sábado, 15 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 8º Buenos días princesa.

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Capítulo 8º Buenos días princesa.

Dafne había desaparecido en el mar, pero yo seguía vivo. Nunca lo podré entender, ¿cómo he podido sobrevivir a la caída?. Mi cuerpo se iba hundiendo lentamente hacia el fondo del mar. Las imágenes de la visión se iban poco a poco viendo con más claridad. Podía incluso oír las voces de Mery gritar. Incluso podía ver a Edgar, Uriel se levantaba en cada noche para poder verlo más de cerca y su rostro lo acariciaba como si de mí se tratara. Mi cuerpo conforme iba descendiendo hacia las profundidades marinas se iba congelando poco a poco. Mi gema comenzó a emitir ultrasonidos y a brillar como nunca había brillado. Unos rayos de luz azul comenzaron a nacer de la hidrópetra que colgaba de mi cuello, los ultrasonidos hicieron su efecto, mi gema se transformó en un delfín y junto a él más delfines acudieron en mi ayuda. Mi delfín me recogió en su lomo y junto con los demás me llevaron lejos de aquel lugar.

-¿Dónde estoy?, ¿estoy muerto?, ¿Qué es éste lugar?, me preguntaba mentalmente.

Los guardias tritones vieron a lo lejos un banco de delfines y en especial a uno con un brillo especial. Uno de los guardias fue nadando hacia el palacio de Atledia para avisar a la reina, los demás fueron nadando hacia el grupo de delfines.

-¡No es posible, es él! Avisen a la reina Selene.

-¿Qué es todo éste ruido, por qué tanto alboroto?, ¡no es posible! El delfín de la profecía llevadlo a palacio. Y al joven encerradlo en los calabozos.

No entendía nada, todo me daba vueltas, ¿dónde estaba?, me preguntaba constantemente. Mi hidrópetra volvió a brillar como antes pero ésta vez apareció un portal en el tiempo y aparecí en las orillas de un mar obscuro.

-Juraría haber estado antes aquí, pero no recuerdo cuándo.

Me tumbé en la orilla y comencé a mirar al crepúsculo del celeste rubor de la madrugada. No podía olvidar los momentos vividos con mis amigos, ¿qué ha pasado? ¿Dónde estoy ahora?, ¿Dónde están todos?, vuelvo a estar solo, pero tengo la impresión de que está aquí conmigo. Puedo notar el suave aroma de Dafne y puedo sentirla a mi lado.

Me giré y cerré los ojos, caí en un cálido y profundo sueño donde estábamos Dafne y yo.

Ahí estaba ella tumbada en la butaca de la terraza frente a la playa.

-Buenos días princesa, traigo algo para ti. Le decía mientras le hacía entrega de un hermoso ramo de rosas azules y rojas junto a la bandeja del desayuno.

-Qué hermoso detalle. Me decía mientras me besaba dulcemente.

-Dime si habrá algo más hermoso que amanecer a tu lado cada día, y suspirarte al oído que te amo ya que es una de mis particulares manías.

-Que poeta amaneciste hoy mi príncipe. Me decía mientras me sonreía con esa dulce sonrisa.

-Hoy he soñado contigo, y he de decir que cuando apareces en mis sueños, me adormeces, me meces con tus dedos, me enloqueces, eres mi única alegría. No podría vivir un día sin ti a mi lado. No concibo un día sin ti a mi lado.

-Es hermoso escuchar éstas hermosas palabras de tus dulces labios.

-No hay mañana que no piense en robarte uno de tus besos, amarrarme a la razón de un corazón que late por ti en verso, regalarte amaneceres y placer en cada esquina de la cama, siempre seguirá viva nuestra llama. Ésta llama que nació desde que te vi, y seguirá viva hasta el que sol se apague y más allá de cuando nuestros corazones dejen de latir.

-Querido eres lo mejor que tengo, lo mejor que tuve, lo mejor que tendré en esta vida, un amor que sube llega hasta las nubes y allí vuela, jugar a no perderte, a abrazarte fuerte, a quererte tanto que me duela.

-Princesa a tu lado todo es diferente, el olor de tu perfume me enamora cuando regresas, navegar en tu mirada hasta perderme, decirte que te amo, y así será para siempre y sé, que no podría bajarte una estrella porque para estrella ya estás tú destacando ante todas ellas mi dulce princesa.

-Víctor, no te imaginas lo feliz que soy cuando estoy a tu lado, mas el amor que profeso por ti supera cualquier límite, cualquier barrera que separa nuestros mundos.

-Yo también te amo mucho, princesa, sé que ésto es real, y sé que será para siempre, y no tengo miedo de gritarlo, ni te imaginas la cara de tonto que se me queda cuando leo tus cartas y te imagino cerca cuando estás fuera. Por mucha distancia que nos separe piénsalo el corazón no cambia de opinión y si te soy sincero la mejor manera de decirte que te quiero es gritándolo a los cuatro vientos sin importarme quien me escuche y cuanta envidia nos tenga. Porque te amo y nadie ésto lo cambiará. Eres la musa de mis días, la luna que me acuna en cada noche, eres tú, sólo tú y nada más que tú. Y eres tú, la única que me hace sentir vivo, que me enseñó a querer y amar como se ama de verdad, capaz de despertar las ilusiones y sentidos, viajar a nuestros sueños de la mano hasta el final. Porque sólo contigo sé que puedo llegar a ese mundo ideal dónde sólo nosotros dos podemos estar disfrutando y amándonos hasta nuestro final.

-No sabes cuan feliz me haces sentir al oírtelo decir. Me llena de vida escucharte decirme éstas hermosas palabras y más contemplando éstas hermosas vistas y poder compartirlas contigo.

-Saldremos adelante a pesar de los problemas, y lo que no a separado la distancia
no lo va a separar nadie bailemos bajo la luna nuestro tema. Ese tema que tanto nos ha definido en cada instante, en cada paso de nuestros días.

-Preferiría parar el tiempo, cambiar toda una vida por un segundo junto a ti en éste cuento mi príncipe, vivo de tus sonrisas y me pierdo en tu esmeralda mirada.

-Cada mañana me inunda tu recuerdo y quiero tenerte cerca tan cerca que no respire, en el choque de tus labios mi boca no saldrá ilesa.

-Tengo miedo a que mi familia no quiera aceptar nuestro amor, y me quieran retener en mi país.

-A pesar de la distancia quien la sigue la consigue déjame decirte que, estés aquí, allí o más allá. Por lejos que tú estés de mí, no habrá barreras que se interpongan en nuestro amar. Hoy te he traído el desayuno hasta la terraza y ansío que me comas a besos, porque mi boca nunca se acaba, amarte hasta de madrugada, mientras escalas por mi cuerpo gastaremos el tiempo entre las sábanas.

