Capítulo
8º
Buenos
días princesa.
Dafne
había desaparecido en el mar, pero yo seguía vivo. Nunca lo podré
entender, ¿cómo he podido sobrevivir a la caída?. Mi cuerpo se iba
hundiendo lentamente hacia el fondo del mar. Las imágenes de la
visión se iban poco a poco viendo con más claridad. Podía incluso
oír las voces de Mery gritar. Incluso podía ver a Edgar, Uriel se
levantaba en cada noche para poder verlo más de cerca y su rostro lo
acariciaba como si de mí se tratara. Mi cuerpo conforme iba
descendiendo hacia las profundidades marinas se iba congelando poco a
poco. Mi gema comenzó a emitir ultrasonidos y a brillar como nunca
había brillado. Unos rayos de luz azul comenzaron a nacer de la
hidrópetra que colgaba de mi cuello, los ultrasonidos hicieron su
efecto, mi gema se transformó en un delfín y junto a él más
delfines acudieron en mi ayuda. Mi delfín me recogió en su lomo y
junto con los demás me llevaron lejos de aquel lugar.
-¿Dónde
estoy?, ¿estoy muerto?, ¿Qué es éste lugar?, me preguntaba
mentalmente.
Los
guardias tritones vieron a lo lejos un banco de delfines y en
especial a uno con un brillo especial. Uno de los guardias fue
nadando hacia el palacio de Atledia para avisar a la reina, los demás
fueron nadando hacia el grupo de delfines.
-¡No
es posible, es él! Avisen a la reina Selene.
-¿Qué
es todo éste ruido, por qué tanto alboroto?, ¡no es posible! El
delfín de la profecía llevadlo a palacio. Y al joven encerradlo en
los calabozos.
No
entendía nada, todo me daba vueltas, ¿dónde estaba?, me preguntaba
constantemente. Mi hidrópetra volvió a brillar como antes pero ésta
vez apareció un portal en el tiempo y aparecí en las orillas de un
mar obscuro.
-Juraría
haber estado antes aquí, pero no recuerdo cuándo.
Me
tumbé en la orilla y comencé a mirar al crepúsculo del celeste
rubor de la madrugada. No podía olvidar los momentos vividos con mis
amigos, ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy ahora?, ¿Dónde están
todos?, vuelvo a estar solo, pero tengo la impresión de que está
aquí conmigo. Puedo notar el suave aroma de Dafne y puedo sentirla a
mi lado.
Me
giré y cerré los ojos, caí en un cálido y profundo sueño donde
estábamos Dafne y yo.
Ahí
estaba ella tumbada en la butaca de la terraza frente a la playa.
-Buenos
días princesa, traigo algo para ti. Le decía mientras le hacía
entrega de un hermoso ramo de rosas azules y rojas junto a la bandeja
del desayuno.
-Qué
hermoso detalle. Me decía mientras me besaba dulcemente.
-Dime
si habrá algo más hermoso que amanecer a tu lado cada día, y
suspirarte al oído que te amo ya que es una de mis particulares
manías.
-Que
poeta amaneciste hoy mi príncipe. Me decía mientras me sonreía con
esa dulce sonrisa.
-Hoy
he soñado contigo, y he de decir que cuando apareces en mis sueños,
me adormeces, me meces con tus dedos, me enloqueces, eres mi única
alegría. No podría vivir un día sin ti a mi lado. No concibo un
día sin ti a mi lado.
-Es
hermoso escuchar éstas hermosas palabras de tus dulces labios.
-No
hay mañana que no piense en robarte uno de tus besos, amarrarme a la
razón de un corazón que late por ti en verso, regalarte amaneceres
y placer en cada esquina de la cama, siempre seguirá viva nuestra
llama. Ésta llama que nació desde que te vi, y seguirá viva hasta
el que sol se apague y más allá de cuando nuestros corazones dejen
de latir.
-Querido eres lo mejor que tengo, lo mejor que tuve, lo mejor que tendré en esta vida, un amor que sube llega hasta las nubes y allí vuela, jugar a no perderte, a abrazarte fuerte, a quererte tanto que me duela.
-Princesa
a tu lado todo es diferente, el olor de tu perfume me enamora cuando
regresas, navegar en tu mirada hasta perderme, decirte que te amo, y
así será para siempre y sé, que no podría bajarte una estrella
porque para estrella ya estás tú destacando ante todas ellas mi
dulce princesa.
-Víctor,
no te imaginas lo feliz que soy cuando estoy a tu lado, mas el amor
que profeso por ti supera cualquier límite, cualquier barrera que
separa nuestros mundos.
-Yo
también te amo mucho, princesa, sé que ésto es real, y sé que
será para siempre, y no tengo miedo de gritarlo, ni te imaginas la
cara de tonto que se me queda cuando leo tus cartas y te imagino
cerca cuando estás fuera. Por mucha distancia que nos separe
piénsalo el corazón no cambia de opinión y si te soy sincero la
mejor manera de decirte que te quiero es gritándolo a los cuatro
vientos sin importarme quien me escuche y cuanta envidia nos tenga.
