entre las olas del mar. Pocos segundos después una bandada de cisnes y de palomas volaron hacia el cielo. Salieron de la nada al igual que un enorme cisne blanco que voló hacia a mí dejándome caer una manta de plumas para arropar al pequeño. Mis ojos no podía parar de llorar por lo que ocurrió, quise salvarla y la acabé matando. Maté a mi mejor amiga, no le disparé, pero sí la empujé dejándola caer al vacío. Nunca podré perdonarme lo que hice. Y comencé a gritar ¡Anéri NO!. Pocos minutos después del accidente los familiares y periodistas comenzaron a llegar. Tuve que manipular la información para que no supieran que fui yo la asesina. 

Los padres de Anéri quisieron hacerse cargo del pequeño, y lo llevaron al hospital para hacerle pruebas por lo ocurrido, para poder comprobar que el pequeño Víctor estaba bien y no había sufrido daños. Al poco tiempo las familias tanto de Dereck como de Anéri se pelearon y ambas se distanciaron. Los padres de Anéris y su familia comenzaron a distanciarse por problemas económicos. Y me dieron la información de que todas las herencias iban al banco hasta que el pequeño Víctor cumpliera la mayoría de edad. Yo una vez sacado del hospital, llevé al pequeño Víctor al Orfanato Manestfield y allí estuvo al cuidado de Émily. Yo me casé con Edward Miller y me fui a otro país para olvidarme de todo. Intentamos tener hijos y no podíamos. Quise ver el motivo por el cual no podía tener hijos y acudí a un médico privado, él me dijo que era imposible debido a mi esterilidad. Tras esas palabras mi marido, comenzó a despreciarme y a humillarme. Diciéndome que no valía nada, que una planta seca tenía más vida que yo.

Aquellas palabras me hundían pero a pesar de todo yo lo amaba, porque él estuvo ahí cuando mi familia renegó de mí. Al morir mi hermana, Mery se vino a vivir conmigo y pensé que tal vez podría cuidarla como si fuera mi hija y que eso tal vez salvaría nuestro matrimonio. Pero eso no fue todo, al principio todo iba bien, hasta que un día me echó en cara que mi sobrina viviera con nosotros. Ella nunca haría el papel de hija, ya que no es su sangre y él era mucho hombre para no ser padre. Que quería entregar su fortuna a un hijo de su sangre y no a una extraña para él.

Al principio planeamos divorciarnos pero no eran los tiempos mejores para el divorcio la iglesia se oponía y a mí me podrían haber hundido más de lo que ya estaba. Con el paso de los años aprendí a superar todo y el destino volvió a juntarnos. Víctor volvió a mí como dijo Anéri y ahora lo he perdido a él como la perdí a ella. Nunca podré perdonarme lo que hice, Víctor no sabe toda la verdad, y el peligro de muerte que tenía al nacer. Cuando volví a verle tenía que haberle contado de su enfermedad, y haber dado parte también al orfanato pero nunca pude coger el valor de decirlo. Y ahora no podré contárselo nunca porque ha muerto. Vuelvo a estar sola, el destino me ha ido cobrando cada daño que he hecho por mi despecho y me resentimiento. Perdí a mi mejor amiga, a mi primer amor, a mis padres, mi familia, mi hermana, mi vida, mi marido, al hijo de mi mejor amiga, y encima a mi sobrina. Lo he perdido todo, bueno.. todo no, mi primer amor ha vuelto después de varios años. Pero él ha sido el único que ha vuelto, los demás no volverán. Y eso me duele, la vida me puso la miel en los labios y me la arrebató. Sé que lo merezco y por eso debo pagar por todo lo que hice. Somos parte de un todo, y debo cumplir con mi función en ésta vida.

-¿Se puede? Me decía desde la puerta.

-Claro, pasa. Le respondí cabizbaja.

-¿Estabas llorando? Me decía mientras se tumbaba en la cama.

-No, es una pestaña que se me ha metido en el ojo. Le respondí.

-No me mientas, sabes que no es verdad. No debes aferrarte al dolor. Sabes que no estás sola, me tienes a mí, y tienes a Aden.

-De qué me sirve tenerles a ustedes si he perdido a las personas más importantes de mi vida.

-Lo sé, yo también las he perdido, compartimos pérdidas. Pero no debemos aferrarnos al dolor, piensa en positivo.

-¿Cómo puedes ser tan fría?

-No soy fría, me duele que me digas eso. Víctor no querría vernos así. Confío en él y sé que esté donde esté, estará con nosotros en todo momento. Acuérdate de lo ocurrido aquella noche. Un cisne reflejó el alma de Anéri, igual puede reflejar el alma de nuestro pequeño.

-Jamás podré olvidar esa noche.

Emily me abrazó y juntas nos quedamos llorando en la cama toda la noche. Mientras el capitán bebía en la cocina llorando por no aguantar el gran dolor que sentía en su corazón.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 2º: LÁGRIMAS EN LA NOCHE.

-->CAPÍTULO 2º LÁGRIMAS EN LA NOCHE.

Tengo miedo, debo de confiar en Víctor, sé que él vendrá a rescatarme. Soy su fiel compañera, su único hombro en éstos momentos. Porque Edgar se encuentra en coma, el pobre no tiene la culpa de estar donde está, pero tengo que reconocer que en su momento me sentí bien. Sé que ha estado mal, porque me he dejado llevar por mis celos, desde que vino, Víctor ha estado siempre con él. Pero claro tengo que entender el pasado que ha tenido el pobre chico. ¿No sé por qué me pongo a pensar ahora en ésto?

Y luego, por si no fuera poco, aparece esa tal Dafne. ¿Quién será esa perra rastrera?, Uriel, me dijo que no me preocupara, pero... es imposible, ella es hermosa y yo no. Aunque en su mirada oculta algo, todas esas fulanas de la calle son así. Cuando salga de aquí, me las va a pagar una a una. Pero claro.. ¿Cuándo saldré de aquí?. Llevo mucho tiempo encerrada en éste espejo, y necesito salir de aquí. ¿Cuánto tiempo llevaré encerrada? Perdí la cuenta, y no puedo contar nada ya que no veo los días y las noches. Sólo puedo ver de vez en cuando en ese recipiente a mis amigos. Pero llevo siglos sin ver nada, el agua se ha puesto turbia. Lo único que veo son recuerdos de mi pasado, siempre he estado sola, si no hubiera sido por mis tíos no sé que hubiera sido de mí, y luego Víctor. Tras cumplir mis 18 años e independizarme de mis tíos me fui a Nimsville y ahí conocí a Víctor, me estuvo ayudando en todo cuanto pudo. Aún recuerdo cuando nos conocimos. Fue una mañana en el parque, yo iba como siempre distraída con mi maleta en la mano izquierda y mi libro de poemas de Becquer en la derecha. Él tampoco se dio cuenta y nos chocamos. Mi maleta cayó al suelo y se salió toda la ropa, mi libro cayó al suelo y cayó en la página de un hermoso poema de amor, sus libros también cayeron al suelo.