-Querido me has emocionado no sabes cuánto ansió subir hasta la luna cada noche, quererte hasta que duela, contar las estrellas a tu lado, pensarte con los labios, dibujar corazones con tu nombre y llevarte a mi mundo de la mano. ¡Júrame que me quieres!, promete que me esperarás por siempre, que todo lo que sientes será eterno, que el miedo ya no vuelve, que sepas que nunca vas a perderme, que tu eres el príncipe, mi príncipe de antaño lo mejor que tengo y que sueño con verte en un futuro aquí a mi lado.

-Princesa lo juro, por éstas mariposas en el vientre, y miradas que se cruzaron y acabaron de la mano sin separarse ni un segundo, y si tiramos la toalla que sea para ducharnos juntos...

-Te amo Víctor, te amo más que a nada en éste mundo y sé que ésto es real, y que más allá de la distancia que nos pueda separar, tú me esperarás y confío en éste amor que yo siento por ti. Mas el amor que ambos sentimos es la salvación de ésta maldición que me posee. No me dejes Víctor.

La obscuridad cegaba mi vista y el sueño volvió al comienzo, era obscuro y estaba encerrado en aquella habitación fatuosa llena de fuego. Podía ver a alguien gritarme al otro lado del fuego, sus manos afiladas me arañaban la espalda y acariciaba mi pecho desnudo. Tengo miedo me decía mentalmente, pero tenía que ser fuerte, era sólo un sueño. La sangre manaba de mi dulce cuello, sus dientes afilados me rasgaban las carnes y me destrozaban por dentro. Cual veneno de una víbora recorriendo todo mi cuerpo.

No volví a despertar, la ambulancia llegó y me internaron en aquel hospital. Los médicos no encontraban solución a mi problema, mi cuerpo estaba lleno de quemaduras y arañazos, había perdido mucha sangre. Había caído en un coma, del cuál dudaban mucho que fuera a despertar.

Me encontraba hospitalizado en un hospital de otra ciudad, y en él desconocían mi identidad.

Mientras tanto en el hospital donde se hallaban Edgar y Uriel ocurrían cosas muy extrañas, por las noches las doctoras decían ver sombras vagar por los pasillos. Uriel presentaba daños físicos y deterioro en su piel. Edgar cada día que pasaba ansiaba salir de aquel horrible lugar, pero cada vez que miraba a Uriel sentía un sentimiento tan profundo como el que sentía por mí. Pero era diferente algo a la vez corría por sus latidos, era amor y odio. Culpaba a todos mi desaparición, las doctoras le mintieron a Edgar, no querían decir que yo había muerto, no podían soportar otro ataque como el de la última vez.

Tía Dorothy mientras tanto en mi casa tenía problemas, la policía la culpó por intento de secuestro de Emily y de su sobrina. La casa cada día iba empeorando y las sombras iban haciendo de las suyas.

Emily junto con Bianca se iban acercando más a aquella torre obscura donde sospechaba Jefferson que se encontraría mi querida Mery. 

viernes, 14 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 7º LA PRINCESA DE CRISTAL

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CAPÍTULO 7º LA PRINCESA DE CRISTAL.

¿Alguna vez has imaginado qué se sentiría ser princesa por un día? Yo imaginé ser normal por un día. Desde muy pequeña he sentido como si todo lo que hacía era para hacer un bien. Pero no era un bien para mí, si no para mi padre. Desde que era pequeña, mis padres me han estado inculcado y formando para ser toda una princesa. No estoy preparada para ejercer éste papel.

Todos los días me levantaba temprano para dar clases de equitación, protocolo, idiomas. Yo no quería ser una princesa así, yo quería ser una más. Juntarme con la gente de la aldea y ser parte del mundo normal. Tan sólo deseaba pasar desapercibida y que nadie me tuviera todo el día en la boca, por ser conocida y famosa. Sobretodo por ser la hija del rey Apolo y la reina Selene.

Ahora todo en mi vida ha cambiado por completo, yo ya soy mayor y no estoy para éstas cosas. Tengo miedo de morir, me queda poco tiempo. Todo mi trabajo se ha ido agotando poco a poco. No encuentro la solución, quizá me lo merezca por ser quien soy, y sobre todo por ser quien fui. Espero que no me encuentren aquí donde estoy, tengo miedo de que me encarcelen para siempre. Pero tengo la necesidad de huir y buscar respuestas a mis preguntas. Debería de volver a Nimsville, pero.. ¿y si nadie me quiere ver de nuevo?

Tengo otro miedo, ¿pensarán que estoy muerta?, o..¿Habrán descubierto quien soy?. Estoy en un mar de dudas, y no encuentro respuestas a mis miedos. Por culpa de mi difunto padre hoy soy quien soy.

Año 550 A.C.

-¡Dafne querida vuelve a casa tu padre te llama! Me gritaba mi criada.

Me bajé del caballo y marché a palacio, allí mi padre me esperaba en la terraza con cara de malos amigos como siempre.

-Pequeña Dafne, algún día todo éste reino será tuyo, mas para ser la heredera de todo éste reino deberás de pasar muchas cosas. Me decía mientras me pasaba su brazo por el hombro.
-¿A qué se refiere padre?

-Nunca llegarás a ser reina por mucho que sepas idiomas o montar a caballo. Me decía mientras me humillaba y despreciaba mis aprendizajes.

-Padre, yo no deseo ser una reina, yo deseo ser normal como cualquier otra chica, no deseo destacar ante el pueblo por ésto.

-¡¿Cómo osas despreciar el nombre de nuestra corona?!, Nunca nadie ha osado manchar nuestro nombre. Me dijo acompañado de una bofetada.

Salí corriendo hacia mis aposentos, y una vez allí me puse a llorar de la impotencia.
La noche llegó al reino y quise escaparme para ser una chica normal, y acabé adentrándome en el bosque prohibido.

Mis padres desde pequeña me prohibieron adentrarme en él ya que allí habitaba una bruja que se apiadaba de las almas de los jóvenes para mantenerse siempre joven y bella. A parte, robaba el corazón de la persona y se lo guardaba en una cripta.

No me importó para nada lo que me decían mis padres, yo sólo ansiaba cambiar y ser parte del mundo. Encontré la cabaña donde habitaba ésta mujer y ella me invitó a pasar.

-Pasa pequeña, no tengas miedo, no voy a comerte, estoy ya muy mayor para esas tonterías.

-Buenas noches señora, no era mi intención molestarla, sólo pasaba por aquí.

-Tranquila pequeña, no des explicaciones. ¿Eres la princesa de Atledia no?

-Sí, señora, soy la princesa. Pero no me gusta que me llames así, prefiero que me digas Dafne. No quiero ser princesa, deseo ser una muchacha común.

-Conocí a tu madre cuando era pequeña, mas esa decisión tuya me es familiar por ella. Tengo que decirte, que todo poder requiere de un sacrificio y si tú deseas ser libre y común tendrás que pagar caro tu deseo.

-Hablas como si hubiera solución a mi deseo.

-Lo hay pequeña Dafne, lo hay. Mas puedo concederte el deseo pero tendrás que aprender mucho antes de realizarlo.

-¿Cómo podría hacerlo?