Porque te amo y nadie ésto lo cambiará. Eres la musa de mis días,
la luna que me acuna en cada noche, eres tú, sólo tú y nada más
que tú. Y eres tú, la única que me hace sentir vivo, que me
enseñó a querer y amar como se ama de verdad, capaz de despertar
las ilusiones y sentidos, viajar a nuestros sueños de la mano hasta
el final. Porque sólo contigo sé que puedo llegar a ese mundo ideal
dónde sólo nosotros dos podemos estar disfrutando y amándonos
hasta nuestro final.
-No
sabes cuan feliz me haces sentir al oírtelo decir. Me llena de vida
escucharte decirme éstas hermosas palabras y más contemplando éstas
hermosas vistas y poder compartirlas contigo.
-Saldremos
adelante a pesar de los problemas, y
lo que no a separado la distancia
no lo va a separar nadie bailemos bajo la luna nuestro tema. Ese tema que tanto nos ha definido en cada instante, en cada paso de nuestros días.
-Preferiría parar el tiempo, cambiar toda una vida por un segundo junto a ti en éste cuento mi príncipe, vivo de tus sonrisas y me pierdo en tu esmeralda mirada.
no lo va a separar nadie bailemos bajo la luna nuestro tema. Ese tema que tanto nos ha definido en cada instante, en cada paso de nuestros días.
-Preferiría parar el tiempo, cambiar toda una vida por un segundo junto a ti en éste cuento mi príncipe, vivo de tus sonrisas y me pierdo en tu esmeralda mirada.
-Cada
mañana me inunda tu recuerdo y quiero tenerte cerca tan cerca que no
respire, en el choque de tus labios mi boca no saldrá ilesa.
-Tengo
miedo a que mi familia no quiera aceptar nuestro amor, y me quieran
retener en mi país.
-A pesar de la distancia quien la sigue la consigue déjame decirte que, estés aquí, allí o más allá. Por lejos que tú estés de mí, no habrá barreras que se interpongan en nuestro amar. Hoy te he traído el desayuno hasta la terraza y ansío que me comas a besos, porque mi boca nunca se acaba, amarte hasta de madrugada, mientras escalas por mi cuerpo gastaremos el tiempo entre las sábanas.
-Querido me has emocionado no sabes cuánto ansió subir hasta la luna cada noche, quererte hasta que duela, contar las estrellas a tu lado, pensarte con los labios, dibujar corazones con tu nombre y llevarte a mi mundo de la mano. ¡Júrame que me quieres!, promete que me esperarás por siempre, que todo lo que sientes será eterno, que el miedo ya no vuelve, que sepas que nunca vas a perderme, que tu eres el príncipe, mi príncipe de antaño lo mejor que tengo y que sueño con verte en un futuro aquí a mi lado.
-Princesa
lo juro, por éstas mariposas en el vientre, y miradas que se
cruzaron y acabaron de la mano sin separarse ni un segundo, y si
tiramos la toalla que sea para ducharnos juntos...
-Te
amo Víctor, te amo más que a nada en éste mundo y sé que ésto es
real, y que más allá de la distancia que nos pueda separar, tú me
esperarás y confío en éste amor que yo siento por ti. Mas el amor
que ambos sentimos es la salvación de ésta maldición que me posee.
No me dejes Víctor.
La
obscuridad cegaba mi vista y el sueño volvió al comienzo, era
obscuro y estaba encerrado en aquella habitación fatuosa llena de
fuego. Podía ver a alguien gritarme al otro lado del fuego, sus
manos afiladas me arañaban la espalda y acariciaba mi pecho desnudo.
Tengo miedo me decía mentalmente, pero tenía que ser fuerte, era
sólo un sueño. La sangre manaba de mi dulce cuello, sus dientes
afilados me rasgaban las carnes y me destrozaban por dentro. Cual
veneno de una víbora recorriendo todo mi cuerpo.
No
volví a despertar, la ambulancia llegó y me internaron en aquel
hospital. Los médicos no encontraban solución a mi problema, mi
cuerpo estaba lleno de quemaduras y arañazos, había perdido mucha
sangre. Había caído en un coma, del cuál dudaban mucho que fuera a
despertar.
Me
encontraba hospitalizado en un hospital de otra ciudad, y en él
desconocían mi identidad.
Mientras
tanto en el hospital donde se hallaban Edgar y Uriel ocurrían cosas
muy extrañas, por las noches las doctoras decían ver sombras vagar
por los pasillos. Uriel presentaba daños físicos y deterioro en su
piel. Edgar cada día que pasaba ansiaba salir de aquel horrible
lugar, pero cada vez que miraba a Uriel sentía un sentimiento tan
profundo como el que sentía por mí. Pero era diferente algo a la
vez corría por sus latidos, era amor y odio. Culpaba a todos mi
desaparición, las doctoras le mintieron a Edgar, no querían decir
que yo había muerto, no podían soportar otro ataque como el de la
última vez.
Tía
Dorothy mientras tanto en mi casa tenía problemas, la policía la
culpó por intento de secuestro de Emily y de su sobrina. La casa
cada día iba empeorando y las sombras iban haciendo de las suyas.
Emily
junto con Bianca se iban acercando más a aquella torre obscura donde
sospechaba Jefferson que se encontraría mi querida Mery.