-Perdóname, ha sido culpa mía por no mirar por donde voy.

-Tranquila, no te preocupes, ¿Estás bien?. Me decía sonriendo.

-Sí, gracias. ¡Oh! Disculpa, se te han caído todos los libros.

-Tranquila, y a ti se te ha salido toda la ropa de la maleta, permíteme que te ayude a recogerla.

Una vez metida la ropa en mi maleta, los dos fuimos a coger a la vez el libro y él se puso a leer el poema que había escrito en la página.

-Podrá nublarse el sol eternamente; Podrá secarse en un instante el mar; Podrá romperse el eje de la tierra Como un débil cristal.

Y yo le respondí continuando el poema.

  • ¡todo sucederá! Podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón; Pero jamás en mí podrá apagarse la llama de tu amor. Hehehe, muchas gracias por todo... le decía ruborizada.
-Víctor, me llamo Víctor Lucksim. ¿Y tú? Y de nada.

-Mery, Mery Rellismare.

-Un placer Rellismare, y un hermoso libro. Ese es mi poema favorito.

-El placer es mío Víctor, y al igual que tú, éste es mi poema favorito. Le respondía ruborizada.

-Bueno, debo de marcharme para preparar la comida. Un saludo y nuevamente disculpa mi torpeza.

-No tengo que disculpar nada, la culpa fue mía por no mirar por donde iba. Un saludo y gracias de nuevo.

¡Madre mía!, acabo de llegar y acabo de tropezarme con el chico más guapo del pueblo. Que torpeza la mía, y ahí va, suspiré y continué.

La verdad no tenía sitio para alojarme, y el tiempo estaba empezando a obscurecerse, se veía lluvia caer, y yo me decía a mí misma que tenía que encontrar un lugar para pasar la noche. Pero era imposible, no conocía a nadie aquí.

Empezó a llover y pasé por una calle de lo más bonita pero no podía apreciarse la belleza por la lluvia, y de pronto como si el destino se lo hubiera propuesto.

-¿Mery, eres tú?

Miré hacia atrás y lo vi a él de nuevo, el corazón se me aceleró.

-Hola Víctor, ¿Qué tal?

-Bien, gracias ¿y tú, qué haces por aquí?

-Nada pasear bajo la lluvia.

-¿Por qué no vas a casa?

-Soy nueva aquí, y no tengo casa, me iba a meter en aquel portal de allí arriba.

-No digas tonterías vente a mi casa, te puedes poner mala con el frío que hace.

El corazón se me aceleró y acepté su proposición. Entré a su casa y me ofreció una manzanilla calentita para entrar en calor. Nos sentamos junto a la chimenea y estuvimos un rato hablando. Me ofreció una ropa limpia y seca pero le dije que no se molestase yo traía ropa seca mía en la maleta aunque claro, en ese momento toda la ropa estaba mojada, el agua había filtrado en la maleta. Me sentía un poco extraña con su ropa, pero muy emocionada por volverlo a ver.

-Gracias Víctor nuevamente.

-No tienes que darlas. Para eso estamos. Me has dicho que no tienes lugar para hospedarte ¿Cierto? Si quieres puedes ser mi compañera de piso. ¿Vienes a estudiar aquí no?

-Sí, correcto. Me vine aquí para estudiar mi carrera, habiendo podido hacerla allí de donde vengo, pero quise empezar de cero. Y decidí venirme aquí. Muchas gracias por tu amabilidad. Pero no quisiera molestar.

-Tranquila, no me molestas, me siento solo aquí, y ésta casa es bastante grande para mí solo. Sería un placer el poder tener a alguien con quien hablar todos los días y compartir cosas.

-La verdad es que sí, tienes una casa muy bonita, debes de tener muchos dineros para poder mantenerla ¿no?

-Sí, mis padres me dejaron una gran fortuna, a parte de mis abuelos. Que me dejaron la herencia. Pero...¿De qué me sirve el dinero si estoy solo?.

-Lo siento mucho, no debí entrometerme.

-No pasa nada, entonces, decidido, a partir de hoy seremos compañeros de piso y espero que seamos muy buenos amigos. Mañana a primera hora iremos a que te matricules en la carrera, y nos pondremos en marcha para arreglar todos tus papeles.

Así fue, toda la mañana la tuvimos liada, arreglando los papeles y conseguí matricularme en la carrera de dibujo artístico. Le debo bastante a Víctor, sin él no sé que hubiera sido de mí en aquel día de lluvia. ¿Quién me lo iba a decir a mí, que con 18 años tuviera la suerte que tuve de encontrarme con él? Mi ángel, mi salvador.
Con forme fueron pasando los meses y los años, nuestra amistad iba en aumento, yo creo que fue un amor a primera vista, y confié demasiado en que él también lo sintió, pero me equivoqué. Le confesé varias veces mi amor hacia él pero él se negaba, era como si no le gustase, aunque me decía siempre que le gustaba, pero no me veía como mujer. Eso me afectaba bastante, me hacía sentirme mal. No me ve como mujer, ¿Quizá sea poca cosa para él?. Intenté cambiar muchísimo para intentar captar su atención. Iba a salones de belleza, me compré nueva ropa, incluso vestidos hermosos para que me viera hermosa. Pero de nada servía, incluso pensé que podría ser gay. Pero era imposible, él tenía sus royos y todos eran chicas. Pero su mirada estaba perdida con ellas, no era feliz. Era como si estuviera despechado con la vida. Veía su vacío, lo que más me llamaba su atención eran los llantos en las noches, siempre lo oía llorar y gritar. Por las mañanas no recordaba nada de lo ocurrido. Hasta que un día apareció Edgar, yo le respondí con una sonrisa, me alegraba de que hubiera hecho una buena acción, no podía decir que no. Ya que él me trajo a mí por lo mismo. Estaba sola en la calle, sin nadie y no podía negar su estancia. Pero con el tiempo empecé a encelarme de él.