-¡Magia!

-¿Magia?, entonces.. ¿Es verdad que usted es una bruja?

-Prefiero que me digas hechicera. Bruja suena a vieja capitalista. Puedo enseñarte magia, verás que divertida es.

-Pero..yo no tengo poderes.. ¿Cómo voy a hacer magia?

-Querida, tienes lo necesario para poseerla. Valentía, belleza, iniciativa, deseos y ansias de poder cambiarlo todo. Mas debes de ser fría y sin sentimiento.

-Quieres decir que no me sienta culpable de mis actos ¿verdad?

-Correcto, tan sólo necesito a cambio un mechón de cabello.

-¿Cuándo empezamos?

-Veo en ti un gran potencial mi pequeña Dafne, ésta noche será la ideal para el comienzo. Mañana nos veremos aquí de nuevo.

Marché de nuevo hacia palacio, y una vez allí entré a mi aposento. Mi madre estaba en la cama sentada esperándome. Se encontraba llorando y melancólica, algo me decía que mi padre tuvo que ver en su estado.

-Hija, ¿dónde has estado? Me tenías preocupada, tu padre me contó lo ocurrido. Dijo que estás enferma y que vas a necesitar ayuda médica. Mañana iba a ser tu coronación ante el público pero estando en tu estado no podremos celebrarlo.

-¿Enferma?, estoy bien madre, ¿Por qué decís eso?

-Sabía que ibas a decirlo, tu padre ya me advirtió, mañana mismo será tu coronación y no hay más nada que hablar. Decía felizmente mientras salía de mis aposentos. -Debes de saber que no volverás a salir a la calle hasta mañana, eso de escaparse ha estado muy feo. Decía mientras cerraba con llave la puerta.

-¡Madre, no!, ¡no me encierres! Gritaba llorando de la impotencia.

Estaba destinado, iba a ser reina obligada por mis padres, primero que no lo iba a saber hacer el papel de reina y luego me obligan. Nunca han contado conmigo para nada. Siempre he sido la que hace todo lo que mandan. No tengo ni derecho a hablar ni a elegir sobre mis decisiones. De pronto la puerta se abrió.

-Querida Dafne, mañana será la boda con el príncipe.

-¡Pero padre!

-No hay más nada que hablar, está todo planeado, él se va a casar contigo para agrandar nuestros reinos, y así poder ampliar nuestras tierras.

-Padre, no amo al príncipe, no voy a casarme sin amor, no quiero ser una esclava del amor infeliz de por vida.

-Yo tampoco amaba a tu madre cuando nos casamos. Y ahora somos una pareja de lo más feliz.

-Me niego a ser quien queréis ser. Decía mientras me cepillaba el cabello frente al espejo.

-Serás una gran reina querida, una de las mejores que jamás hayan reinado en éste mundo. Me decía mientras me pasaba sus manos por mis hombros bajando hacia mis pechos.
-Padre, ¡déjeme en paz! Le dije mientras me levanté y apartaba bruscamente.

-¿Has pegado a tu padre?, ¿has levantado tu sucia mano al que te ha dado todo lo que hoy posees?

-Perdóname padre, no ha sido mi intención. Lo siento.

-¡no te atrevas a tocarme! Mañana será la boda y no hay más nada que hablar, hasta entonces en tus aposentos estarás encerrada bajo llave.

-¡NO!

Tras su salida de mis aposentos, abrí mi ventana y salí por ella con cuidado de no resbalarme para no caer al mar. Bajé por las escaleras y salí a escondidas de palacio hasta el bosque. Una vez allí, llegué a casa de la hechicera y me atendió muy humildemente.

-¿Querida por qué me lloras?, ¿Qué te ha pasado?

-Mi padre ha intentado meterme mano, y me ha obligado a casarme mañana con el príncipe para poder ser reina de Atledia. No quiero casarme, no quiero ser reina, deseo acabar con todo ésto.

-Toma querida, creo que ésto te pertenece, te la has ganado, es una piedra de portal, te llevará a otro mundo diferente a éste y te voy a enseñar la magia como te prometí ya está la luna azul bien alta en el celeste. Ha llegado el momento.

No entendí nada de lo que decía, mas sólo escucharla me hacía pensar en otra cosa que no fuera en mis padres, sólo deseaba ser libre y poder huir lejos. Toda la noche estuve practicando la magia pero para que fuera una gran hechicera necesitaba algo sumamente fuerte como para aguantar el sacrificio. Marché de nuevo a palacio y mi aerópetra no dejaba de brillar, tenía miedo pero necesitaba acabar con todo ésto. Entré en el aposento de mis padres y ahí estaba él durmiendo. Mi madre no estaba aún en la cama y aproveché el momento que más ansiaba. Me subí encima de él y le arranqué el corazón.

-Ahora tu corazón me pertenece, y no podrás volverme a obligar a nada. Le dije mientras veía su cuerpo ensangrentado.

Huí a mis aposentos y realicé el conjuro alathor y transformé al corazón en un hermoso corcel blanco al cuál bauticé como pegaso. Huí por la ventana volando hasta el patio y huí de palacio sin dar ninguna explicación.

Cuando madre entró a su aposento, vio el cadáver de mi difunto padre y supuso que había sido yo, mas podía percibir el aroma de mi perfume entre sus sábanas. Llena de ira, mandó a los guardias reales salir en mi busca. Yo ya estaba bien lejos de palacio pero tenía el miedo de que me encontraran. Así que invoqué el hechizo de las tormentas y maldije el reino. Pero no todo salió como debía de salir, yo acabé maldita y acabé transformándome en un ser maligno y odiado por las gentes al igual que los habitantes de mi reino. Me transformé en sirena y mi reino acabó hundido en las profundidades del mar. A lo lejos podía ver como los guardias reales cabalgaban en mi busca y yo huí más rápido que un rayo. Mi aerópetra brilló como nunca antes lo había hecho y un portal abrió hacia un mundo sin magia.
-Te lo dije querida, toda magia requiere un sacrificio, más tú ahora estás condenada al odio y la desdicha. Los cabellos de tu padre guardarás como si tu alma guardaras. Ellos serán tu amuleto. Monstruo en agua convertirás y en la tierra joven y hermosa serás hasta que un alma enamorada te mire a los ojos y por él te acabes por enamorar. Me decía la imagen de la hechicera en lo alto de la montaña.

