viernes, 9 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 4º MARINERO VUELVE AL MAR

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CAPÍTULO 4º Marinero vuelve al mar.

Debo de volver a mis comienzos, algo extraño siento en mí, sé que mi hora me está llegando. Pero ahora que he vuelto, no puedo dejar otra vez sola a Dorothy, mi amor. Sufrí mucho en su ausencia, cuando nos separaron. Vivimos magia en nuestra relación, pero su familia se empeñó en separarnos por mi situación económica. Nunca podré perdonarme el no haber podido estar a su altura. Reconozco que no eran los mejores tiempos, pero yo la amaba y ella a mí. ¿Por qué no nos dejaban vivir nuestro propio amor?. Yo la hubiera tratado mucho mejor que cualquier hombre rico. El dinero puede que te saque de todo problema, mas yo podía ofrecerle una vida, no rica, pero sí humilde. Además, con el tiempo pude comprarme el barco que hoy poseo. Le podría haber enseñado las maravillas que oculta el mar viajando por doquier. Aunque pensándolo mejor, creo que no hubiera sido lo mejor, porque en él perdí a mis dos personas más importantes. Mi difunta mujer y mi difunto hijo Víctor, mi único hijo.

Suspiré mientras seguía bebiendo para ahogar mis penas.

- ¿Qué es ese aroma?. Me decía mientras me dirigía hacia la ventana de la cocina, de la cual filtraban rayos celestiales.

- ¡No es posible, es el mar! El mar había aparecido como de la nada en el jardín de casa.
Pude volver a revivir aquel emotivo momento de como la conocí.
Era de noche y yo iba caminando por la orilla del mar y allí estaba ella sentada junto a la orilla. Iba con vestido beige, su cabello lo tenía suelto i se movía cual ola en el mar, gracias a la suave y delicada brisa de la noche. Al pasar por su lado, la escuché llorar y decidí acercarme a ella.

-Hola, me llamo Aden Mondragón. Perdona por meterme donde no me llaman, pero te oí llorar y me partió el alma, ver a una joven tan hermosa como tú y aquí tan sola frente al mar.

-Hola, no estoy llorando. Tan solo una mijilla me entró en el ojo. Me dijo.

-¿Seguro? Esa carita tan triste no me transmite lo mismo. Le respondí. Bueno, si es así, y ha sido sólo una mijilla. Perdóname será mejor que me marche. Un placer.

En ese momento se giró, y me cogió la mano.

-No te marches, por favor, no te marches. Me decía llorando.

Regresé a su lado y me senté con ella. La abracé y me lloró en el pecho, me abrazaba muy fuerte, tan fuerte que sus latidos podían fusionarse con los míos.

-Perdóname, por mentirte, mi padre me ha vuelto a regañar, insultándome por ser quien soy. No pude aguantar más la presión y decidí venir aquí. Me llamo Dorothy Rellismare.

-Tranquila pequeña, no llores, ya ha pasado todo. Yo estoy aquí, para ayudarte en lo que pueda.

Pasamos toda la noche juntos, hablando y caminando por la orilla del mar. Bajo aquella mágica noche de luna llena. Durante varios días, estuvimos quedando en el mismo lugar para hablar y pasar un buen rato disfrutando de lo maravilloso que era el mar. Sin darnos apenas cuenta, ambos empezamos a enamorarnos. Pero yo sabía que lo nuestro era imposible, ella era de una clase superior a la mía. Y que su padre tarde o temprano nos separaría.

Aquel verano,fue mágico; la llevé a pasear en barca en un lago y le enseñé a remar, alimentamos a los cisnes que habitaban la zona, la invité a tomar un refresco en la feria y después a montar en la noria para que conociera la belleza que ocultaba la noche y el reflejo de la luna llena en el mar. Al bajarnos de la noria le compré un helado, ella era un poco torpe, y se le derramó el helado en el vestido. Yo cogí un pañuelo de seda y comencé a limpiárselo. Su padre nos vio y se acercó hacia a mí y ante todo el mundo me abofeteó. Ella intentó detenerlo y él la agarró del brazo y comenzó a abofetearla. Al ver aquella escena no pude contener mi ira y le pegué un puñetazo, él cayó al suelo y junto a ella huí a una casa que había en el monte.

Ahí yo caí rendido al suelo, dolorido por la paliza que me dio su padre. Ella me desnudó y comenzó a limpiarme la sangre. Me besó y pude sentir como si todo dolor hubiera sanado. Sentí a los ángeles tocar su hermosa arpa celestial, creí estar en un sueño, pero no era un sueño, había sido real. El cielo me bajó a un ángel y ese ángel era ella. Su sonrisa era mágica y hermosa como todo su ser. Pasamos la noche juntos en aquella abandonada mansión, esa mansión tenía ilusión desde pequeño comprarla, y tanto ella como yo estuvimos toda la noche imaginando como sería la casa en un futuro después de reformarla por completo. A la mañana siguiente ella tuvo que marcharse a casa.

Durante varios días no supe de ella, pensé que su padre podría haberla castigado y todo por mi culpa.

-Nunca volverás a ver a ese muchacho Dorothy. Le decía su madre.

-El nunca podrá estar a nuestra nivel social, es sólo un marinero. Respondía su padre.

-¡Pero padres, yo lo amo! Estoy cansada de hacer siempre lo que me decís. No me importa el dinero, mas yo profeso amor sincero por él y él siente lo mismo por mí.

Acto seguido la madre la abofeteó y ella cayó al suelo.