Su amistad iba a más, compartían todo, era iguales en todos los aspectos, parecían almas gemelas. Su estado de ánimo era similar, dos gotas de agua no se parecían tanto como ellos. Sin lugar a duda, es como si el destino hubiera hecho que éstas dos personas se encontraran para ser felices y compartir toda una vida. Eso me hacía que la sangre me hirviera. No podía permitir que le hiciera más caso a él que a mí. Me sentía alejada de él, antes lo compartía todo conmigo, parecíamos una pareja perfecta, aunque no lo fuéramos yo lo sentía. Me hacía sentir importante por encima de todo, pero llegó él y me dejó de lado. Todos sus problemas, todas sus cosas se las contaba a él y yo quedé en segundo lugar. Intenté romper esa amistad varias veces, pero luego la conciencia me rompía en llantos. No era bueno pensar de esa manera, pero los celos y la envidia me corrían por las venas. Sentía como poco a poco mi corazón dejara de latir, éste amor que sentía por él y que él no sentía por mí, me iba matando lentamente. Y un gran vacío en el pecho me estaba consumiendo lentamente como una llama a una vela. La obscuridad sin duda se estaba apoderando de mí. Y así fue una mañana al abrir la puerta encontré un periódico en la puerta y leí el titular. Sorprendida subí corriendo a la habitación y ahí estaban los dos desnudos abrazados en la cama de Víctor. Esa imagen me destrozó más aún, salí corriendo para despejarme y cuando volví les preparé el desayuno, acto seguido salieron los dos corriendo para la imprenta a quejarse y cuando volvieron, Víctor vino más hundido aún. Volvió a marcharse y recuerdo que ese día mi tía Dorothy me llamó llorando, mi tío se había suicidado. No lo dudé dos veces aproveché la ocasión para volver con ella e intentar despejarme de lo que había ocurrido en éste tiempo. Me encontraba muy mal y necesitaba despejarme de todo.

Al día siguiente Víctor me llamó llorando, Edgar estaba en el hospital, mi tía y yo tuvimos que volver, para estar con él. Y ahí fue como Edgar se alejó de la vida de Víctor. Sé que estuvo mal alegrarme a escondidas de que estuviera ahí, pero los celos me llevaban por muy mal camino. Ahora me arrepiento, sé que ha estado mal, quizá fue mi culpa el que él esté en coma, ¿Habrá despertado?. Ojalá que sí, ha pasado mucho tiempo desde entonces. ¿Cuánto habrá pasado?. En fin mejor no pensar en el tiempo que ha pasado porque me pondría peor, sólo pensar que ahora mi rival es Dafne. Aún recuerdo el día en el que apareció.

Era el día de mi cumpleaños, y ella se le insinuó a mi Víctor, me sentía traicionada, por un momento pensé que al tener a Edgar en coma ya tendría vía libre. Pero claro, antes que Dafne apareció Uriel, éste chico que parece sacado de la edad media. La verdad, es que han ido ocurriendo cosas muy extrañas. Pero bueno... el caso es que Dafne no me dio buena espina. Iba hermosa, pero no podía soportar que me rompiera mi momento con Víctor. Hay momentos que me siento como si estuviera en una telenovela de abuela. Cada vez que recuerdo el momento de ella bajando las escaleras y él acude a ella me hierve la sangre. Me dejó por esa cualquiera, lo único bueno de esa noche fue el haberle tirado la copa encima. Y más tarde lo último que recuerdo fue una obscuridad y cuando desperté aparecí aquí encerrada. Luego el paso de los días me ha estado mostrando ese recipiente de agua el día a día en pequeñas partes a Víctor y a Edgar, el pobre de Edgar se le veía cada vez de mal en peor. Pero Víctor ha sufrido mucho, y Dafne le ha hecho mucho daño. Luego Uriel también ha estado haciéndole daño. Tengo miedo, lo último que vi, fue cuando se lanzó desde aquel acantilado para salvar a la fulana de Dafne. Espero que no ocurriera ninguna desgracia. ¿Sería capaz de haberse lanzado por mí?. No creo... no soy tanta mujer para él... Seguro que por su Edgar y por su Dafne sí.. Aunque lo de Dafne ha quedado más que claro. Ha conquistado su corazón, y eso me lo voy a vengar. ¡Lo juro!, ¡lo juro!, ¡lo juro!

-¡Cállate ya! Me decía una voz.

Asustada me callé y comencé a llorar, era otra vez esa sombra. Desde que aparecí aquí no hacía más que hacerme sentir mal. Ella me mostraba todo lo de mis amigos para hacerme sentir mal. Jugaba con mis sentimientos. Ahora entendía todo aquello que me solía decir Víctor sobre la obscuridad y sus sueños. La obscuridad siempre ha estado luchando para ganar a la luz. Pero claro parece cosa de brujería. No sé si creer, pero visto lo visto, debo creer firmemente en los hechos y la obscuridad me ha secuestrado y me ha encarcelado en éste espejo maldito. Del cual no puedo salir si no lo abren con una llave. Me mostró el reflejo de mi reflejo y pude verme por fin después de todo éste tiempo. Tras verme reflejada y pálida comencé a llorar más pero ya no eran lágrimas normales, eran lágrimas de obscuridad. Me estaba consumiendo lentamente por dentro, apoderándose de mis sentimientos, haciéndome ver las cosas desde otro punto de vista que no son. No podía cambiar mis formas, pero sabía que estaba mal, que el odio alimentaba su ser y por eso se hacía más fuerte. ¿Qué puedo hacer para dejar de sentir éste dolor que corre en mí? Me preguntaba constantemente. ¡Víctor! Grité. 

CAPÍTULO 1º: UN LARGO PASEO.

-->CAPÍTULO 1º UN LARGO PASEO.

Despertar, y lo primero que ves, se llama obscuridad. Siempre he sentido miedo de estar sólo y parece ser que la vida, se ha propuesto en hacerlo. Lo consiguió, alejó de mí cuanto poseía y tenía a mi lado. Desde que llegué a éste mundo, no ha habido nada más que complicaciones.

Mis padres, o mejor dicho, esa familia que decían ser padres afortunados por tener un hijo como yo, hasta que se enteraron de mi homosexualidad. Primero fue mi padre, por el que tenía más devoción con el que pensaba que me iba a llevar mejor después de confesárselo, acabó pegándome, insultándome, agrediéndome física y mentalmente. Me cogió del cuello y me pegó la cabeza junto al televisor, en el cual había puesto para mí una película porno. En ella salía un hombre violando a una mujer salvajemente, acto seguido se desnudó ante mí y me abofeteó, me hizo sangre en el labio y me dijo: -Cómemela, ¿No eres maricón? No me dejó hablar cuando ya me agarró del cuello de nuevo y me metió su enorme miembro en mi garganta. Más tarde, me empujó al suelo, me desnudó y comenzó a metérmela fuértemente haciéndome sangrar. Acto seguido después de correrse, me pegó patadas en las costillas y en la cara. Nunca me había sentido tan sucio y despreciado como aquella noche. Pasada media hora llegó mi madre y nos “pusimos a cenar”, mi madre me preguntó preocupada qué eran esos moretones que tenía en la cara y por qué tenía el labio hinchado. Mi padre se lo contó y tras oír lo que decía, se levantó de la mesa se acercó a mí y me abofeteó mandándome a mi dormitorio.