Al bajar la montaña me encontré con dos jóvenes que cambiaron por completo mi vida Víctor y Uriel. Pero a uno de ellos ya lo conocía de antes, lo había visto en sueños. Era joven y apuesto, no podía ser real, pero estaban los dos juntos de nuevo. Vivimos grandes momentos juntos y gracias a ellos pude ser yo misma hasta que sin darnos cuenta acabé teniendo una fijación por él. Y al ver mi belleza destruida cegada por el odio me encerré en mí y maldije mi alma más aún. No podía soportar ser ahora un bicho raro. Yo no quería ser princesa, yo no quería vivir más insultos y maltratos por parte de mis padres. No podía aguantar como mi padre abusaba de mí cuando le venía en gana. El odio y la obscuridad cada vez se iba apoderando de mi alma. Y yo sin querer iba cegándome más por Víctor. Apareció en mi vida en un momento inesperado, y desde que lo vi, mi vida cambió por completo. Él ha dado luz a mis ojos apagados, ha conseguido que me encuentre a mí misma en el universo. Pero no podía contarle mi realidad, era una asesina y una anciana maldita. Aún recuerdo cuando en el hotel me culparon de la “muerte” de Víctor. Yo me encontraba en el bosque buscando a la hechicera, pero nunca hubo respuesta de ella. Todos decían conocerme de algo, tenía miedo de que se me reconociera. Por eso cada vez usaba más sacrificios y más magia para poder ser diferente y que nadie pudiera jamás descubrir mi verdadera identidad. No seré nunca quien ellos quieren que sea.

Me has condenado a la obscuridad, me he sumido en tu mar cual pez que navega a ciegas, condenado en la profundidad.
Aquí me encuentro sola, escondida de la humanidad mas nadie nunca sabrá mi paradero. 
Tu muerte nunca será en vano, mi amado. 
La mayor enfermedad es amar y acabar con la magia del amor viviendo y fingiendo en la rutina de tu soledad. 
Sola con la música de violín bajo mi ventana estoy, observando la luna azul que un día dio su vida por ti, y yo acabo con mi vida recordando el amor que en su momento he profesado por ti. 

Yo soy Dafne la futura reina de Atledia, y volveré para recuperar mi trono. Ahora más que nunca tengo sed de venganza y juro que me pagarán todos el daño recibido. Puede que antes no deseara serlo pero tras haber pasado mucho tiempo fuera de mi mundo he ido conociendo nuevas cosas y dándome cuenta de otras. Y he llegado a la conclusión que debo ser fuerte, como la hechicera dijo.

La sangre llama a la sangre y el sacrificio más dulce es la hiel de tus labios ante mi cadáver querido padre.

¡Atledia, juro que mi venganza llegará pronto! Hahahahahaha.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 6º LA HORA DEL TÉ.

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CAPÍTULO 6º LA HORA DEL TÉ.

Durante la cena, estuvimos hablando de todo el pasado vivido, y echábamos en falta a Víctor. Dorothy hubo un momento en el que ya no aguantó más y cayó en un mar de lágrimas al ver que su sobrina no iba a aparecer nunca más. Nos marchamos a la cama y durante la noche, Bianca se levantó en silencio para robarle la piedra a Dorothy, ésta se encontraba recostada en la cama sumida en un sueño de lágrimas. Yo por el contrario, me encontraba en mi cama recostada mirando al techo recordando mi pasado.
Y sobre todo la etapa de mi vida que vinculaba con Víctor.

Por aquel entonces, yo estuve trabajando en el orfanato Manestfield, Víctor era todo un recién nacido cuando entró. Tuve desde el primer momento en el que entró una fijación especial con él, era como si el destino hubiera dictado que él iba a ser alguien importante en mi vida. Y así fue, lo cuidé como si de mi sangre se tratase, desde pequeño le tenía miedo a la obscuridad y a quedarse solo en la habitación. Decía que alguien lo observaba desde la otra parte, y tenía sueños y pesadillas muy extrañas. Me parecía muy extraño todo lo que ocurría pero aún más cuando veía que por las mañanas amanecía con cicatrices y quemaduras leves. La directora del orfanato me estuvo haciendo la vida imposible durante mi vida como profesora en aquel orfanato. Hubo una noche de halloween que pasé junto con Víctor, el joven tenía miedo y me ofrecí voluntaria para poder estar con él hasta que se durmiera. Pude ver las reacciones de sus pesadillas, y ver como él no se hacía las cicatrices ni las quemaduras. Veía con mis ojos que todo aparecía de la nada y él se estremecía de dolor era como si lo estuvieran atacando desde otra parte. Recuerdo como la directora me sacó de su habitación forzándome.

-Adelante. Decía mientras me levantaba de la cama.

-¿Se puede saber qué estás haciendo en la cama con el joven? Me gritaba.

-Señora directora, no malinterprete mis acciones con el joven Víctor, él es como parte de mi familia, le he cogido un cariño enorme y sería incapaz de hacerle daño. Me ofrecí voluntaria para...

-¡Para nada, sal ahora mismo de la habitación!

Me sacó a la fuerza de la habitación tirándome de los pelos y tirándome al suelo del pasillo, yo lloraba de la impotencia, ella me empujó hacia la puerta de la calle y me dijo que no volviera nunca más a acercarme al joven.

A la mañana siguiente volví al orfanato como cada mañana, el joven Víctor me veía y salía corriendo hacia mis brazos con una sonrisa mágica. Yo podía ver el reflejo de la directora tras las cortinas de su despacho reflejándose por la ventana del jardín. Lo miré y le dije que no se acercara más a mí. Se me partía el alma al ver como sus lágrimas manaban de sus ojitos. Él tan sólo era un crío cuando entonces.

Al entrar clase yo como cada mañana tocaba el piano para relajar y dar armonía a mi aula. Él no dejaba de mirarme y pintar en su cuaderno. Al tocar la sirena yo me quedaba siempre un ratito en clase para reflexionar y arreglarla para la siguiente hora. Un hombre mayor entró a mi clase y me preguntó por el joven. Yo pensé que venía a adoptarlo pero nunca pensé que fuera él.

Su padre venía desde hacía tiempo para ver como crecía, ese gesto me llamó mucho la atención, y sin darme apenas cuenta caí en la tentación de enamorarme. Era todo un galán de hombre, nunca pensé que aún quedaran caballeros como él. Quedamos durante varios días para cenar pero una noche yo salía tarde de trabajar. Víctor me dijo que tenía miedo y que quería dormir conmigo. Le prometí ir a dormir con él a escondidas de la directora mas no pudo realizarse ya que ésta estaba detrás de la puerta escuchándolo todo.

El joven Víctor marchó a la habitación y yo terminé de limpiar la pizarra. La directora entró al aula y comenzó a gritarme. Te lo he advertido tú lo has querido, pagarás las consecuencias tiempo al tiempo. Mis lágrimas me manaban de mi rostro entristecido, salí corriendo de aquel lugar sin poder despedirme de Víctor. Mientras huía por la calle podía verle en su habitación con la luz encendida, me esperaba y yo no podía hacer nada para estar junto a él. Continué mi camino por el páramo que llevaba a donde tenía mi coche aparcado y comencé a notar una extraña sensación.

-Hola princesa.

-¿Quién es?, ¿dónde estás?, ¿Dereck eres tú?

-Sí, he venido porque he necesitado de ti, tengo miedo.

-¿Miedo a qué?, ¿Dónde estás?

-¿no me ves princesa? Estoy delante de tus ojos.

-¡Ah! Ya te vi.

Lo abracé y pude notar algo extraño.

-¿Has bebido verdad?, te noto ebrio.