-¿Has oído querido? Nuestra hija se está yendo de nuestras manos. Que sepas que te vamos a mandar a la una universidad que esté lejos de éste marinero de poca clase.

-Deberías de callar madre, mas tú nunca has sentido amor por mi padre.

-¿¡Qué estás insinuando Dorothy!? Le gritaba mientras le abofeteaba.

El verano se acabó y ella entró en la universidad y se me ocurrió ir en su busca, me vio gracias a su amiga Anéri la cuál siempre apoyó nuestro noviazgo y fue la que pudo contarme donde se encontraba y cómo estaba en cada momento. Dorothy vino hacia a mí y lo primero que hizo fue arropar mi cuerpo con sus brazos y decirme: -Te he echado de menos, quiero estar hoy, mañana y siempre a tu lado. Fuguémonos y vivamos éste amor donde nada ni nadie nos pueda nunca más separar.

Así fue, nos marchamos a mi casa, y una vez allí, quisimos darnos prisa en partir al mar, pero no dio tiempo a nada. Su padre junto con la policía ya habían llegado y la agarraron de los pelos rastreándola por el suelo de mi casa, ella se intentaba escapar de las manos de aquellos policías y su padre se acercó a mí, y comenzó a pegarme patadas dejándome tirado en una esquina. Esa fue la última vez que la pude ver, la última vez que pude ver su mágica sonrisa.

Ella fue trasladada de nuevo a otro lugar y allí estuvo trabajando en una empresa multinacional y conoció a su difunto marido. Llegó la guerra y yo tuve que marchar a luchar y defender mi país, hubo muchos muertos y perdí a grandes amistades. Llegué a mi casa y mi padre me dejó en herencia un cheque con el dinero que necesitaba para comprar la casa de los sueños y el barco que hoy poseo. La pérdida de mi padre fue otro de los mayores palos que la vida me dio. Yo construí la casa tal y como le prometí a Dorothy. Nunca pude olvidarle, mi vida desde aquel día dio un giro enorme, comencé a zarpar y en uno de mis viajes la conocí a ella, Meláh mi difunta mujer, una hermosa mujer con un corazón que no le cabía en el pecho. Tuvimos un hijo al cual lo llamamos Víctor, nunca pude olvidarme del todo de la joven Dorothy, pero pude salir adelante gracias a mi Meláh y mi hijo Víctor. Surcamos los mares durante años, hasta que en una tormenta los perdí. Mi vida parecía que estaba maldita, el destino siempre se dedicó en apartarme de toda la gente que amaba. Decidí arroparme a la bebida y me encerré en un pozo de dolor y melancolía hasta que una noche apareció Víctor y sus compañeros.

Quién me diría que ellos iban a ser mi nueva familia. Desde el primer momento en el que lo vi, sentí como si fuera parte de mi ser, en él podía ver la fuerza que mi hijo poseía. Quizá por eso me aferré a él y le tomé el cariño de un padre. Un padre que nunca tuvo, porque lo que tuvo nunca podrá ser llamado padre. Comenzamos un nuevo viaje en el cual vivimos muchas cosas, hasta que un día el destino nos volvió a unir y Dorothy apareció de nuevo en mi vida, el destino lo hace y lo deshace cuando le apetece. El día en el que Víctor murió en aquel acantilado, yo sentí la necesidad de entregarle un obsequio que en su momento nunca pude entregarle. Nunca tuve la fuerza y el valor de devolverle lo que en su momento perdió. Pero desde que lo hice todo cambió ella se aferró al pasado y al dolor. ¿Qué significará aquella piedra? Continuamos nuestro viaje y conseguimos recolectar la última planta para preparar el brebaje que salvaría a Uriel y a Edgar. Durante varias noches me asomaba a la proa del barco y veía la imagen del joven Víctor y sentía que estaba cerca de mí, miraba al mar y podía sentir que estaba más cerca que nunca. La luna en el celeste azul me arropaba con sus hermosos rayos celestiales.

Tras acabar el viaje nos volvimos para casa a entregar el antídoto que salvaría al joven Uriel y al joven Edgar. Pero no dieron respuesta alguna, y aquí estamos hoy en casa, caminamos cual desconocidos, sin apenas hablar. Todo a cambiado, tengo miedo de que éste amor haya cesado. No quiero admitir mi soledad, tengo miedo de salir y ver que todo acabó.

Cogí una hoja de papel y comencé a escribir:
No quiero admitir mi soledad, pero tengo que marchar, a donde vengo, se me acaba el tiempo, y quiero despedirme aunque sea mediante nota, sé que no estás bien y necesitas descansar, tengo que alejar éstos demonios que se esconden tras las sombras, no quiero admitir más que mi destino es estar solo, por eso, sólo quiero agradecerte el que hayas aparecido de nuevo en mi vida, pero ya es hora de partir.
Te quiero.”
Dejé la nota en una botella en la cual se encontraba un barco en su interior y comencé a andar hacia el mar.

Dorothy y Emily bajaron hacia la planta de abajo y notaron un gran destello de luz que venía de la cocina. Al abrir la puerta del jardín me vieron caminar hacia el interior de aquel mar, gritaron mi nombre pero ya era tarde. Me giré, sonreí y entre la espuma del mar desaparecí cual suspiro. A los pies de Dorothy una botella apareció, en ella un barquito había en su interior junto con una carta. Al leerla rompió en lágrimas de tristeza pero a la vez de felicidad. Sabía que pronto y en algún otro lugar nuestras almas algún día volverían a unirse. Y Surcarían los mares cual delfín bajo la luna.