Luego mi madre que se empeñó en internarme en una clínica para intentar sanar mi “enfermedad”. Decía que la homosexualidad era una enfermedad, una malformación en el cerebro del feto que una vez nacido el bebé se iba aumentando hasta llegar a ser lo que es... homosexual. Un cura del Opus dijo que había una solución para sacar al “demonio” que se escondía en esa “hormona”. Nunca pensé que mis padres, iban a ser tan retrogrados, sin dudarlo, en esa misma noche aprovechando que ambos estaban dormidos, cogí mi maleta y con mis pocos ahorros que tenía me marché hacia el aeropuerto. Una vez allí, sin dudarlo dos veces decidí emprender un nuevo camino en mi vida. Me lancé al vacío, cogí primer vuelo que salía hacia Equínia. Así fue, una vez subido en el avión me quedé dormido y a volé durante varias horas. A la mañana siguiente una joven azafata me despertó, cogí mis cosas y marché hacia el interior del aeropuerto de Equinia. Aquello era un sueño hecho realidad. Estaba muy cansado y no me quedaban dineros para continuar mi camino. Me senté en un banco y me comí un bocadillo que preparé justo antes de salir. ¿Quién me iba a decir que con 21 años iba a vivir lo que viví esa noche? No tengo trabajo, no tengo dinero, no tengo familia, no tengo amigos, estoy solo en éste mundo, ¿y ahora?, estoy solo en éste nuevo lugar. Un joven muy atractivo que acababa de salir de la tienda con un periódico, se sentó a mi lado y se puso a leer, me miró y me vio llorar, aprovechó y se quedó mirándome fijamente se había dado cuenta de mis heridas, y sobre todo de los moretones que tenía en la cara y en los ojos.

-Hola, ¿Qué te ha pasado?

-¡Me ha hablado a mí!, y encima me pregunta como estoy. Nunca pensé que alguien aquí me fuese a preguntar. Me decía interiormente. -Hola, nada importante tranquilo.. le dije en tono distante.

-Si no fuera nada importante, no tendrías esas heridas, ¿Quieres que te lleve al hospital?, no veo esas heridas y hematomas en muy buen estado.

-¿Seguro?, ¿No le importa?. No quiero molestarle. Le dije cabizbajo.

-¡Claro!, vente, te llevaré en mi coche.

Decidí irme con él, la verdad, era un chico muy guapo y se le veía muy noble y con un gran corazón. En el trayecto hacia el hospital, me estuvo preguntando:

-¿Cómo te llamas?, ¿De dónde eres?, ¿Cuántos años tienes?, ¿Por qué tienes esas heridas?

-Bueno, antes que nada, quiero agradecerte el que me estés ayudando y llevando al hospital. Me llamo Edgar Lupinasckov, soy de Germanova un estado de centro Eurocania. Tengo 21 años y llegué ésta mañana aquí sin pensarlo dos veces, me marché tras una discusión con mis padres. Y éstas heridas que apenas puedes ver porque las grandes se encuentran en mi interior, son provocadas por la pelea que mantuve con mis padres, en especial con él, al confesarle mi homosexualidad.

-¡No es posible!, eso merece una denuncia. Entonces... ¿llegaste ésta mañana, y no tendrás lugar para alojarte aquí verdad?.

-No me apetece meterme en juicios, gracias. Y sí, llegué ésta mañana y no tengo lugar aquí. No me queda dinero, me lo gasté todo en el viaje.

-Tranquilo, yo te llevaré a mi casa y vivirás conmigo, ¿De acuerdo?

-Pero...No creo que esté bien, no me conoces y yo a ti tampoco. Has sido muy bueno y noble conmigo, creo que sería demasiado.

-Es cierto, no nos conocemos, permíteme que presente. Me llamo Víctor Lucksim tengo 23 años, vivo en Nimsville un pequeño pueblo cerca de aquí y yo también he venido hace poco para empezar una nueva vida. Y no temas por nada, aquí voy a ayudarte en lo que pueda para que salgas adelante. Te quedarás en mi casa a vivir todo el tiempo que desees. ¿De acuerdo?. Has tenido suerte de que estuviera por aquí, vine a acompañar a un vecino que se marchaba y ya aproveché para tomarme un café y comprar el periódico.

-Muchas gracias Víctor, eres muy bueno conmigo, no sé como podré pagarte todo ésto que estás haciendo por mí. En serio mil gracias.

-De nada pequeño, para eso estamos.

Desde luego, iba a ser cierto eso de que todos tenemos un ángel en el cielo que nos ayuda en todo cuando lo necesitamos, éste sin duda era el momento indicado. Víctor Lucksim es mi ángel, ese ángel que me ayudará a salir adelante. Una vez en el hospital, los médicos me estuvieron observando y dando tratamientos para sanar esas heridas y aliviar los hinchazones. Les dije que fue motivo de un intento de atraco, y más o menos pude salir de aquel “follón”.

Después de salir del hospital nos fuimos para su casa, allí nos esperaba Mery Rellismare una chica de 23 años una compañera de piso de Víctor y ahora mía también. La joven me recibió con una sonrisa hermosa. Víctor me indicó cual sería mi habitación y yo le volví a agradecer todo lo que había hecho por mí.

Fueron pasando los años y con el tiempo acabé poco a poco y sin querer enamorándome sin darme cuenta de él, nunca se lo quise confesar. Me estuvo ayudando a arreglar todos los papeles para que pudiera vivir allí sin que hubiera complicaciones. Con el tiempo descubrí en él cosas que me llamaron mucho la atención, no tenía padres, pero nunca quería hablar del tema, por las noches lo escuchaba llorar y gritar en sueños, padecía de pesadillas. Mery, empezó a tenerme celos por mi gran afinidad con Víctor, ella estaba muy enamorada de él, pero él no le daba esperanza alguna. Yo retomé mis estudios y comencé a trabajar para ganarme un sueldo y poder pagarle a Víctor todo lo que estuvo haciendo por mí y entre los tres sacar la casa adelante.

De pronto una noche Víctor volvió a casa con una cara diferente, tras la cena subí hacia su dormitorio y él se encontraba en la bañera, toqué a la puerta y pregunté si podía pasar. Finalmente acabamos bañándonos juntos y hablando de nuestras cosas. A la mañana siguiente acabamos los dos desnudos en la cama sin saber qué ocurrió en esa noche. Acto seguido vimos una noticia en el periódico de que habíamos muerto. Acompañé a Víctor a la imprenta del periódico y como por arte de magia la noticia desapareció. Volvimos a casa después de comprar algunas cosas y se volvió a marchar. Al poco rato de irse, la tía de Mery la llamó diciéndole que su tío se había suicidado y se tuvo que marchar. Esa noche se volvió a repetir la escena de bañarnos juntos pero esa vez fue distinto, nos acostamos vestidos y abrazados. Yo no dejaba de llorar por todo lo ocurrido y él igual, pero a pesar de eso intenté mantenerme fuerte para poder ayudarlo a salir adelante. Pero a la mañana siguiente amanecí con fiebre, lo último que recuerdo fue que me subí en una ambulancia y vi mucha obscuridad.
¿Quién soy?, ¿Dónde estoy?, ¿En qué año vivimos?, ¿Por qué estoy en ésta camilla?.
Tantas preguntas me vienen a la cabeza y no sé responder, y lo peor, no tengo a nadie que me las pueda resolver. Me llamo Edgar Lupinasckov, y estoy hospitalizado desde hace 5 años. Tengo 32 años, y estoy completamente solo, ¿por qué?