-Dejame besarte.

-Dereck, creo que no es un buen momento. Mejor hablamos mañana, he de irme.

-¡NO!, yo te quiero ahora. Quiero que seas mía.

-Dereck por favor, mañana hablamos si quieres. Tengo que marcharme, no me encuentro bien.

Todo se fue de las manos, el comenzó a llorar y yo me sentí culpable por hacerle sentir mal. No debí haberle dicho eso, lo abracé y él comenzó a reírse como un psicópata.

-¿Qué te pasa?

Comenzó a tocarme mis pechos y a besarme por todo el cuello, yo intenté separarme de él, pero me era imposible, quise alejarme, pero cuanto más lo intentaba, él más me apretaba, me abofeteó tirándome al suelo.

-Eres una putita mala. Y papi se ha enfadado. Me decía con una risa.

-¡Haz el favor de dejarme! Gritaba mientras lloraba.
Se tumbó encima mía y me rompió la camisa, me quitó el sujetador y comenzó a rozarme los pechos. Yo intentaba quitarlo de encima mientras pedía ayuda a voces. Era imposible, no había nadie en aquel horrible lugar. Me rompió la falda y comenzó a forzarme, yo no quería e intentaba escapar. Él me golpeó la cabeza contra una piedra y me desmallé. A las pocas horas aparecí junto al lago desnuda y con sangre. No recordaba nada, pero al verme desnuda en la orilla comencé a gritar y a pedir ayuda, salí corriendo hacia la carretera y un coche me deslumbró. Estaba lloviendo y había tormenta, yo no veía bien y me metí en la carretera, el conductor del coche para intentar esquivarme dio un giro brusco y perdió el control, el coche fue lanzado al vacío del acantilado en aquella curva. Yo al ver la escena caí al suelo de rodillas y comencé a llorar.

A la mañana siguiente no aparecí en el orfanato, Víctor estuvo todo el tiempo preguntando por mí. Pero nadie respondió.
Decidí dimitir, era lo mejor, me marché lejos y rehíce mi vida.

Durante toda mi vida he sufrido bastante y el simple hecho de recordar cada momento que viví me mataba.

Me levanté de la cama y escuché un ruido.

-¿Bianca?, ¿dónde estas?

Salí de la habitación y vi una sombra moverse en el pasillo, pude ver como Bianca salía de la habitación de Dorothy y vino hacia a mí.

-Ya he recuperado la geópetra, podemos hacer lo que te comenté.

-Bianca, he visto una sombra en el pasillo.

-¿Una sombra?

-Sí, parecía la sombra de un hombre. Me resultó extraño, ya que está todo cerrado.

-Es extraño, pero tranquila no será nada. Vamos a probar si aún funciona.

Nos sentamos en el suelo y la piedra la colocó en un tablero, éste comenzó a brillar y como una puerta de fuego se alzó ante nosotras.

-¿Qué es ésto Bianca?, ¿Qué está ocurriendo?

Comenzó a haber una gran ventisca.

-Es el portal, nos llevará a Wonderland. ¡Vamos!

Así fue, le di la mano y entramos por la puerta. Todo estaba obscuro, y lleno de tinieblas, para ser un mundo de maravillas, todo parecía lleno de pesadillas.

-¿Qué ha ocurrido aquí?, ¿Dónde está todo el mundo?

-Hola, bienvenida hermana. Veo que aún hay supervivientes.

-¿Supervivientes?, ¿a qué te refieres señora oruga?
-Desde que la obscuridad se ha alzado en éste mundo todo el mundo ha sido encarcelado en lo alto de la torre obscura.

-No entiendo nada, ¿Qué es ésto Bianca?

-No puedo entenderlo, ¿me estás diciendo que la obscuridad ha conquistado éste reino?. ¿Dónde está la reina de corazones?. ¿Ha sido ella verdad?

-La reina ha desaparecido, juró vengarse de Jefferson por no fabricarle el sombrero perfecto. Ahora nadie donde se encuentra. Todos han desaparecido, la obscuridad y las pesadillas se han adueñado de todo. Una niebla cubrió todo el reino de corazones y las aldeas vecinas. Seres malvados comenzaron a destruir todo cuanto pisaban.

-¿¡Qué!?

-Bianca, creo que será mejor que nos vayamos no entiendo nada. Tengo miedo. Esa cosa no deja de fumar y no veo con quien hablas.

-Calla Émily, es la oruga.

-¿oruga?, ¿estás hablando con la oruga del país de las maravillas?, ¿Me estás diciendo que estamos en el mundo del cuento de Alicia?. ¿éste mundo es real?, Nunca pensé que fuera así.

-No lo es, ha sido conquistado por la obscuridad, creo que la sobrina de Dorothy está aquí. Pero tenemos que ir a por el sombrerero.

-Jefferson se encuentra perdido. Conejo me dijo que la reina lo andaba buscando para cortarle la cabeza.

-Creo que sé donde encontrarlo. ¡Vamos Émily!

Comenzamos el camino en busca de Jefferson, el sombrerero loco. Nunca pensé que éste reino fuera real. Me siento como si estuviera dentro de un cuento infantil. Pero.. ¿Qué habrá pasado? ¿por qué ahora es todo tan tenebroso?. No lo entendí y preferí no preguntar. Llegamos a un lugar que me era familiar, era la enorme mesa del té. Ahí se encontraban los ratones y una persona en la otra punta de la mesa.

-Buenas tardes querida, habéis llegado justo para la hora del té.

-Buenas tardes Jefferson. Creo que hace mucho que no nos vemos. Soy Bianca y ella es Émily. Nos ha comentado la oruga que la reina te anda buscando. Pero hay algo que no entiendo. Las tinieblas cómo han llegado.

-Todo ha dejado de funcionar en el país de las maravillas. La noche ha conquistado el celeste azul. La reina de corazones ha matado a mucha gente y la maldición de la obscuridad nos ha rodeado. Estamos encerrados en el país de las pesadillas. En lo alto de la montaña maravilla, se ha alzado una torre obscura, nadie se atreve a ir allí, dicen que se encuentra un ser horrible y malvado. Mas yo no puedo ayudaros, tengo miedo a que la reina me encuentre. Cuantos peligros habrá en el bosque. Sois muy valiente majestad por cruzarlo.

-No temas, hemos venido para recuperar una cosa que me pertenece.

-Bianca, ¿qué hemos venido a buscar?

-Más tarde te lo explicaré. ¿Jefferson y conejo?

-Conejo, fue encarcelado en el castillo de la reina roja.

-Debemos darnos prisa. No podemos perder el tiempo. Las tinieblas comienzan a dar su fruto, veo que todo está llegando a un punto en el cual no vamos a poder sobrevivir en ningún mundo.