Hace una semana que he despertado de un coma, según las doctoras y médicos, caí en coma tras una subida de fiebre. No encontraron respuesta a su pregunta ¿Cómo ha podido ocurrir?.. Son médicos.. si no lo saben ellos, menos lo sabré yo.. Me llamo Edgar, y por lo que sé, he estado hospitalizado durante 5 años. No tengo familia, mis familiares me dieron de lado al enterarse de mi homosexualidad. Mi mejor amigo es Víctor Lucksim y Mery Rellismare, ¿Dónde estarán?, ¿Por qué no han venido?. A mi lado hay un joven encamado, su estado es preocupante, por lo que puedo ver se llama Uriel. Pero.. ¿Por qué siento que lo conozco?.

-Buenos días, Edgar ¿Cómo te encuentras hoy?

-Buenos días enfermera, me encuentro mejor gracias. Pero siento un dolor en el pecho, como un vacío.

-Tranquilo, es normal, has estado mucho tiempo en coma, y ahora empezará el cuerpo a funcionar otra vez. Y el vacío es normal, necesitas rellenarlo con tu gente, hace mucho tiempo que no los ves y verás como cuando los veas con el tiempo se te irá curando. Me decía mientras me sonreía y retiraba las bandejas de los desayunos.

-¿Mi gente?, ¿dónde están mis amigos? Le pregunté.

-Me temo que no han venido, hace tiempo que no viene Víctor. Su tía vino la semana pasada para preguntar por tu estado y tras irse ella despertaste pero no ha vuelto a venir.

-¿Su tía?, juraría que no tiene familia.

-Ella me dijo que era su tía, no sé. Pero tranquilo, seguro que vendrán.

-De acuerdo, muchas gracias. Por cierto, ¿quién es éste chico de aquí al lado?, lleva toda la semana sin despertar y siento como si lo conociera.

-Se llama Uriel, es amigo de Víctor, aunque él se empeña en decir que es un familiar.

-¿Un amigo de Víctor?, ¿Un familiar?, ¿Cuánto tiempo dices que he estado en coma?.

-Sí, pero no hemos podido hablar mucho con él, cayó en coma. Y has estado exactamente 5 años.

-¡5 años!, es mucho tiempo, ¿Qué habrá sucedido en éste tiempo? Me duele un poco la cabeza será mejor que me acueste un rato.

-De acuerdo, si necesitas algo, ya sabes. Hasta luego Edgar.

¿Quién será éste chico?, ¿Qué estarán haciendo ahora Mery y Víctor?. Necesito tantas respuestas. Me pregunto por qué llevan tanto tiempo sin aparecer. ¿No le importaré?, no creo... Víctor nunca sería capaz de abandonarme, después de todo, ha sido y será mi ángel. Pero es todo tan extraño... ¿Quién será esa mujer que dice ser la tía de Víctor?.
La enfermera me dijo que éste vacío se llenará con mi gente, pero... algo me dice que no es sólo eso... algo hay ahí que no me quieren decir y tengo que averiguarlo. Presiento que algo malo ha pasado. No es normal que Víctor no de señales de vida. Y éste chico de aquí, cada vez que lo miro, siento algo ahí dentro en el corazón. Me recuerda tanto a Víctor pero.. no sé por qué.

PRÓLOGO SEGUNDO TOMO DE LA SAGA "NADA ES LO QUE PARECE" LUNA AZUL.

-->LUNA AZUL


Prólogo:
Durante varios siglos la luz y la obscuridad han estado enfrentados entre sí, siempre he tenido miedo a la obscuridad, y la sensación de que me “llamaba”. Me he sumido en ella porque me sentía débil ante el mundo. La obscuridad poco a poco fue apoderándose de mí hasta tal punto que quedé atrapado en sus tinieblas. Ahora sé que no hay vuelta atrás, sólo hacia adelante. Debo de caminar e intentar salir adelante. Siempre se ha propuesto en conseguir algo de mí, algo que nunca creí; mi luz, mi esperanza, mi valor, mi fiabilidad, mi afecto, mi amistad, mi inocencia, mi amabilidad, mi conocimiento. Nunca he tenido a nadie a mi lado para que me ayudara en todo momento. Siempre he estado sumido en ella, incluso estando rodeado de mis amigos, pero la obscuridad es lista, sabe aprovecharse de cada momento para hacerme sentir débil ante el mundo.
Ahora me encuentro perdido, hundido, sumido en un mar sin fin. La obscuridad me ha vuelto a llamar, me ha vuelto a arrastrar, vuelvo a ser arrastrado por las olas del mar de la obscuridad. A lo lejos veo un faro con una luz obscura, ¿Qué significará?, ¿Quién son éstas personas que hay aquí?, ¿A quién pertenecen éstos ojos rojos que me miran fijamente?. Cientos de preguntas son las que recorren mi cabeza. Tengo miedo, pero ¿por qué?. Debo de ser fuerte, debo de confiar en mí, no puedo perder mi esperanza. Debo de ser fuerte y saber que un día lograré salir adelante, por mis amigos, por él, por ella, por todos y todas las personas que han estado ahí, directa o indirectamente a mi lado. Dándome su apoyo, por tía Dorothy, por Emily, por el capitán Mondragón, por Uriel, por Dafne, por la reina Bianca, por Balthor, por mi madre, por mi padre, pero sobre todo por mí.

Algo extraño está naciendo en mí, siento como lentamente me voy hundiendo en éste mar de obscuridad, siento como las fuerzas obscuras me arrastran. Pero...¿por qué no hago nada para detenerlo?, ¿He muerto?, ¿A caso se ha acabado todo?, Entregué mi vida por un motivo, salvar a la persona que amo. Dafne, ¿dónde estarás? 

Memorias de Víctor Lucksim. 

CAPÍTULO 15: ORQUÍDEA SANGRIENTA.

-->CAPÍTULO 15: ORQUÍDEA SANGRIENTA.

La noche ya había llegado y la luna de sangre estaba poco a poco subiendo al celeste azul, todos estábamos asustados, aquellas miradas no cesaban de mirar. Encendimos unas antorchas para poder ver mejor en la obscuridad de la noche. Nos iba quedando poco para subir a la cima de la montaña, pero el cansancio podía ya con nosotros. Teníamos miedo de que pudiera pasarnos algo ahora.

-Tened cuidado por éste camino, la hierba comienza a desprender humedad y podemos resbalar y caer al río. Nos decía Balthor.

El capitán comenzó a toser muy seguidamente, y empezó a escupir sangre.

-¿Qué te pasa Aden?, ¿Te encuentras bien? Preguntaba asustada tía Dorothy.

-Tranquila, éste viejo calamar está ya acostumbrado a todo ésto. ¡Sigamos! Respondía.

No era la primera vez que lo veía en ese aspecto, tenía miedo de que le pasara algo al pobre capitán. Aún es joven, pero está muy quemado por dentro. Me detuve un momento en el camino al escuchar un seseo cerca de nosotros.

-¿Qué es ese ruido? Pregunté asustado.

-Tranquilo, no te detengas que las serpientes las tenemos bajo nuestros pies.

Iba agarrado a la pared para evitar caerme, pero no podía evitarlo y miré hacia abajo, en ese momento pude ver un enorme nido de serpientes, era época de apareamiento y los machos se estaban peleando para conquistar a la hembra. AL ver aquella escena me asusté más de lo que estaba. Perdí un poco el equilibrio y me resbalé, tuve suerte, Balthor se agarró a una liana y me tendió su mano para cogerme.

-Gracias, le dije asustado.

-Tranquilo, no ha pasado nada. Debes mirar más por donde caminas, estamos en sitios muy peligrosos.

Dafne iba un poco dolorida por la roca y el capitán iba también el pobre un poco cojo. Conseguimos salir de aquel camino y llegamos a la cima. La luna desprendía unos rayos rojos como la sangre iluminando la cima.

-¡Mirad!, ¡Ahí están las Orquídeas de sangre! Gritó Dafne eufórica.

-¡Sh! No grites de esas maneras o lograrás que nos oigan. Respondía Balthor.

Dafne salió corriendo para arrancar las flores y mientras las arrancaba se reía de unas maneras que nunca imaginé oír. Daba miedo, de entre los árboles comenzaban a moverse sigilosamente sombras.

Un silencio lo bastante frío nos dejó petrificados a todos, sólo se escuchaba la risa de Dafne en aquel silencio de la noche. Las orquídeas comenzaron a abrirse y a desprender su polvo. Las serpientes de la zona saltaron de entre los árboles rodeando las orquídeas y a Dafne.

-¡Socorro! Gritaba aterrada.

-¡MIERDA! Gritó Balthor.

-¡NO! Gritaba Tía Dorothy.

-¡Ay que me da! ¡DIOS MÍO AYUDA!, gritaba aterrado.

-¡HUYAMOS! ¡Que les den a las orquídeas, son enormes!

-¡Tranquilos! ¡No os mováis!, por la noche las serpientes son ciegas y no ven, sólo escuchan. Respondía el capitán con un tono de inseguridad.

Dafne estaba aterrada, pero no dejaba de arrancar las orquídeas y metiéndolas en la mochila. Las serpientes se alzaron ante nosotros y no dejaban de mirarnos, sus enormes colas comenzaron a rodearnos a todos. Nos encontrábamos aterrados, Balthor no parecía estar asustado. Pensé que sería por estar acostumbrado a haber estado aquí, pero no me tranquilizaba. Yo junto con Emily y tía Dorothy comencé a llorar de la impotencia, tenía miedo y no sabía como reaccionar. Sus lenguas viperinas rozaban nuestros rostros y nuestras pieles comenzaron a erizarse. Esos seseos en mis oídos me aterrorizaban, me hacían recordar a las pesadillas que vivía cuando era pequeño. Una espesa niebla comenzó a nacer de la nada cubriendo todo el lugar. Dafne intentó escapar del círculo de serpientes y una serpiente la enganchó de las piernas y la tiró al suelo.

-¡Dafne no! Grité asustado acompañado de lágrimas.

-¡AYUDA! Gritaba aterrada.

Balthor sacó las bengalas y se las lanzó a las serpientes para distraerlas, pero fue en vano. Una enorme víbora me apretaba y podía sentir como poco a poco me iba estrangulando, los ojos se me iban cerrando lentamente y podía ver como visiones. Mery estaba en un cementerio enterrada viva bajo un nido de víboras. Al verla me llené de fuerza e intenté salir de ahí. Balthor cogió su pistola y comenzó a disparar, Emily, tía Dorothy y el capitán consiguieron huir y se escondieron. Dafne estaba intentando escaparse de aquellas serpientes que la rodeaban. Me giré y vi a una serpiente acercándose lentamente hacia Balthor.

-¡Balthor! ¡HUYE! Gritaba.

Se giró y Dafne sacó una pistola de la mochila y apuntó hacia la serpiente pero el tiro se le fue de las manos y le disparó a la pierna a Balthor, éste cayó al suelo y la serpiente se lanzó a él devorándolo ante nosotros de unas maneras salvajes. Lo alzó al aire y comenzó a engullirlo lentamente.

-¡NO! ¡BALTHOR NO! Gritaba.

Emily al escuchar mis gritos salió de entre su escondite y vio aquella escena de Balthor siendo devorado por aquella enorme anaconda.

-¡BALTHOR NO! Gritaba mientras lloraba.

Dafne de la impotencia comenzó a llorar, e intentó huir con la mochila. Tía Dorothy salió tras ella, gritándole. “¡Asesina! ¡Vuelve maldita traicionera!” Dafne cayó rodando por un acantilado hacia el mar, tía Dorothy no podía creer lo que estaba viendo en ese momento. Volvió a revivir aquel momento en el cual mi madre se suicidaba por el acantilado de la novia. Cayó de rodillas ante él se quedó mirando al mar, viendo como las olas rompían salvajemente contra las rocas. No había ningún rastro de Dafne, había sido devorada por el mar. Se alzó llorando y comenzó a gritar. El capitán mientras tanto cogió una pistola de dardos y comenzó a disparar somníferos a las anacondas. Conseguí librarme de ella y salí corriendo hacia Emily, la pobre estaba destrozada, nunca la había visto así. La agarré del brazo y la ayudé a levantarse, todo había acabado. Balthor había sido devorado por aquella enorme anaconda y nos encontrábamos hundidos y destrozados por aquel momento. Comenzamos a caminar los tres hacia donde corrieron tía Dorothy y Dafne y allí nos la encontramos llorando llena de sangre por los rasguños que le provocaron las ramas de los árboles.

-¿Qué te ha pasado?, ¿Dónde está Dafne? Pregunté asustado.

-Dafne no está, me respondió fríamente.

-¡Cómo que no está!, ¿Dónde se ha ido? Le dije enfurecido.

-Dafne ha caído al vacío, salí tras ella insultándola y ella se resbaló y cayó rodando hacia el acantilado. ¡Soy una asesina, una asesina! Gritaba.

-¡NO!, ¡DAFNE NO! Gritaba con gritos desgarradores.

Me acerqué al acantilado y pude ver el mar romper contra el mar y sin pensarlo dos veces me lancé al vacío gritando su nombre. Mientras caía al mar, Emily quiso impedirlo y cayó de rodillas y me vio desaparecer en el mar.

-¡NO!, ¡VÍCTOR NO! Gritaba llorando.