No entendía nada de lo que decía Bianca. Pero había algo que me tranquilizaba, notaba como si algo aquí me transmitiera paz y tranquilidad. Jefferson era real, me sentí como una niña pequeña imaginando que me están contando el cuento. Me sentí especial, y sobre todo parte de un todo. 

viernes, 7 de diciembre de 2012

CAPÍTULO 5º LLEGÓ LA NAVIDAD

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CAPÍTULO 5º LLEGÓ LA NAVIDAD

Todo ha cambiado desde que estamos aquí, la muerte de Aden nos ha servido de ejemplo para decir que el “te amo para siempre” existe, a pesar de los años el verdadero amor, el amor de verano existe y perdura por encima de cualquier obstáculo. La cirrosis acabó con su vida, pero su alma seguirá viva por siempre. En ese mundo en el que se encuentra ahora, estará mejor y desde ahí nos cuidará.

-Buenos días Dorothy, ¿Cómo amaneciste hoy?

-Feliz navidad Emily. Me decía con la cabeza cabizbaja.

-No estés mal, hoy es un gran día, la navidad ha llegado y es época de cambios. Es nuestra oportunidad para empezar de cero. Le decía mientras le abrazaba. -Salgamos a comprar y decoremos la casa.

-Nunca entenderé como puedes tener esa fuerza y esa sonrisa en tu rostro siempre. Me decía.

-La vida me ha dado muchos palos, y siempre he sido una llorona. He aceptado mi dolor y por eso ahora soy feliz. No puedo dejar que los problemas me coman por dentro, mas yo soy dueña de mis sentimientos y si yo me tiro piedras en el camino no podré salir nunca. La muerte de Víctor me marcó bastante, al igual que a todos. Pero no podemos encerrarnos en ese bache que la vida nos ha dado. La muerte de Aden al igual que la muerte de Balthor nos han hecho hacernos más fuertes y hemos aprendido muchísimo de ambos. Ahora sólo quedamos tú, Edgar, Uriel y yo. Mas ellos dos se encuentran en éstos momentos hospitalizados pero pronto se recuperarán y estarán con nosotros.

-No des por muerta a mi sobrina, Emily.

-Perdona, no era mi intención.

-Tranquila, y tienes razón. Será mejor que nos arreglemos y vayamos a comprar para arreglar la casa.

Así fue, Dorothy y yo nos pusimos en marcha hacia el centro comercial para comprar comida y adornos para decorarlo todo.

Una vez en el centro de la ciudad, no sabíamos a donde ir ya que había cientos y cientos de tiendas, no sabíamos por donde empezar. Al final elegimos ir primero a comprarnos vestidos y una vez dentro Dorothy se dio cuenta de..

-¡Emily, mira! Me decía acelerada.

-¡No es posible!, ¿dime que esa que hay ahí no es Anéri?

-No puede ser real, debe de ser un sueño.

La chica que vimos ante nuestros ojos era la viva imagen de nuestra querida Anéri. Se encontraba comprando un vestido parecido al que nosotras íbamos a comprar. La joven se dio cuenta que la estábamos mirando y se marchó. Al salir de la tienda nos quedamos un rato pensando que no era posible. Fuimos a las demás tiendas a comprar y una vez todo ya comprado decidimos ir a visitar a Edgar y a Uriel para ver como estaban.

-Hola, veníamos a ver como estaban Edgar y Uriel.

-Lo siento, Uriel sigue igual, no ha mejorado en nada y sigue sumido en ese sueño profundo. Edgar acaba de salir de quirófano al parecer lleva unos días teniendo una especie de pesadillas que no son nada normales.

-¿Pesadillas? Le decía asombrada.

-Sí, según nos ha contado y hemos podido ver le salen quemaduras, sueña que está encerrado en una habitación sin puertas ni ventanas y todo lleno de llamaradas de fuego. Dice que hay alguien que lo mira de entre las llamas.

-¡No es posible!, esas pesadillas son las que yo tenía de pequeña al igual que Víctor tuvo hace unos cuantos años antes de su fallecimiento.

-¿Víctor ha muerto? Preguntó asombrada la médica.

-Sí, murió en el mar hace 5 años, al intentar salvar a Dafne, la cual también murió.

-No es posible, ésto es muy fuerte. ¿Cómo pensáis decirlo a Edgar?

-No lo sabemos aún. Pero volviendo al tema de antes, ¿habéis dado con la solución a esas pesadillas?

-Para nada, siento dar ésta negativa respuesta, pero nos cuesta saber el motivo por el cual no conseguimos llegar a ella. Aún seguimos investigando lo que ocurrió para que cayera en coma hace 5 años.

-Bueno, al menos ha salido bien del coma, que es lo que importa. Lo demás esperemos que no se repita. Será mejor que nos marchemos.

Nos despedimos y al salir del hospital nos encontramos que estaba nevando y no habíamos traído paraguas.
-¡Corre Dorothy! O nos pondremos chorreando.

Llegamos corriendo a una parada de taxi y ahí cogimos uno de vuelta a casa. Una vez ahí nos secamos y comenzamos a arreglar las cosas para la cena de navidad. De pronto el timbre sonó y comenzamos a tener una sensación de frío. La chimenea no calentaba lo suficiente. Dorothy fue a meter leña para que diera más calor a la casa, mientras yo iba a abrir la puerta.

Al abrirla quedé sorprendida ante tal sorpresa.

-Hola Emily, cuanto tiempo. Me ha costado bastante llegar hasta aquí, no daba con ustedes. Hacía tiempo que no nos veíamos y quise cambiar de aires y venir a veros. ¿Cómo están? Decía con su delicada y dulce voz mientras me sonreía con su hermosa sonrisa alba.

-¡Bianca que grata sorpresa!, ¡Pasa, pasa!

-Gracias, ¿cómo están?

-Entra y caliéntate junto a la chimenea, estamos bien, hemos vivido muchas cosas en éstos cinco años y la verdad es que ahora estamos bien después de superar la gran pérdida de Aden.

-¡No puedo creer lo que me cuentas! Nos decía con esa majestuosidad que siempre poseía.

-Así es Bianca, la cirrosis se lo llevó, pero a pesar de eso, siento que está entre nosotros aún.

-Efectivamente, él puede que su cuerpo haya marchado a otra parte, pero su alma perdurará entre nosotros.

-¿Qué tal el viaje? Le dije.

-La verdad, bien, ha sido un largo viaje, y sobre todo encontrar la casa de Víctor, que por lo que veo ahora sois las dueñas de la mansión.

-Sí, por ahora sí, aunque el dueño en éstos momentos es Edgar. Pero él se encuentra aún hospitalizado.

-Es verdad, el joven aún está malherido. ¿Despertó del coma?

-Sí, por suerte, ya eso acabó.

-Respecto a tu sobrina Mery, ¿sabéis algo de ella?

-No, aún no sabemos nada de ella, es como si el mundo la hubiera hecho desaparecer para siempre.

Dorothy se marchó a arreglarse y bañarse para la cena de navidad. Bianca aprovechó el momento para decirme algo que Dorothy no podía enterarse.

-Emily, he venido a avisaros de lo que va a ocurrir, Dorothy no puede enterarse de ésto. Ha sufrido bastante como para enterarse de lo que vengo a contaros.

La tormenta no cesaba, cada vez iba a más y a más. Los truenos y relámpagos conquistaban el celeste de la noche. Algo malo auguraba y Bianca ocultaba algo.

-¿Qué es lo que no debe enterarse Dorothy?, ¿Me das miedo Bianca, qué es lo que ocurre?.

-He escuchado cosas horribles sobre su sobrina, al parecer está encerrada en lo alto de la torre obscura.

-¿Torre obscura?. ¿Dónde está eso?

-Emily, eres humana, no sabes nada, o al menos ignoras saber.

-¿Bianca, qué quieres decir con ésto?. ¿Acaso tú no eres humana?.
-Lo soy, pero no soy de éste mundo, el mundo en el que estamos ahora, es un mundo ignorante y apartado de todo poder.

-¿Qué quieres decir con ésto?

-No sé como explicarlo para que lo entiendas.

-De la forma más fácil posible y clara.

-Emily, querida, las islas trígonas están situadas en un portal, el cual te lleva a otro mundo. Bajo las aguas de ese mundo se encuentra otro mundo, pero hay más mundos a parte, que se encuentran en otros lados. Y hay que encontrar los portales, a no ser, que tengas las piedras de portal.

-No entiendo nada. ¿Qué es un portal?

-Un portal es una puerta a otro lado. Y en ese otro lado existe la magia.

-¿Magia?, ¿estás insinuando que existen las brujas?

-No insinúo nada querida, te digo la verdad, sé que ésto que te cuento es difícil para ti. Pero necesito tu ayuda. Necesito que le robes la geópetra a Dorothy y me la entregues. Cuando os marchasteis de mi mundo en las orillas del mar, encontré una piedra de portal, la aerópetra. No entiendo qué pintaba tirada en la orilla.

-Sigo sin entender nada. ¿Qué valor tiene para ti esa piedra?

-No es una piedra cualquiera, mas la unión de las cuatro piedras de portal, puedes acceder a todos los mundos. Pero la geópetra en especial me lleva a wonderland un país lleno de maravillas.

Me reí como una cría pequeña al escuchar tantas barbaridades.

-¿Me estás diciendo que esa piedra te va a llevar al mundo de las maravillas? ¿Ahora sólo falta que me digas que vamos a tomar el té con Jefferson el sombrerero loco y su conejo, no?

-Emily, veo que no lo entiendes. Así que lo haré yo.

-¿Qué harás Bianca? Decía Dorothy.

-Nada, me refería a preparar la mesa a mi estilo. Decía sonrojada y nerviosa.

-Estamos hablado sobre las... me interrumpió Bianca con otro tema.

-Sobre las castañas, son tan buenas y hace años que no tomo. ¿por qué no asamos unas pocas?

-Está bien, traeré un puñado para asarlas en la chimenea.

Miré a Bianca con asombro, no sabía por qué me contó todo aquello, y por qué hablaba tan segura de lo que decía. ¿Será cierto lo que me dijo?

viernes, 9 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 4º MARINERO VUELVE AL MAR

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CAPÍTULO 4º Marinero vuelve al mar.

Debo de volver a mis comienzos, algo extraño siento en mí, sé que mi hora me está llegando. Pero ahora que he vuelto, no puedo dejar otra vez sola a Dorothy, mi amor. Sufrí mucho en su ausencia, cuando nos separaron. Vivimos magia en nuestra relación, pero su familia se empeñó en separarnos por mi situación económica. Nunca podré perdonarme el no haber podido estar a su altura. Reconozco que no eran los mejores tiempos, pero yo la amaba y ella a mí. ¿Por qué no nos dejaban vivir nuestro propio amor?. Yo la hubiera tratado mucho mejor que cualquier hombre rico. El dinero puede que te saque de todo problema, mas yo podía ofrecerle una vida, no rica, pero sí humilde. Además, con el tiempo pude comprarme el barco que hoy poseo. Le podría haber enseñado las maravillas que oculta el mar viajando por doquier. Aunque pensándolo mejor, creo que no hubiera sido lo mejor, porque en él perdí a mis dos personas más importantes. Mi difunta mujer y mi difunto hijo Víctor, mi único hijo.

Suspiré mientras seguía bebiendo para ahogar mis penas.

- ¿Qué es ese aroma?. Me decía mientras me dirigía hacia la ventana de la cocina, de la cual filtraban rayos celestiales.

- ¡No es posible, es el mar! El mar había aparecido como de la nada en el jardín de casa.
Pude volver a revivir aquel emotivo momento de como la conocí.
Era de noche y yo iba caminando por la orilla del mar y allí estaba ella sentada junto a la orilla. Iba con vestido beige, su cabello lo tenía suelto i se movía cual ola en el mar, gracias a la suave y delicada brisa de la noche. Al pasar por su lado, la escuché llorar y decidí acercarme a ella.

-Hola, me llamo Aden Mondragón. Perdona por meterme donde no me llaman, pero te oí llorar y me partió el alma, ver a una joven tan hermosa como tú y aquí tan sola frente al mar.

-Hola, no estoy llorando. Tan solo una mijilla me entró en el ojo. Me dijo.

-¿Seguro? Esa carita tan triste no me transmite lo mismo. Le respondí. Bueno, si es así, y ha sido sólo una mijilla. Perdóname será mejor que me marche. Un placer.

En ese momento se giró, y me cogió la mano.

-No te marches, por favor, no te marches. Me decía llorando.

Regresé a su lado y me senté con ella. La abracé y me lloró en el pecho, me abrazaba muy fuerte, tan fuerte que sus latidos podían fusionarse con los míos.

-Perdóname, por mentirte, mi padre me ha vuelto a regañar, insultándome por ser quien soy. No pude aguantar más la presión y decidí venir aquí. Me llamo Dorothy Rellismare.

-Tranquila pequeña, no llores, ya ha pasado todo. Yo estoy aquí, para ayudarte en lo que pueda.

Pasamos toda la noche juntos, hablando y caminando por la orilla del mar. Bajo aquella mágica noche de luna llena. Durante varios días, estuvimos quedando en el mismo lugar para hablar y pasar un buen rato disfrutando de lo maravilloso que era el mar. Sin darnos apenas cuenta, ambos empezamos a enamorarnos. Pero yo sabía que lo nuestro era imposible, ella era de una clase superior a la mía. Y que su padre tarde o temprano nos separaría.

Aquel verano,fue mágico; la llevé a pasear en barca en un lago y le enseñé a remar, alimentamos a los cisnes que habitaban la zona, la invité a tomar un refresco en la feria y después a montar en la noria para que conociera la belleza que ocultaba la noche y el reflejo de la luna llena en el mar. Al bajarnos de la noria le compré un helado, ella era un poco torpe, y se le derramó el helado en el vestido. Yo cogí un pañuelo de seda y comencé a limpiárselo. Su padre nos vio y se acercó hacia a mí y ante todo el mundo me abofeteó. Ella intentó detenerlo y él la agarró del brazo y comenzó a abofetearla. Al ver aquella escena no pude contener mi ira y le pegué un puñetazo, él cayó al suelo y junto a ella huí a una casa que había en el monte.