Tía Dorothy no cesaba de llorar y de gritar que se sentía culpable por haber matado a Dafne, Emily acabó destrozada al ver que perdió a Balthor, del cual se estaba enamorando lentamente. Aquella hermosa semana que pasamos en la isla, los dos estuvieron muy enamoradizos, se les notaba en las miradas aunque no querían decir nada. El amor de ellos dos fue un idilio en una penumbra. El capitán agarró del brazo a Emily y la levantó, le tendió la mano a tía Dorothy para que se levantase del suelo y los tres comenzaron a mirar al mar abrazados. La luna de sangre iba desapareciendo poco a poco entre la montaña. La luz del alba comenzaba a nacer de entre aquel enorme océano. Una enorme bandada de palomas blancas comenzaron a volar de la nada, alzando su mágico vuelo desde el mar hasta el cielo anaranjado por el crepúsculo de la mañana. Una tenue brisa comenzó a soplar haciendo mover las melenas de Emily y tía Dorothy simulando las olas del mar.

El capitán se alejó de ellas y fue a recoger unas pocas orquídeas y volvió con ellas.

-Será mejor que nos marchemos, ya no podemos hacer nada. Respondía con lágrimas en los ojos. Ahora tenemos que hacer lo que un día Víctor no acabó, ir a buscar la otra planta para llevársela al joven Uriel y poderlo salvar.

-No puedo marcharme, respondía tía Dorothy llorando. He visto morir a los tres. Anéri, Dafne y Víctor. ¡Jamás podré perdonarme que por mi culpa hoy están muertos!

-¿Por qué dices que Anéri murió por tu culpa? Respondía Emily.

-No puedo decirlo aún. No estoy preparada. Perdóname. Decía mientras sus lágrimas volaban en la brisa y corría hacia la playa.

Emily quiso despedirse nuevamente de mí y cogió unas hermosas flores y las tiró al mar, gritando “¡Víctor te quiero!” imitaba el grito que una vez yo grité en su momento.

En ese instante un cisne salió de la nada y comenzó a volar hacia el sol.

CONTINUARÁ.. En el segundo libro Luna azul. 

CAPÍTULO 14: EN BUSCA DE LA ISLA OFÍDIO

-->CAPÍTULO 14: En busca de isla Ofidio

Ha pasado ya una semana y media desde que estamos en isla Petrea, la verdad, nunca pensamos que íbamos a estar durante tanto tiempo aquí. Durante nuestra estancia en ésta isla han ido ocurriendo cosas que jamás pensé que iban a suceder. El que todo el mundo le sonara mi rostro de haberlo visto en algún lugar, el que yo sea el hijo del mar, que a Dafne la odien tanto y todos digan que tenga cuidado con ella ya que no es de fiar.
Estuvimos también en el palacio de Bianca y haciendo turismo por todos los rincones de ésta hermosa isla, la isla del amor. También he podido ver en la fuente del oráculo cosas que jamás pensé que vería, como fue el caso de Edgar o la muerte de aquel hombre. ¿Quién sería aquel hombre? No le pude ver bien la cara, pero juraría que he escuchado algo de ésto antes.

Estamos a día 5 de Diciembre y acaba de amanecer en isla Petrea, hoy por fin vamos a poner rumbo para buscar la isla Ofidio. Tengo miedo la verdad, pero quiero encontrar la Orquídea para salvar a Uriel. Salimos todos juntos del hotel y pusimos rumbo hacia el palacio de Bianca con nuestros coches.

Una vez en el palacio aparcamos los coches y ahí nos estaba esperando ella tan hermosa como siempre.

-Buenos días chicos, ¿Preparados para la gran aventura? Nos decía asustada.
-¡Sí!, le respondí con toda seguridad.

Nos fuimos para el palacio y nos vestimos con el traje de buzo partimos hacia la cueva de las penas y nos adentramos en ella. Ahí nos estaban esperando las damas de la noche. Tía Dorothy, Emily y Dafne no estaban seguras si era lo correcto entrar en ese agua y sobre todo con aquellas criaturas. Las damas de la noche, se sintieron un poco ofendidas por el acto de las tres pero lo comprendieron, eran muchas las leyendas que había sobre ellas. Por otra parte a Dafne no la dejaban de mirar mal, ¿Qué es lo que tendría Dafne para que no la dejaran de mirar así? Me decía interiormente. Comenzamos a entrar en el agua y nos sumergimos. Las damas de la noche nos ofrecieron su ayuda junto con sus amigos los delfines. Aquel lugar era hermoso, una vez que salimos del interior de la cueva subterránea salimos a pleno mar, y aquel lugar era hermoso. Había un palacio hundido y en él, había gente que nos miraban con desconfianza, intentaron atacarnos aquellos guardias pero las damas de la noche se lo impidieron. Estuvieron hablando con ellos y le dijeron que era yo el hijo del mar y se calmaron. Nunca entenderé por qué dicen tal cosa. Nos estuvieron acompañando hasta llegar al interior de Ofidio, yo no estaba pendiente del recorrido en sí, si no que estaba pendiente de lo maravilloso que era aquel lugar. Los rayos del sol se filtraban desde la superficie y jugaba un buen papel en el fondo marino, los corales, las anémonas daban vida a aquel lugar con sus hermosos colores, había cientos de tipos de peces de todo tipo de color. Incluso había música una joven de aquel palacio estaba tocando sentada en una roca tocando una antigua lira. No quería salir de aquel lugar, me sentía en el paraíso.

Finalmente llegamos hacia el interior de la cueva que nos llevaba a isla Ofidio. Había algo extraño, ¿por qué si la isla está sumergida en el fondo del mar, se puede respirar aire fresco? Una de los guardias de aquel palacio me respondió a esa pregunta:

-Pequeño, la isla Ofidio es invisible en la superficie del mar, para acceder a ella tienes que acceder por éste único camino. Es como un cuerpo invisible que la protege, por la zona donde se encuentra ésta isla siempre hay mucha niebla en la superficie. Los marineros ya no pasan por éstas zonas, debido al miedo a naufragar. Suele haber muchos torbellinos y muchas tormentas. Hay una pequeña leyenda que dice así: La isla Ofidio fue devorada por una enorme serpiente marina y cuando ésta serpiente tuvo que mudar de piel su piel fue la que cubrió el lugar. Suena un poco extraño pero son sólo leyendas del mar. Lo que es cierto es que hay miles de serpientes en esa isla y a cual más grande. Tened mucho cuidado ahí arriba, nosotros nos debemos de marchar ya.

Nos despedimos de los guardias y de las damas de la noche, nos quitamos los trajes de buzo y los pusimos dentro de la mochila. Salimos de la cueva y un enorme rayo de luz nos cegó, nos tapamos los ojos y al abrirlos de nuevo nos enamoramos del lugar.

Todo estaba coloreado de verde, enormes árboles se alzaban ante nosotros. Un enorme suelo verde cubría toda la isla, con hermosas flores de todos los colores. Las aves cantaban y sobrevolaban por el cielo. Parece brujería, ¿Cómo es posible que habiendo niebla se pueda ver éste cielo tan azul? Decía en voz alta.