Ahí yo caí rendido al suelo, dolorido por la paliza que me dio su padre. Ella me desnudó y comenzó a limpiarme la sangre. Me besó y pude sentir como si todo dolor hubiera sanado. Sentí a los ángeles tocar su hermosa arpa celestial, creí estar en un sueño, pero no era un sueño, había sido real. El cielo me bajó a un ángel y ese ángel era ella. Su sonrisa era mágica y hermosa como todo su ser. Pasamos la noche juntos en aquella abandonada mansión, esa mansión tenía ilusión desde pequeño comprarla, y tanto ella como yo estuvimos toda la noche imaginando como sería la casa en un futuro después de reformarla por completo. A la mañana siguiente ella tuvo que marcharse a casa.

Durante varios días no supe de ella, pensé que su padre podría haberla castigado y todo por mi culpa.

-Nunca volverás a ver a ese muchacho Dorothy. Le decía su madre.

-El nunca podrá estar a nuestra nivel social, es sólo un marinero. Respondía su padre.

-¡Pero padres, yo lo amo! Estoy cansada de hacer siempre lo que me decís. No me importa el dinero, mas yo profeso amor sincero por él y él siente lo mismo por mí.

Acto seguido la madre la abofeteó y ella cayó al suelo.

-¿Has oído querido? Nuestra hija se está yendo de nuestras manos. Que sepas que te vamos a mandar a la una universidad que esté lejos de éste marinero de poca clase.

-Deberías de callar madre, mas tú nunca has sentido amor por mi padre.

-¿¡Qué estás insinuando Dorothy!? Le gritaba mientras le abofeteaba.

El verano se acabó y ella entró en la universidad y se me ocurrió ir en su busca, me vio gracias a su amiga Anéri la cuál siempre apoyó nuestro noviazgo y fue la que pudo contarme donde se encontraba y cómo estaba en cada momento. Dorothy vino hacia a mí y lo primero que hizo fue arropar mi cuerpo con sus brazos y decirme: -Te he echado de menos, quiero estar hoy, mañana y siempre a tu lado. Fuguémonos y vivamos éste amor donde nada ni nadie nos pueda nunca más separar.

Así fue, nos marchamos a mi casa, y una vez allí, quisimos darnos prisa en partir al mar, pero no dio tiempo a nada. Su padre junto con la policía ya habían llegado y la agarraron de los pelos rastreándola por el suelo de mi casa, ella se intentaba escapar de las manos de aquellos policías y su padre se acercó a mí, y comenzó a pegarme patadas dejándome tirado en una esquina. Esa fue la última vez que la pude ver, la última vez que pude ver su mágica sonrisa.

Ella fue trasladada de nuevo a otro lugar y allí estuvo trabajando en una empresa multinacional y conoció a su difunto marido. Llegó la guerra y yo tuve que marchar a luchar y defender mi país, hubo muchos muertos y perdí a grandes amistades. Llegué a mi casa y mi padre me dejó en herencia un cheque con el dinero que necesitaba para comprar la casa de los sueños y el barco que hoy poseo. La pérdida de mi padre fue otro de los mayores palos que la vida me dio. Yo construí la casa tal y como le prometí a Dorothy. Nunca pude olvidarle, mi vida desde aquel día dio un giro enorme, comencé a zarpar y en uno de mis viajes la conocí a ella, Meláh mi difunta mujer, una hermosa mujer con un corazón que no le cabía en el pecho. Tuvimos un hijo al cual lo llamamos Víctor, nunca pude olvidarme del todo de la joven Dorothy, pero pude salir adelante gracias a mi Meláh y mi hijo Víctor. Surcamos los mares durante años, hasta que en una tormenta los perdí. Mi vida parecía que estaba maldita, el destino siempre se dedicó en apartarme de toda la gente que amaba. Decidí arroparme a la bebida y me encerré en un pozo de dolor y melancolía hasta que una noche apareció Víctor y sus compañeros.

Quién me diría que ellos iban a ser mi nueva familia. Desde el primer momento en el que lo vi, sentí como si fuera parte de mi ser, en él podía ver la fuerza que mi hijo poseía. Quizá por eso me aferré a él y le tomé el cariño de un padre. Un padre que nunca tuvo, porque lo que tuvo nunca podrá ser llamado padre. Comenzamos un nuevo viaje en el cual vivimos muchas cosas, hasta que un día el destino nos volvió a unir y Dorothy apareció de nuevo en mi vida, el destino lo hace y lo deshace cuando le apetece. El día en el que Víctor murió en aquel acantilado, yo sentí la necesidad de entregarle un obsequio que en su momento nunca pude entregarle. Nunca tuve la fuerza y el valor de devolverle lo que en su momento perdió. Pero desde que lo hice todo cambió ella se aferró al pasado y al dolor. ¿Qué significará aquella piedra? Continuamos nuestro viaje y conseguimos recolectar la última planta para preparar el brebaje que salvaría a Uriel y a Edgar. Durante varias noches me asomaba a la proa del barco y veía la imagen del joven Víctor y sentía que estaba cerca de mí, miraba al mar y podía sentir que estaba más cerca que nunca. La luna en el celeste azul me arropaba con sus hermosos rayos celestiales.

Tras acabar el viaje nos volvimos para casa a entregar el antídoto que salvaría al joven Uriel y al joven Edgar. Pero no dieron respuesta alguna, y aquí estamos hoy en casa, caminamos cual desconocidos, sin apenas hablar. Todo a cambiado, tengo miedo de que éste amor haya cesado. No quiero admitir mi soledad, tengo miedo de salir y ver que todo acabó.

Cogí una hoja de papel y comencé a escribir:
No quiero admitir mi soledad, pero tengo que marchar, a donde vengo, se me acaba el tiempo, y quiero despedirme aunque sea mediante nota, sé que no estás bien y necesitas descansar, tengo que alejar éstos demonios que se esconden tras las sombras, no quiero admitir más que mi destino es estar solo, por eso, sólo quiero agradecerte el que hayas aparecido de nuevo en mi vida, pero ya es hora de partir.
Te quiero.”
Dejé la nota en una botella en la cual se encontraba un barco en su interior y comencé a andar hacia el mar.

Dorothy y Emily bajaron hacia la planta de abajo y notaron un gran destello de luz que venía de la cocina. Al abrir la puerta del jardín me vieron caminar hacia el interior de aquel mar, gritaron mi nombre pero ya era tarde. Me giré, sonreí y entre la espuma del mar desaparecí cual suspiro. A los pies de Dorothy una botella apareció, en ella un barquito había en su interior junto con una carta. Al leerla rompió en lágrimas de tristeza pero a la vez de felicidad. Sabía que pronto y en algún otro lugar nuestras almas algún día volverían a unirse. Y Surcarían los mares cual delfín bajo la luna.