Todos estábamos boquiabiertos al ver aquel lugar tan maravilloso, desde luego parece un oasis el nombre de las islas, le venía como anillo al dedo. Pero no es posible que algo tan hermoso sea tan peligroso. Tardaron poco en responderme.

-Todo ésto es precioso como se nota que es la boca del lobo, un lugar precioso, maravilloso, lleno de luz y vida oculta en su corazón el peligro. Es como las plantas carnívoras, atraen a su presa con su belleza y se las devoran. Respondió Emily.

-Yo creo que no hemos hecho bien en venir. Respondió tía Dorothy.

-¡Por los bigotes de un barbo! ¡éste lugar es el paraíso! Respondía el capitán.

-Emily estoy contigo, es hermoso pero es sólo una ilusión para caer en la boca de las víboras. Respondía Balthor.

-Bueno chicos dejémonos de babear y comencemos a buscar la orquídea esa porque no me gusta para nada éste lugar. Respondía Dafne.

Todos nos quedamos mirándola un rato y comenzamos a andar hacia el corazón de la isla. Era hermoso todo aquello, se oían las olas del mar romperse contra las rocas y en la orilla. Nos pusimos a mirar el mapa y nos indicaba que teníamos que pasar por las cataratas caimán. Entre los árboles se movían pequeñas serpientes de todo tipo de colores y tamaños pero no parecían ser tan peligrosas hasta que ante nosotros nos encontramos una enorme piel de serpiente. El capitán se quedó boquiabierto al ver las dimensiones de aquella piel.

-¡Nunca he visto tal serpiente! ¡Ésta es sin duda la reina madre! Medirá al menos unos 20 metros. Respondía aterrado.

-Es la piel de una cría de serpiente. Le respondía Balthor.

-¿Una cría? Respondía tía Dorothy asustada.

-Sí, aquí las serpientes mudan muy rápido de piel debido a la calor que hace y a la alimentación.

Yo al verla me asusté bastante, las serpientes eran mi mayor miedo, y al ver aquella enorme piel me asusté bastante. Balthor decía que esa piel tenía ya bastante tiempo y que el tamaño habrá aumentado con el tiempo. Todos allí reíamos por no llorar. Comenzamos a andar por las cataratas, el camino era muy estrecho y caminábamos con cuidado de no caernos, el capitán se resbaló y casi se cae al vacío. Desde aquel lugar podíamos ver toda la isla y era hermosa. No parecía tan grande, pero es como yo digo, lo mejor son las cosas pequeñas porque se aprecia más. Todo estaba verde, se podía ver a lo lejos el mar azul, hacía un hermoso juego de colores. Las aves del paraíso sobrevolaban toda la isla. Salimos de las cataratas y decidimos acampar para poder descansar un poco. Balthor nos dijo que no teníamos que pasar mucho rato en un mismo sitio, porque había nidos por todos lados. Nos dijo que un campo de minas era más seguro que ésta isla. La verdad, me aterró bastante lo que dijo. Saqué mi comida y me alejé un poco del grupo para descansar y pensar en mis cosas.

-¿cómo se encontrará Edgar? Espero que no ocurriera aquello que vi en la fuente. Tengo miedo de que le pase algo.

-¡Quieto, no te muevas! Decía Balthor.

-¿¡Qué pasa!? Respondí asustado.

-Tienes una armadeira bajando por tu camiseta. No te muevas o de lo contrario te picará y puedes morir en el acto.

-¡Cómo que una armadeira!, ¡¿Qué clase de bicho es ese?!

-Es una araña venenosa, su veneno es tan poderoso que podría matarte en décimas de segundo.

En ese momento me quedé de piedra y estaba asustado, Balthor me la quitó y la metió en un bote de cristal. Me levanté asustado y con el vello de punta.

-Balthor tengo mucho miedo y ésta isla me está poniendo enfermo. ¿Dónde se encuentra el lugar de la flor?

-Tranquilo pequeño, el lugar está arriba de la montaña, pero hasta la noche no se pueden recolectar las flores. Será mejor que nos vayamos de aquí pronto, no me hace mucha gracia el silencio tan escalofriante que hay desde hace rato.

Nos fuimos con los demás, Balthor le entregó la araña a Emily y la guardó junto con las demás muestras que había ido cogiendo. Y continuamos el camino, para poder llegar a la montaña teníamos que cruzar el río Conda. El único inconveniente no era que el agua fuera rápida, si no que en él había sanguijuelas, caimanes, pirañas y serpientes. Las pirañas no les tenía miedo, eran unos peces tranquilos como los demás, son herbívoros no son como en las películas que solían hacer para aterrar al público. Lo que más miedo me daba eran los caimanes y las serpientes. A parte, las sanguijuelas me daban mucho asco. Balthor sacó una cuerda de su mochila y la lanzó al otro lado del río. Emily y tía Dorothy estaban aterradas por lo que pudiera pasar en el camino hacia el otro lado.

Una vez bien sujeta la cuerda Balthor comenzó a caminar por el agua, la corriente iba bastante rápida, nos advirtió que tuviéramos bastante cuidado. Le siguió Emily, después tía Dorothy, luego yo, tras de mí Dafne y por último el capitán Mondragón. Cuando íbamos por mitad del río notamos una sensación extraña nadar por debajo del agua, Balthor nos dijo que nos aligerásemos, había serpientes bajo nuestros pies. A lo lejos se podían ver nadar caimanes. Comenzamos a ir más deprisa y asustados. Dafne se le encajó el pie en una de las rocas y no podía continuar, el capitán intentó ayudarla pero la piedra pesaba tanto que una persona sola no podía moverla. Balthor llegó al otro lado y Emily junto con tía Dorothy se quedaron en la orilla. Balthor volvió a entrar y entre los tres intentamos moverla. Finalmente conseguimos apartar la roca y Dafne se quedó libre, pero la sangre atrajo a más caimanes, salió a la orilla y al capitán le mordió un caimán en la pierna, dejándolo herido.

-Perdóname capitán por mi culpa te han atacado. Dijo llorando de la impotencia. Tenía que haberme quedado ahí y morir yo en vez de que le atacasen.

-¡No digas bobadas jovencita!

-Es la verdad, aquí soy un estorbo.

-¡Basta ya! Dije cabreado. Ya hemos llegado muy lejos, no nos vamos a detener y mucho menos a dramatizar tanto. Dafne haz el favor de no ponerte así, ¡vamos!

Continuamos nuestro camino y la noche estaba cayendo, la luna llena se podía ver nacer de entre los árboles. Aquella hermosa luna de sangre era hermosa. Pero mientras caminábamos veíamos unos enormes ojos rojos moverse entre los árboles. Teníamos miedo, Balthor nos dijo que las serpientes nos habían visto ya. Cada vez estábamos más cerca del lugar, y ahora teníamos que mantener los ojos bien abiertos.